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La baja inflación en la eurozona se come las ganancias de competitividad vía salarios
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LA CAÍDA DE Sueldos NO COMPENSA EL DIFERENCIAL

La baja inflación en la eurozona se come las ganancias de competitividad vía salarios

La baja inflación está teniendo efectos benéficos sobre la economía, en particular sobre el ahorro. Pero su influencia sobre la competitividad es escasa

Foto: Jean-Claude Juncker (d), conversa con el ministro de Economía español, Luis de Guindos (Efe)
Jean-Claude Juncker (d), conversa con el ministro de Economía español, Luis de Guindos (Efe)

La baja inflación que registra España -el IPC continúa anclado en el entorno del 0,2% y el deflactor del PIB en el 0,4%- tiene efectos benéficos sobre la economía, en particular sobre el ahorro. Pero, paradójicamente, su influencia sobre la competitividad es muy limitada. Casi nula. Hasta el punto de que España, pese a la devaluación interna derivada de una significativa caída de los salarios reales y de la pérdida de empleo, apenas mejoró el año pasado su capacidad de competir en los mercados internacionales vía precios.

Un dato lo acredita. En el conjunto del año 2013, el Índice de Tendencia de la Competitividad (ITC) frente a los países de la eurozona creció 0,4 puntos porcentuales (hasta los 102,8 puntos), Incluso, la pérdida fue algo mayor (0,8 puntos) frente al conjunto de la Unión Europea, hacia donde se dirigen más de las dos terceras partes de las exportaciones españolas. Como reconoce Economía, “en el conjunto del año 2013 el ITC refleja una pérdida de competitividad vía precios frente los países de la eurozona y vía tipo de cambio en el resto de los países”.

En sentido inverso a lo que ha sucedido con los precios, los costes laborales unitarios (CLUs) cayeron un 3.1% en el primer trimestre en términos anuales; un 2,5%, en el segundo, y un 1,9%, en el tercero. Después de haber descendido un 3% en 2012. En la eurozona, por el contrario, los costes laborales avanzaron un 1,3% en media anual. Pese a ello, mejoró su competitividad.

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La causa de este comportamiento de la competencia exterior tiene que ver fundamentalmente con la evolucióndel IPC, pero también con la apreciación del euro respecto de las divisas que no forman parte de la moneda única. En el conjunto del año 2013, la inflación media en España y en la zona euro se situó en el 1,4%, por debajo del 2,5% en Holanda o del 1,5% de Alemania, pero por encima del 1,2% en Italia, del 1,1% en Bélgica o del 0,9% en Francia. Mientras que Portugal presentó un descenso medio del 0,1%.

Pérdida de competitividad

Si lo que se calcula es el valor de las exportaciones españolas y no sólo el IPC, el resultado es similar. El índice de tendencia de la competitividad frente a la zona euro aumentó un 0,9% en el tercer trimestre Esta pérdida de competitividad (un incremento de la tasaen realidad supone un decremento de la capacidad de competir) se debe al aumento del índice de precios de exportación en la misma cantidad.

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¿Qué significa esto? Pues que la contención salarial -para ganar competitividad- está siendo en buena medida neutralizada por el hecho de que también en la Unión Europea la inflación se mueve en niveles históricamente bajos, pero sin haber tenido que hacer tan duro ajuste salarial y de empleo, salvo en Grecia, Chipre y Portugal, donde los recortes han sido también muy severos. En palabras del servicio de estudios del BBVA “este patrón es desafortunado”, toda vez que “hace más difícil el proceso de ganancias de competitividad y obstaculiza el proceso de desapalancamiento”. Sin apenas inflación, el PIB nominal no crece y la relación deuda/pib es más difícil de sanear.

La reducida inflación no parece que vaya a ser un fenómeno transitorio. Y de hecho, es lo que reflejan las bajas rentabilidades que hoy pagan los tesoros nacionales a la hora de financiarse. Portugal, por ejemplo, ya se financia por debajo del 5%, y España al 3,7%.

El BBVA, de hecho, prevé que la inflación media se sitúe en torno al 0,5% en 2014 y al 1% en 2015, lo que contribuirá a que el diferencial medio de inflación respecto a la zona del euro se mantenga favorable a España (alrededor de -0,4 puntos porcentuales en promedio). Es evidente que si no se hubieran reducidolos salarios, la pérdida de competitividad por esta víahubiera sido mayor. Pero también significa que en un contexto de baja inflación en los países delentorno económico de España (hacia donde se dirigela mayoría de las exportaciones), las ganancias de competitividad son más estrechas vía nóminas.

La baja inflación que registra España -el IPC continúa anclado en el entorno del 0,2% y el deflactor del PIB en el 0,4%- tiene efectos benéficos sobre la economía, en particular sobre el ahorro. Pero, paradójicamente, su influencia sobre la competitividad es muy limitada. Casi nula. Hasta el punto de que España, pese a la devaluación interna derivada de una significativa caída de los salarios reales y de la pérdida de empleo, apenas mejoró el año pasado su capacidad de competir en los mercados internacionales vía precios.

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