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El año que José María y Manuel dejaron de ser los hermanos Fernández Sousa
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EL PRESIDENTE DE ZELTIA SE DESVINCULO DE PESCANOVA EN 1996

El año que José María y Manuel dejaron de ser los hermanos Fernández Sousa

No se hablan. Ni siquiera actos familiares como la boda de alguno de sus sobrinos ha servido para recomponer puentes. Los hermanos Manuel y José María

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El año que José María y Manuel dejaron de ser los hermanos Fernández Sousa

No se hablan. Ni siquiera actos familiares como la boda de alguno de sus sobrinos ha servido para recomponer puentes. Los hermanos Manuel y José María Fernandez Sousa llevan vidas paralelas desde hace mucho tiempo. Hay quien se atreve incluso a señalar como el origen de ese distanciamiento se remonta a mediados de 1995, año en que José María, presidente de Zeltia, la farmacéutica origen del emporio familiar, abandonó el consejo de Pescanova, gobernada por José Manuel, por diferencias insalvables en la gestión de la otra joya del emporio empresarial heredado de su padre, el empresario y emprendedor gallego José Fernández López.  

Todo comenzó a principios de los años 30. En la localidad gallega de Porriño, los hermanos José y Antonio Fernández López heredaron el negocio familiar de exportación de ganado cuando sólo cumplían 27 y 25 años de edad. A pesar de las dificultades y miserias de la época, la pareja de emprendedores consiguió desembarcar en un embrionario negocio farmacéutico nacido de una escisión del laboratorio santiagués Miguel Servet, donde el catedrático Fernando Calvet y el doctor Obella Vidal habían trabajado en busca de preparados medicinales extraídos de un hongo (cornezuelo) parasitario de los cereales, en concreto del centeno.

El inicio de la Guerra Civil truncó el incipiente proyecto empresarial de los científicos. Con el catalán Calvet exiliado en Suecia, el galleguista Vidal consigue refundar el proyecto bajo la marca Zeltia en suelo portugués al tiempo que logra concesiones para sembrar plantas medicinales en la zona de Porriño. Allí topa con los hermanos Fernández López, a los que termina conociendo y convence para que se embarquen en un nuevo proyecto más ambicioso, que pasa por aprovechar los órganos de los animales sacrificados para obtener productos farmacológicos. Dicho y hecho, los cimientos del gigante Zeltia empezaban a fraguarse.

En menos de tres décadas, los hermanos lideran un gigante empresarial con genuino acento gallego. Desde esa posición privilegiada, José Fernández decide llevar su experiencia en el transporte refrigerado de carne al mundo del pescado. Era finales de los años 50. Para este reto, el empresario gallego reclutó al galleguista Valentín Paz Andrade, abogado, activista, escritor y a la sazón también experto como autor de Sistema económico de la pesca en Galicia. Juntos crean Pescanova en 1960, una compañía que revolucionó la industria pesquera gracias a la idea de incorporar el proceso de transformación y congelación a bordo del buque.

El relevo generacional

La segunda generación de los Fernández entró en acción en la década de los 80. Criados en el seno de una próspera saga y con estudios universitarios, los Fernández Sousa asumieron la gestión de los negocios familiares. Mientras el catedrático José María tardaría en tomar las riendas de Zeltia, el líder del clan dejó al mando de Pescanova a Manuel con 29 años. A partir de entonces, el joven heredero inicia una política expansiva al frente de la pesquera gallega que incluye hitos como la salida a bolsa en 1985, una plataforma necesaria para llevar al todavía negocio familiar por los caladeros de medio mundo, desde Sudáfrica a Nicaragua. 

Al tiempo que Pescanova se hacía grande, la figura de Manuel Fernández Sousa se hizo más fuerte y poderosa en Galicia, llegando a formar parte de los resortes económicos (Caixa Galicia) y mediáticos (La Voz de Galicia) que han articulado la comunidad gallega desde la Transición. Este reconocimiento social permitió al presidente de la pesquera gozar de interlocución directa con el poder político, que durante varias décadas copó José Manuel Fraga. Precisamente, gracias a la inestimable colaboración de la Xunta, la compañía pudo salvar su primer gran traspié financiero con una ayuda pública de 2.000 millones de pesetas y otro préstamo de 8.000.

El rescate encubierto permitió a Manolo evitar la maniobra hostil de la multinacional Unilever para adquirir una debilitada Pescanova. Había conseguido convertir la viabilidad de la compañía en una cuestión política, con la excusa de la galleguidad de por medio. Aunque la suerte jugó a su favor, la manera personalista de llevar la empresa provocó el progresivo arrinconamiento del número dos, Alfonso Paz Andrade, hijo del otro confundador, y el enfrentamiento con su hermano José María, que abandonó el consejo de administración y el accionariado de la compañía a través de la participaciones cruzadas que tenía a través de Zeltia.

Fue el principio del fin entre los dos hermanos y el comienzo de una nueva etapa empresarial para transformar Pescanova, que además de pescar por los mares de medio mundo se inició en el negocio de la cría en piscifactorías. El engorde del rodaballo, entre otras especies, se convirtió en el nuevo referente de la compañía. Durante los años del boom no hubo problemas para financiar su desarrollo, tanto vía crédito como con sucesivas ampliaciones de capital, una deriva que llegó a convertir a la amiga Caixa Galicia en propietaria de un 25%, así hasta que la desaparición de la caja afloró las miserias financieras de Pescanova.

No se hablan. Ni siquiera actos familiares como la boda de alguno de sus sobrinos ha servido para recomponer puentes. Los hermanos Manuel y José María Fernandez Sousa llevan vidas paralelas desde hace mucho tiempo. Hay quien se atreve incluso a señalar como el origen de ese distanciamiento se remonta a mediados de 1995, año en que José María, presidente de Zeltia, la farmacéutica origen del emporio familiar, abandonó el consejo de Pescanova, gobernada por José Manuel, por diferencias insalvables en la gestión de la otra joya del emporio empresarial heredado de su padre, el empresario y emprendedor gallego José Fernández López.  

Manuel Fernández de Sousa