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“España no tenía credibilidad con el problema del déficit sin resolver”
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ENTREVISTA AL PRESIDENTE DE ENAGÁS, ANTONIO LLARDÉN

“España no tenía credibilidad con el problema del déficit sin resolver”

El mundo energético sigue siendo una fuente constante de debate. Con la reciente y controvertida reforma regulatoria aprobada por el Gobierno aún sin detallar legislativamente, el

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“España no tenía credibilidad con el problema del déficit sin resolver”

El mundo energético sigue siendo una fuente constante de debate. Con la reciente y controvertida reforma regulatoria aprobada por el Gobierno aún sin detallar legislativamente, el presidente de Enagás, Antonio Llardén, participó esta semana en el Foro Alta Dirección que organiza El Confidencial en colaboración con la firma PwC. Durante el encuentro, este ingeniero industrial de formación, con una dilatada trayectoria profesional en esta industria, tanto desde el lado de lo público como desde el sector privado, realizó un análisis profundo y coherente sobre todo lo que ha ocurrido y abordó las nuevas incógnitas a las que se enfrenta el sector.

Para abrir boca, el presidente de Enagás, la antigua compañía pública que ejerce el monopolio como operador del sistema gasista, en la que el Gobierno todavía participa en su accionariado a través de la SEPI con un 5%, arrancó su intervención con cierto aire de relajación. Después de años de incertidumbre en torno al sector energético por culpa de los 25.000 millones de euros déficit de tarifa, hasta el punto de convertirse en un riesgo sintético y colocarnos en el punto de mira de los inversores, ante los que España había perdido toda credibilidad, Llardén celebra que por fin un Gobierno se haya decidido a afrontar de manera global esta cuestión.

Aunque aún falta para conocer la letra pequeña de la reforma, para este catalán, que en el mundo de la energía ha ocupado cargos de responsabilidad en Gas Natural y en la patronal Sedigas antes de recalar en Enagás (2007), la decisión de Industria se antoja capital si al menos consigue atajar la generación de déficit anual que por inercia soportaba el sistema, independientemente de la coyuntura económica. Otra cosa es el sacrificio que cada tecnología energética tenga que soportar, una pelea que se librará en las próximas semanas y donde los operadores tratarán de encajar su cuota de aportación para resolver el problema estructural. 

Respecto a la posible falta de un modelo energético en España, el presidente de Enagás se remonta a la hoja de ruta seguida durante los últimos quince años que nace en el plan aprobado en 2001. Entonces, con el país creciendo a ritmo vertiginoso y la economía en plena ebullición, se dibujó un escenario a corto y medio plazo en el que el sistema debía afrontar medidas para equilibrar su mix de generación, de manera que se evitaran riesgos de colapso como los que tuvo entonces por falta de capacidad. Y así nació la apuesta por el gas y las renovables que con el paso del tiempo ha terminado convirtiéndose en una parte del problema.

Dado que la desviación de aquellas previsiones son evidentes, Llardén tiene claro que donde mayor error se ha producido es en el peso de las renovables, sobre todo las solares, todavía hoy la tecnología menos eficientes, en el conjunto del sistema y por lo tanto su incorporación al mix ha sido el principal factor para hacer crecer el déficit de la tarifa. No obstante, también reconoce que las indicaciones para apostar por el gas y desarrollar ciclos combinados ha terminado dando pie a un sobredimensionamiento de esta tecnología, hasta el punto de alcanzar niveles de actividad por debajo del 20% y convertir en ruinosas las inversiones en estos activos.

En este sentido, el responsable de Enegás recuerda le necesidad de los ciclos combinados como garantes del sistema, sobre todo para dar respuesta flexible a los 40.000 MW renovables existentes, que sólo funcionan a un cuarto de su posibilidad. Sin embargo, el gas tiene asumido que la hibernación diseñada por el regulador para una quinta parte de la capacidad instalada de ciclos es una solución razonable y coherente, sobre todo en la medida en que no haga más rentable desmontar una instalación para revender la tecnología o reubicarla en otro mercado, como algunos operadores se han llegado a plantear ante el bajo uso de sus activos.

El operador gasista ha iniciado un proceso de internacionalización que le ha llevado ya a México y Chile

Para un esperanzado Llardén, la crisis ha cambiado de manera sustancial las bases del sector, hasta el punto de que la demanda eléctrica alcanzada en 2008 tardará mucho en volverse a repetir. Este contexto no ha impedido, sin embargo, que el consumo convencional de gas se haya recuperado, fenómeno que no se repite con el utilizado para generar electricidad. Las particularidades de este subsector han hecho que el Gobierno haya separado la revisión del sistema gasista, en el que la eficiencia de sus operadores y el proceso de liberalización (95% del consumo sin tarifa regulada) han contribuido a que existan menos imperfecciones.

Ante este contexto, hace tiempo que Enagás decidió abrirse camino fuera del mercado español, donde sus expectativas de crecimiento quedaron agotadas una vez instalada la crisis. Una vez que la compañía consiguió independizar su financiación del sistema bancario convencional, el operador gasista inició un proceso de internacionalización que le ha llevado ya a mercados como los de México o Chile. Para continuar esta senda, hace sólo unas semanas Llardén propició un nuevo organigrama directivo, destinado a consolidar su salto internacional. En el mercado doméstico, a pesar del nuevo marco, está casi todo hecho.

El mundo energético sigue siendo una fuente constante de debate. Con la reciente y controvertida reforma regulatoria aprobada por el Gobierno aún sin detallar legislativamente, el presidente de Enagás, Antonio Llardén, participó esta semana en el Foro Alta Dirección que organiza El Confidencial en colaboración con la firma PwC. Durante el encuentro, este ingeniero industrial de formación, con una dilatada trayectoria profesional en esta industria, tanto desde el lado de lo público como desde el sector privado, realizó un análisis profundo y coherente sobre todo lo que ha ocurrido y abordó las nuevas incógnitas a las que se enfrenta el sector.

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