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Del deseo a la realidad: el yen se deprecia hasta el cambio más bajo contra el dólar desde 2009
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SE DEBILITA HASTA LOS 97,3 YENES

Del deseo a la realidad: el yen se deprecia hasta el cambio más bajo contra el dólar desde 2009

Los deseos del Banco de Japón (BdJ) se están convirtiendo en realidad. El problema es que a lo mejor lo están haciendo demasiado rápido hasta para

Los deseos del Banco de Japón (BdJ) se están convirtiendo en realidad. El problema es que a lo mejor lo están haciendo demasiado rápido hasta para las propias autoridades niponas. ¿En qué consisten? En ver cómo el yen se está depreciando contra el resto de las divisas, que es precisamente lo que persigue tanto la institución monetaria como el Gobierno del primer ministro Shinzo Abe. 

Tras protagonizar ayer su mayor caída diaria desde 2008 contra el euro y el dólar, hoy vuelve a las andadas y ha vuelto a acelerar sus descensos conforme ha avanzado la jornada. La divisa nipona se deprecia un 1,9% contra el euro, hasta los 127 yenes, y un 1,3% contra el dólar, hasta los 97,6 yenes. Un dólar no compraba tantos yenes desde agosto de 2009 y el euro se encuentra en zona de máximos desde comienzos de 2010. Solo en las dos últimas sesiones, el euro se ha apreciado un 6,3% contra la moneda nipona y el dólar, un 5%. Desde septiembre, la revalorización de ambas divisas contra el yen ronda el 26% y la posibilidad de que se vea de nuevo el cambio de 100 yenes por dólar cada vez parece menos descabellada.  

La espectacular caída del yen es consecuencia de las no menos excepcionales medidas monetarias anunciadas ayer por el Banco de Japón. En la primera reunión con el nuevo gobernador de la entidad, Haruhiko Kuroda, la institución sorprendió al reforzar su programa de compra de deuda con la intención de meter más yenes en la economía. En concreto, se ha comprometido a imprimir entre 60 y 70 billones de yenes nuevos al año -entre 480.000 y 565.000 millones de euros al cambio actual- durante 2013 y 2014 mediante la adquisición de de distintos tipos de activos. 

Mediante esta masiva impresión de yenes, el BdJ persigue dos objetivos principales. El primero, fabricar inflación; es decir, intentar que los precios suban, después de que el país lleve más de una década sufriendo la deflación -caída general de los precios-. Y el segundo, reactivar una economía que lleva adormecida durante el último cuarto de siglo. 

Para ello, Kuroda confía en un doble efecto derivado de aumentar la oferta monetaria. Por un lado, espera que la mayor cantidad de yenes en circulación se traduzca en más consumo. Y por otro, aspira a que más yenes provoquen que cada uno de ellos sea más barato con respecto a otras divisas; es decir, pretende fomentar un debilitamiento de la moneda que, sobre todo, apoye las exportaciones del país. 

Los deseos del Banco de Japón (BdJ) se están convirtiendo en realidad. El problema es que a lo mejor lo están haciendo demasiado rápido hasta para las propias autoridades niponas. ¿En qué consisten? En ver cómo el yen se está depreciando contra el resto de las divisas, que es precisamente lo que persigue tanto la institución monetaria como el Gobierno del primer ministro Shinzo Abe.