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Draghi se planta: pasa la 'pelota' al tejado de los políticos y al Consejo Europeo de finales de junio
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RECLAMA MÁS MEDIDAS A LAS AUTORIDADES

Draghi se planta: pasa la 'pelota' al tejado de los políticos y al Consejo Europeo de finales de junio

El Banco Central Europeo (BCE) pudo recortar ayer los tipos de interés. Pero no lo hizo: los dejó en el 0,5%. Pudo reducir los intereses de

Foto: Draghi se planta: pasa la 'pelota' al tejado de los políticos y al Consejo Europeo de finales de junio
Draghi se planta: pasa la 'pelota' al tejado de los políticos y al Consejo Europeo de finales de junio

El Banco Central Europeo (BCE) pudo recortar ayer los tipos de interés. Pero no lo hizo: los dejó en el 0,5%. Pudo reducir los intereses de la facilidad de depósito, que están en el 0%, pero tampoco lo llevó a cabo. O poner en marcha medidas excepcionales para que el crédito fluya hacia las pequeñas y medianas empresas (pymes). Tampoco. Nada de nada, para decepción de los mercados. Se plantó. Dijo basta, con lo que prolongó el pulso que mantiene con las autoridades políticas para que ellas también pongan de su parte en la recuperación económica de la región. 

Esa tensión viene de lejos. El BCE espera más de los políticos. Que pongan orden en sus respectivas casas y adopten reformas. Y los políticos, conscientes del coste electoral y de imagen que implica adoptarlas, demandan a la entidad presidida por Mario Draghi que asemeje su estrategia a la de la Reserva Federal estadounidense o el Banco de Japón y emprenda más iniciativas contra la crisis. 

En este tira y afloja, la institución monetaria ha dado su brazo a torcer, incluso llegando al límite de sus competencias, en distintas ocasiones. Como en mayo de 2010, cuando activó un programa de compras de deuda pública en el mercado secundario (SMP); o como en septiembre de 2012, cuando relevó esta iniciativa por una segunda revisión mejorada que responde a las siglas OMT. Ayer, de hecho, Draghi no dudó en calificar el OMT como una "de las medidas más exitosas de los últimos tiempos". 

El núcleo más duro del BCE, encarnado ahora por el presidente del Bundesbank, Jens Weidmann, ha criticado estas maniobras por dos motivos principales. Por un lado, porque, desde su punto de vista, deben ser los países, con sus medidas, los que recuperen la confianza de los inversores; y por otro, porque aseguran que esos salvavidas generan precisamente la reacción contraria y frenan las reformas. 

"Preparado"... pero harto 

Pero lo poco gusta y lo mucho cansa. Y en otras ocasiones el BCE se harta y se planta. Como ayer. Con el Consejo Europeo esperando a finales de junio y cansado de que los acuerdos de otros cónclaves de los grandes líderes no terminen de aplicarse, Draghi jugó ayer al gato y el ratón. Utilizó su púlpito para anunciar que guarda varias balas en la recámara: tipos de interés más bajos, intereses negativos en la facilidad de depósito, compras de deuda respaldada por préstamos a las empresas (ABS)... Todo ello aderezado con el mensaje de que "está preparado" para actuar. Pero, como sostienen los expertos de Capital Economics, "parece que no tiene prisa para actuar"

Y no la tiene porque quiere que los políticos se mojen. Las alusiones al respecto fueron continuas. Y directas. Pim. "Más pasos decisivos para establecer la unión bancaria ayudarían a conseguir el objetivo" de reducir la fragmentación financiera, reactivar el crédito y reparar la transmisión de la política monetaria. Pam. "La consolidación fiscal es ineludible", afirmó primero, para luego lanzar un recado para España: pidió al Gobierno valentía para "reducir el gasto público improductivo y bajar los impuestos". Pum. Si esa consolidación fiscal se refuerza con "reformas estructurales" que mejoren "la competitividad, (...) ayudarían a generar oportunidades de empleo en un entorno de niveles de paro inaceptablemente altos". Ayer, de hecho, enfatizó la elevada trascendencia que el incremento de las exportaciones en países como Alemania, España e Italia pueden tener para propiciar una recuperación de la economía a final de año. 

El envite de Draghi está planteado. Y no es una cuestión nimia. Con la Eurozona en recesión y las restricciones de crédito y la fragmentación financiera impidiendo una auténtica unión monetaria, el precio de no actuar, cuando podría hacerlo, representa un lujo que la región no puede permitirse. Pero no quiere hacerlo solo. La pelota está en el tejado de los políticos. A ver cómo la juegan

El Banco Central Europeo (BCE) pudo recortar ayer los tipos de interés. Pero no lo hizo: los dejó en el 0,5%. Pudo reducir los intereses de la facilidad de depósito, que están en el 0%, pero tampoco lo llevó a cabo. O poner en marcha medidas excepcionales para que el crédito fluya hacia las pequeñas y medianas empresas (pymes). Tampoco. Nada de nada, para decepción de los mercados. Se plantó. Dijo basta, con lo que prolongó el pulso que mantiene con las autoridades políticas para que ellas también pongan de su parte en la recuperación económica de la región.