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El último 'Humphrey-Hawkins' de Bernanke
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DOBLE COMPARECENCIA DEL PRESIDENTE DE LA FED

El último 'Humphrey-Hawkins' de Bernanke

Ben Bernanke sigue descontando citas. El presidente de la Reserva Federal (Fed), el banco central de Estados Unidos, afronta la recta final de su mandato, que

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El último 'Humphrey-Hawkins' de Bernanke

Ben Bernanke sigue descontando citas. El presidente de la Reserva Federal (Fed), el banco central de Estados Unidos, afronta la recta final de su mandato, que expirará el próximo 31 de enero, de ahí que algunas de sus comparecencias adquieran ya un tono de despedida. Como, por ejemplo, las que protagonizará hoy y mañana ante la Cámara de Representantes y el Senado, respectivamente. Será su último Humphrey-Hawkins, nombre que reciben estas intervenciones como herencia de la ley -ya expirada- que desde 1978 obligó al presidente de la Fed a acudir dos veces al año al Congreso. Pero, desde luego, que sea la última no implica que vaya a ser un homenaje. La aún vulnerable recuperación económica y la incertidumbre con respecto a la retirada de los estímulos monetarios marcarán el cara a cara de Bernanke con los congresistas y los senadores.

En especial, tanto los políticos estadounidenses como los inversores de todo el mundo buscarán algo más de claridad en Bernanke. Querrán saber cuál de las dos versiones que ha mostrado el aún presidente de la Fed en las últimas semanas se aproxima más a la verdadera posición de la entidad. Primero, al término de la reunión de los días 18 y 19 de junio, dio a entender que se acercaba el momento de ir retirando los estímulos más excepcionales. Incluso anticipó un calendario para desmontar la tercera ronda de estímulos cuantitativos (QE3), activada en septiembre de 2012 y mediante la que viene dedicando, desde enero, 85.000 millones de dólares al mes a la compra de deuda pública e hipotecaria. Según declaró, el QE3 podría empezar a reducirse en el último trimestre de 2013 e interrumpirse por completo a mediados de 2014.

Este mensaje cogió a los inversores con el pie cambiado. Y como no lo esperaban, trataron de adaptar su ritmo a la nueva hoja de ruta de la Fed y se apresuraron, principalmente, a vender deuda pública norteamericana, con el consiguiente repunte de los rendimientos, que suben cuando el precio de los títulos baja. Las rentabilidades alcanzaron sus niveles más altos desde el verano de 2011 -con el bono a 10 años por encima del 2,7%- y se extendió la incertidumbre por el impacto que la caída de los precios podría tener en la cartera de bonos de los bancos y los inversores y por el que podría provocar el repunte de los intereses hipotecarios en el sector inmobiliario.

Para amortiguar esta respuesta, Bernanke se encargó, en primera persona, de matizar ese mensaje. En un discurso pronunciado el pasado miércoles, se esforzó en realizar dos precisiones. La primera, que la Fed sólo cambiará el paso si el mercado laboral afianza su mejoría y si la recuperación transmite mayores síntomas de fortaleza; y la segunda, que no es lo mismo frenar y detener los estímulos más excepcionales, como el QE3, que subir los tipos de interés. Estas palabras surtieron el efecto calmante pretendido: el bono norteamericano se mantiene cerca del 2,5% y en Wall Street el Dow Jones y el S&P 500 han marcado nuevos máximos históricos durante la última semana.

Sin embargo, y pese a esta reacción posterior, las dudas siguen ahí. Por un lado, por la sensación de que la Fed ha enviado mensajes contradictorios o, cuando menos, confusos con apenas tres semanas de diferencia. Y por otro, porque se ha puesto de manifiesto que la economía y los mercados se han acostumbrado a convivir con unos estímulos extraordinarios cuya retirada puede traer efectos secundarios peligrosos. "No se pueden retirar estas medidas monetarias sin poner en peligro lo conseguido en el terreno económico. Un círculo vicioso de difícil salida. ¿Qué resta? Esperar a una mayor clarificación por parte de la autoridad monetaria", analiza José Luis Martínez Campuzano, estratega de Citi en España. Esas aclaraciones constituirán la principal misión de Bernanke en las comparecencias de hoy -desde las 16 horas- y de mañana.

Dentro de esa mayor claridad, los representantes y los senadores también cuestionarán al presidente de la Fed por la recuperación, que sigue su curso, pero sin terminar de apuntalarse. Entre enero y marzo, la economía creció a una tasa trimestral anualizada del 1,8% y el Fondo Monetario Internacional (FMI) dejó claro en sus últimas previsiones que no cree que vaya a crecer mucho más rápido este año. De hecho, recortó sus pronósticos sobre Estados Unidos en dos décimas para este ejercicio, desde el 1,9 al 1,7%. En cuanto al empleo, la tasa de paro se encuentra en el 7,6%, un nivel elevado para los registros habituales de EEUU. Como referencia, la media en el último medio siglo se limita al 6,1%.

Al mismo tiempo, Bernanke podría enfrentarse a preguntas sobre la situación fiscal y la sostenibilidad de las cuentas públicas norteamericanas y sobre la independencia y la estrategia monetaria seguida por la Fed durante la crisis, más aún en un año como el actual, en el que el banco central estadounidense cumple 100 años. Y, por supuesto, afrontará alguna cuestión sobre su más que segura marcha -tal vez aproveche las comparecencias para confirmarla de forma oficial- y sobre quién puede ser su sustituto. O sustituta, porque la actual vicepresidenta, Janet Yellen, encabeza todas las quinielas.

Ben Bernanke sigue descontando citas. El presidente de la Reserva Federal (Fed), el banco central de Estados Unidos, afronta la recta final de su mandato, que expirará el próximo 31 de enero, de ahí que algunas de sus comparecencias adquieran ya un tono de despedida. Como, por ejemplo, las que protagonizará hoy y mañana ante la Cámara de Representantes y el Senado, respectivamente. Será su último Humphrey-Hawkins, nombre que reciben estas intervenciones como herencia de la ley -ya expirada- que desde 1978 obligó al presidente de la Fed a acudir dos veces al año al Congreso. Pero, desde luego, que sea la última no implica que vaya a ser un homenaje. La aún vulnerable recuperación económica y la incertidumbre con respecto a la retirada de los estímulos monetarios marcarán el cara a cara de Bernanke con los congresistas y los senadores.