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Sousa entrega la presidencia de Pescanova justo antes de que el juez fuerce su dimisión
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TERCERA VEZ QUE EL ADMINISTRADOR CONCURSAL PIDE LA DESTITUCIÓN

Sousa entrega la presidencia de Pescanova justo antes de que el juez fuerce su dimisión

Más vale perder la vida que morir en el intento. Algo así debió de pensar Manuel Fernández Sousa cuando ayer decidió presentar al consejo de administración de Pescanova su dimisión como

Foto: Sousa entrega la presidencia de Pescanova justo antes de que el juez fuerce su dimisión
Sousa entrega la presidencia de Pescanova justo antes de que el juez fuerce su dimisión

Más vale perder la vida que morir en el intento. Algo así debió de pensar Manuel Fernández Sousa cuando ayer decidió presentar al consejo de administración de Pescanova su dimisión como presidente. La salida del fundador, promotor y accionista de control del grupo pesquero estaba cantada después de que el administrador concursal, la firma auditora Deloitte, hubiera formalizado esta misma semana su tercera demanda judicial para desbancarle definitivamente de la presidencia de la compañía.

La continuidad de Fernández Sousa como presidente representaba un enigma para todos los agentes afectados en la suspensión de pagos del grupo gallego, en especial para los bancos que han tenido que salir al socorro de la empresa con la aportación de un crédito puente de 56 millones de euros. El Juzgado Mercantil número 1 de Pontevedra inhabilitó al presidente de todas sus funciones ejecutivas desde el mismo momento en que admitió el procedimiento concursal presentado el 15 de abril, pero no le privó de seguir ostentando el cargo en el que se ha mantenido hasta el día de ayer.

La destitución de Sousa se dio por descontada cuando Deloitte asumió a primeros de mayo la administración concursal de Pescanova a instancias de la CNMV, pero los responsables judiciales de la compañía entendieron que en un primer momento era mejor mantener a buen recaudo al presidente de la compañía. El propio titular de la empresa reiteró en aquellos momentos su afán de colaborar en la salvación de Pescanova e incluso presentó un recurso contra la decisión judicial que le había apartado de la gestión.

En los últimos dos meses y medio, los acontecimientos se han precipitado en contra del antiguo presidente de Pescanova, sobre todo después de que la Comisión de Valores disparase fuego a discreción contra la conducta de Fernández Sousa a través de una serie de expedientes sancionadores y la remisión a la Fiscalía de supuestas irregularidades en la venta de acciones de la compañía. Para más inri, el juez de la Audiencia Nacional Pablo Ruz ha admitido la querella presentada por Luxempart, fondo de inversión con sede en Luxemburgo y socio de Pescanova, en la que se acusa al fundador de Pescanova, a su hijo, su hermano y otros consejeros afines de haber falseado las cuentas de la empresa.

Todo este cúmulo de despropósitos motivó que Deloitte volviera sobre sus pasos para reclamar la inmediata destitución del presidente del grupo pesquero. Según ha podido saber El Confidencial, los actuales gestores de Pescanova reclamaron hasta dos veces al juez de Pontevedra Roberto de la Cruz que destituyera de manera formal a Fernández Sousa con el fin de aclarar la posición de los administradores concursales y dar un mensaje de coherencia a los mercados.

La situación patrimonial del grupo pesquero va a obligar a un importante proceso de reestructuración y no parecía lógico que los ajustes se abordaran con la presencia de Sousa dentro de la compañía. Sin embargo, el presidente de Pescanova consiguió superar los primeros ‘empujones’ y ha conseguido que su salida de la empresa se invista con la solemnidad de una dimisión que todavía causa cierto estupor en medios de la propia compañía, especialmente entre los empleados que siguen esforzándose día a día por mantener a flote sus puestos de trabajo.

La situación patrimonial del grupo pesquero va a obligar a un importante proceso de reestructuración y no parecía lógico que los ajustes se abordaran con la presencia de Sousa dentro de la compañía

Fernández Sousa comprendió que sus días estaban contados cuando la otra firma auditora, KPMG, hizo oficial el pasado día 10 el informe forense con todos los detalles de la actuación llevada a cabo por el antiguo equipo gestor de Pescanova. La ‘autopsia’ de las cuentas que presenta el grupo gallego demuestra que “las prácticas no han sido fortuitas, sino que fueron resultado de una planificación consciente que se ha venido realizando durante varios años”.

Se puede decir más alto pero no más claro y, en consecuencia, esta vez se antojaba muy complicado que el juez rechazase la tercera demanda de destitución presentada por Deloitte. En definitiva, Sousa ha preferido abandonar de manera voluntaria antes de verse expulsado con una ‘tarjeta roja directa’. El cese obligatorio estaba al caer y por eso el propio interesado adelantó en casi medio mes el consejo de Pescanova que se celebró ayer en Chapela Redondela (Pontevedra) y cuya convocatoria inicial estaba fijada para el próximo 31 de julio.

El dimisionario ha intentado ceder el testigo con el orgullo intacto, asegurando que su decisión ha sido adoptada “después de concluir el proceso de regularización contable” que él mismo se atribuye. En sus últimas palabras oficiales como presidente de Pescanova, Fernández Sousa ha vinculado también su marcha con la garantía de que Pescanova no será liquidada, tal y como es la intención de los actuales administradores concursales. Ni que decir tiene que la dimisión fue aceptada por unanimidad del consejo, que también convocó una Junta General de Accionistas para el próximo 12 de septiembre.

Más vale perder la vida que morir en el intento. Algo así debió de pensar Manuel Fernández Sousa cuando ayer decidió presentar al consejo de administración de Pescanova su dimisión como presidente. La salida del fundador, promotor y accionista de control del grupo pesquero estaba cantada después de que el administrador concursal, la firma auditora Deloitte, hubiera formalizado esta misma semana su tercera demanda judicial para desbancarle definitivamente de la presidencia de la compañía.