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Callejón sin salida para regenerar el sector eléctrico en plena guerra 'todos contra todos'
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la crisis del megavatio busca pacificador

Callejón sin salida para regenerar el sector eléctrico en plena guerra 'todos contra todos'

El sector eléctrico se desangra y sus actores, con tal de enarbolar su bandera, parecen dispuestos a asestarle sin dudar la última puñalada

Foto: El ministro de Industria, José Manuel Soria (Reuters)
El ministro de Industria, José Manuel Soria (Reuters)

El sector eléctrico se desangra y sus actores, con tal de enarbolar su bandera, parecen dispuestos a asestarle sin dudar la última puñalada. Y es que la radicalización de los discursos, tanto de políticos como de empresas, ha complicado de manera inusitada la salida digna que todos necesitan. Unos, de cara al electorado. Otros, para convencer a sus accionistas… y lavar su imagen pública. El ministro José Manuel Soria es el que más difícil lo tiene a priori, después de haber sembrado la sospecha de manipulación sobre las eléctricas y ahora verse rebatido por la CNMC. Claro que las compañías y su patronal, de la mano de Eduardo Montes, se han empeñado en cerrarle vías de escape y complicar cualquier posibilidad de pacto. La guerra de todos contra todos no beneficia a nadie.

De hecho, el primer eslabón que debe cerrarse –o romperse del todo– es la relación del ministro con las compañías. Soria, muy debilitado por los últimos acontecimientos, es visto por las empresas como un activo amortizado, un ministro de baja intensidad. Primero, porque saben –lo han comprobado ya en varias ocasiones– que la última palabra de cualquier negociación la tiene el ministro de Hacienda, Cristóbal Montoro. Y segundo, porque la montaña rusa verbal en que vive el político canario tal vez le haya hecho pasarse de frenada. ¿Tenía que hablar de manipulación respecto a la subasta? ¿No podía haberse limitado a citar fallas del modelo? ¿Por qué exponerse a una reprobación de la CNMC, que en su informe evitará hablar de manipulación? El silencio es oro.

Con o sin Soria, también han cobrado protagonismo en el sainete los hermanos Nadal, uno como secretario de Estado de Energía y otro como responsable de la Oficina Económica de Moncloa. Poderes en la sombra –y en la Comisión Delegada–, Alberto llegó al Ministerio para implementar la madre de todas las reformas, con el sector amenazando ruina. La crisis en marcha revela que su hoja de ruta, a priori una brillante aproximación intelectual a los problemas del sector al cambiar de raíz todo el modelo de primas a las renovables, ha quedado desfasada sin apenas entrar en vigor. Su deserción respecto a la reforma del pool y de la subasta Cesur –que hoy todo el mundo ve meridiana, incluido el Ministerio– le deja en evidencia. Este sí que hace bien en callar.

El presidente de la patronal de las grandes eléctricas, Eduardo Montes. (EFE)En el drama, las eléctricas también tienen que reflexionar. El presidente de la patronal, Eduardo Montes, no ha dejado pasar sin réplica ni una sola afirmación del ministro, al que ha acusado en repetidas ocasiones de demonizar a las compañías. En su debe, con sus razones, la falta de habilidad para ver el día después. Superado el entuerto, sus asociados afrontarán problemas similares, pero con las relaciones con Industria por los aires. Las dos grandes eléctricas –Endesa e Iberdrola– tampoco han ayudado a destensar los ánimos, al punto de lanzar sendas campañas publicitarias en las que, de forma didáctica, desglosaban los costes del recibo eléctrico y qué parte se iba en impuestos y otros peajes como las renovables. El nivel de enfrentamiento sólo complica el camino de regreso.

‘El pacificador’

Todos, aunque tal vez no lo merezcan por sus actos, parecen precisar un mediador externo que los siente para regenerar un sector estratégico para cualquier país. La vicepresidenta del Gobierno, Soraya Sáenz de Santamaría, ya medió en los anteriores conflictos entre Soria y Montoro. El Ministerio de Economía también puede jugar ese papel, ante la ausencia de un vicepresidente económico. Y todos tendrán que ‘tragar’. Por un lado, “es un secreto a voces que en el Ministerio de Industria no hacen la ola cuando pasa Ignacio Sánchez Galán –explican fuentes del sector–. Pero España necesita muchas empresas como Iberdrola. Es un error confundir los términos”. Y por otro, el tándem Soria-Nadal es,por ahora, lo que tienen por delante las compañías. Ambos disponen del BOE… Y no es poca cosa.

Ignacio Sánchez Galán.Como convidada de piedra, la citada Comisión Nacional de los Mercados y la Competencia, que va camino de superar con nota su primera reválida. En apariencia y en el inicio de la crisis brazo armado del Ejecutivo, su independencia y buen hacer quedará a salvo si –como ha adelantado este diario– el informe que publique el martes día 7 descarta una manipulación punible y centra su discurso en las fallas del modelo que el propio organismo –entonces Comisión Nacional de Energía (CNE)– venía denunciando desde hace años. Si el ministro hubiera rebajado levemente el tono de su discurso, podría apoyarse ahora en el análisis del supervisor. Dicho esto, la semántica todavía tiene un papel que jugar en el entuerto, una vez se conozca la letra pequeña del informe en que el regulador detalla las “circunstancias atípicas” que apreció en la puja.

La alternativa al acuerdo entre las partes la ofrecen los bancos de inversión, que han trufado toda la crisis eléctrica de mensajes sobre los riesgos regulatorios que se afrontan en España. Deutsche Bank no podía ser más explícitodespués de anunciar el Ejecutivo una subida de la luz del 2,3%. “Para nosotros,el marco regulatorio aparece con más incertidumbre que nuncay proporciona muy poca credibilidad a la reforma energética del Gobierno español”. Más recientemente, JB Capital Markets recordaba que “los beneficios para el país derivados de un menor coste de la energía durante el primer trimestre de 2014 podrían compensarse con el deterioro de la percepción de seguridad regulatoria por parte de los inversores internacionales”. Todo en plena campaña del Gobierno para vender brotes verdes y con los deberes por hacer. Al Ejecutivo le queda la asignatura pendiente de fijar un mecanismo de precios que el mercado –y los consumidores– reconozcan, admitan y estén en condiciones de pagar. No es poca cosa.

El sector eléctrico se desangra y sus actores, con tal de enarbolar su bandera, parecen dispuestos a asestarle sin dudar la última puñalada. Y es que la radicalización de los discursos, tanto de políticos como de empresas, ha complicado de manera inusitada la salida digna que todos necesitan. Unos, de cara al electorado. Otros, para convencer a sus accionistas… y lavar su imagen pública. El ministro José Manuel Soria es el que más difícil lo tiene a priori, después de haber sembrado la sospecha de manipulación sobre las eléctricas y ahora verse rebatido por la CNMC. Claro que las compañías y su patronal, de la mano de Eduardo Montes, se han empeñado en cerrarle vías de escape y complicar cualquier posibilidad de pacto. La guerra de todos contra todos no beneficia a nadie.

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