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Ex altos cargos del PSOE alientan una crisis en la élite de la Agencia Tributaria
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Ex altos cargos del PSOE alientan una crisis en la élite de la Agencia Tributaria

La enésima crisis en la cúpula de la Agencia Tributaria ha estallado. Y lo que es más importante: pone de relieve la inflación de cargos de libre de designación.

Foto: Funcionarios de la Agencia Tributaria. (EFE)
Funcionarios de la Agencia Tributaria. (EFE)

La enésima crisis en la cúpula de la Agencia Tributaria ha estallado. Y lo que es todavía más importante: ha puesto de relieve la inflación de cargos de libre de designación en el órgano encargado de controlar a las grandes empresas, pero también la politización que sufren algunas áreas de la Administración tributaria.

El detonante ha sido la destitución de la jefa adjunta de la Oficina Técnicade la Delegación Central de Grandes Contribuyentes, Dolores Linares, un cargo de confianza nombrado por el anterior Gobierno cuya sustitución, según algunas fuentes no identificadas, habría desencadenado una carrera de renuncias en su departamento (hasta seis). La Agencia Tributaria, sin embargo, no tiene constancia de ellas y limitalas supuestas dimisiones al jefe directo de la inspectora destituida, Ignacio Ucelay.

El sindicato de inspectores fiscales dio la voz de alarma a principios de esta semana, cuando envió a sus asociados una circularen la que sugería (sin poder acreditarlo con pruebas) que detrás de su “cese fulminante” se encontraban “razones adicionales con un sesgo ajeno a criterios técnicos”.

O lo que es lo mismo, que los responsables de Hacienda (sin identificar) habrían interferido para aplazar un recurso de reposición presentado por la cementera Cemex contra una sanción tributaria derivada de un acta de disconformidad. Y dado que se trataba de un puesto de confianza, el delegado central de Grandes Contribuyentes, Ignacio Huidobro, habría procedido a su destitución. La organización de inspectores, en todo caso, admitía que “la falta de pruebas (más allá de todos los comentarios y rumores vertidos) unida al silencio de los afectados, nos obligan a ser cautos, y a no manifestarnos en este extremo”.

Los inspectores aseguran que Huidobro dio instrucciones para que se produjera el aplazamiento (un hecho habitual en las negociaciones entre los grandes contribuyentes y Hacienda), pero la destituida se negó alegando que no había elementos nuevos respecto del anterior recurso. En todo caso, insisteel sindicato, “la inspectora cesada asegura no haber recibido ninguna instrucción en contra de dicho criterio”.

Un "calentón"

Según fuentes internas de la propia Hacienda, “alguien tuvo un calentón” por problemas de coordinación y destituyó de forma fulminante a la inspectora Linares, toda vez que se trata de un puesto de libre designación. Y ese “calentón” es el que habrían aprovechado, según otras fuentes, antiguos altos cargos de la Agencia Tributaria durante la época socialista para hacer “ruido” y denunciar una especie de “caza de brujas”. Y en concreto, se cita a Inmaculada Vela, cuyo último cargo fue directora de Loterías; Juan Manuel López Carbajo, último secretario de Estado de Hacienda de la era Zapatero, y Encarnación Vivancos, subsecretaria de Fomento en los tiempos de Magdalena Álvarez, vieja conocida de la casa desde que fue directora de inspección de la Agencia Tributaria. Los tres están asignados ahora a la unidad de grandes contribuyentes. Ayer no fue posible contactar con ninguno de los tres aludidos.

López Carbajo, último secretario de Estado de Hacienda de la era Zapatero.La destitución de la inspectora Linares, según esas fuentes internas de la propia Administración, se habría aprovechado para promover el escándalo y acusar a nueva la cúpula de la Agencia Tributaria (la anterior tuvo que dimitir por errores en la información sobre el patrimonio de la infanta Cristina) de no defender a los contribuyentes, sugiriendo un cierto favoritismo hacia Cemex.

El acta levantada contra la cementera mexicana abarca los años 2006 a 2009. Entre esas actas, hay una que asciende a 7,4 millones, pero hay otras de una cuantía mayor, toda vez que los fiscalistas de Cemex no están de acuerdo con los actuarios de la Agencia Tributaria sobre la cuantía del acta. El fondo del asunto tiene que ver con el hecho de que la cementera utiliza España como base de sus inversiones a nivel mundial, beneficiándose del tratamiento fiscal aprobado por anteriores Gobiernos. En los últimos años, sin embargo, se ha reducido la deducibilidad en el impuesto de sociedades de muchas operaciones, y lo que discrepan ambas partes es sobre cuándo entran en vigor los cambios legislativos. Los fiscalistas de Cemex, aseguran fuentes bien informadas, ni siquiera conocen la inspectora Linares, que trabaja en la oficina técnica.

El expediente en cuestión acusa a Cemex de simular una parte de los 7.410 millones que asegura tener en créditos fiscales, lo que conlleva una sanción del 15% del importe que minoren de sus impuestos. Una factura “monstruosa” según las fuentes citadas, que alcanza varios cientos de millones, lo que explica su importancia.

Esta oficina está fuertemente especializada, y eso es lo que explica que muchos de sus componentes sean de libre designación, ya que en la mayoría de los casos son abogados que no conocen la tramitación del expediente, sino que aplican una especie de principio de legalidad. Son, por así decirlo, la élite de los inspectores. La otra forma de entrar es por concurso de méritos (antigüedad o publicaciones).

Lo que ha sucedido en los últimos años es que, según la organización de inspectores, se ha abusado de la libre designación pese a ser un órgano eminentemente técnico.

La Agencia Tributaria aseguró ayer que el número de puestos de libre designación existente en la Agencia Tributaria para el colectivo de los Inspectores de Hacienda del Estado es el que se estima adecuado en cada momento, atendiendo al contexto en el que la Agencia desarrolla su actividad, y con el objetivo puesto, en todo caso, de alcanzar mayores niveles de “eficacia y eficiencia”.

La enésima crisis en la cúpula de la Agencia Tributaria ha estallado. Y lo que es todavía más importante: ha puesto de relieve la inflación de cargos de libre de designación en el órgano encargado de controlar a las grandes empresas, pero también la politización que sufren algunas áreas de la Administración tributaria.

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