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El Gobierno carga en renovables y distribución el ajuste de 4.000 millones en el sector eléctrico
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TAMBIÉN PLANEA RECORTES PARA EL TRANSPORTE Y EL CARBÓN

El Gobierno carga en renovables y distribución el ajuste de 4.000 millones en el sector eléctrico

El Gobierno no se casa con nadie y, en algunos casos, ni siquiera parece dispuesto a cogerse de la manita. Los bancos, las cadenas televisivas, los

Foto: El Gobierno carga en renovables y distribución el ajuste de 4.000 millones en el sector eléctrico
El Gobierno carga en renovables y distribución el ajuste de 4.000 millones en el sector eléctrico

El Gobierno no se casa con nadie y, en algunos casos, ni siquiera parece dispuesto a cogerse de la manita. Los bancos, las cadenas televisivas, los sindicatos, los trabajadores y también los jubilados, e incluso los colegios profesionales cubren de muescas la culata de ese vengador justiciero con toda la barba, implacable en la conquista de un interés general que la crisis ha convertido en incompatible con los derechos particulares de los agentes económicos. El sheriff Rajoy apunta ahora al mercado energético para recortar 4.000 millones en ámbitos como las renovables, el carbón, la distribución y el transporte. Y lo hace sin pelos en la lengua, aprovechando la inocencia novata del flamante secretario de Estado, Alberto Nadal, el hombre encargado de ponerle el cascabel a un sector de armas tomar que trata infructuosamente de defender sus privilegios como gato panza arriba. 

Durante todo el pasado ejercicio de 2012, el ministro de Industria, José Manuel Soria, ha venido bajando los humos a los grandes señores del kilovatio con medidas más o menos beligerantes, incluido el impuesto del 7% a la generación, que ahora deberán ser refrendadas en una reforma estructural orientada con una doble misión: liberalización y estabilidad regulatoria. Ahí es nada, una normativa para decretar la mayoría de edad en un segmento de actividad donde las leyes y las trampas han venido acomodándose al servicio de un modelo social basado en el subsidio, la presión de los lobbies empresariales y el compadreo político.

El Gobierno ha ido cortando a finas lonchas el salchichón de las multimillonarias ayudas recibidas por los distintos operadores energéticos, los convencionales de toda la vida y los que como las moscas de Samaniego han acudido durante los años de la abundancia al rico panal de miel de las subvenciones. El penúltimo tajo lo han recibido a principios de año las célebres renovables, con una nueva rebaja de su retribución que castigará especialmente a los propietarios y banqueros de esos huertos solares sembrados como setas por todo el territorio nacional.

Se acabó lo que se daba. En adelante el sistema de costes eléctricos será remunerado con arreglo a la evolución del mercado, sin que el regulador pueda nunca sentirse secuestrado a manos de sus regulados.

La sinfonía de recortes en serie, con tonos graves y agudos, alcanzará el do de pecho antes de que acabe el primer semestre de 2013 cuando Industria presente en sociedad esa reforma estructural que el PP viene anunciando desde que recuperó el poder hace ya quince meses. Como preludio de la que se avecina, el propio Alberto Nadal acaba de dar la nota en el Senado con una manifestación lapidaria que anuncia, en sus propias palabras, el final de las denominadas “retribuciones grabadas en piedra”. Se acabó lo que se daba porque en adelante el sistema de costes eléctricos será remunerado con arreglo a la evolución del mercado, con modelos revisables a medio plazo, sin que el regulador pueda nunca sentirse secuestrado a manos de sus regulados.

Un serio aviso a navegantes

El calentón del secretario de Estado deslizó una indirecta a la mandíbula de Endesa como aviso a navegantes de todos los que aspiren a socavar decisiones oficiales con el mando a distancia de sus poderes multinacionales. Al Gobierno le preocupa el viraje que el Estado italiano pueda imponer en su filial española, pero el aviso a navegantes está también dirigido con el deseo de evitar las tentaciones aventureras que puedan inducir a Iberdrola en busca de nuevos vientos. Las dos grandes compañías eléctricas, cada cual a su modo y a veces en orquestada función, han desafiado la autoridad ministerial forzando al límite la paciencia de José Manuel Soria en ese episodio galdosiano de la central nuclear de Garoña. El desacato se puede pagar muy caro porque Rajoy ha cerrado filas con el máximo responsable de la política industrial y la designación del gemelo Nadal como gobernador del sector energético viene a demostrarlo.

Alberto y su hermano Álvaro Nadal están convencidos que el sector eléctrico no puede irse de rositas de una crisis que ha dejado un quebranto de 30.000 millones de euros en torno a ese agujero negro definido como el déficit de tarifa (véase el gráfico). Un sistema perverso, en definitiva, que obliga a redefinir el modelo de gestión partiendo de una nueva identificación del mix de producción sin renunciar a ninguna fuente de generación pero asegurando la eficiencia de todas ellas tanto desde el punto de vista económico y medioambiental como de garantía en el suministro eléctrico. 

La reforma energética que se cocina en los fogones del Ministerio de Industria está ya a punto de caramelo y a buen seguro que no va a suponer ningún dulce para los operadores del sector. La tijera está afilada para recortar un mínimo de 4.000 millones de euros, que afectarán a las actividades de generación, así como también a las de transporte y distribución. En el primero de los campos de actuación, la asimetría entre la potencia instalada de 102.500 MW y la demanda punta establecida en torno a los 43.000 MW, es un argumento muy poderoso para los que critican la obesidad mórbida del sector.

Renovables, ciclos combinados y carbón

El mercado energético está empachado y requiere una cura de adelgazamiento que equilibre la oferta a las necesidades reales del país. Más si cabe teniendo en cuenta que la mayor parte del crecimiento se ha producido con el apoyo de las muletas del Estado. Los nuevos responsables de la política sectorial tienen muy clara la obligación de adaptar las primas del llamado régimen especial de renovables, que en 2012 registraron una desviación de 1.200 millones de euros, hasta alcanzar un importe desproporcionado de 8.400 millones. En 2013 están previstos otros 9.100 millones de euros que Alberto Nadal no está dispuesto a sufragar.

El recorte de las renovables permitirá en paralelo solucionar en parte el grave problema de los ciclos combinados de gas, que fueron la estrella de la planificación energética en la era de la abundancia y que ahora se han convertido en simple mecanismo de seguridad o back-up, cuya operatividad ni siquiera cubre los costes fijos. Los ciclos combinados fueron construidos a golpe de talonario para trabajar entre 5.000 y 6.000 horas al año y ahora sólo lo hacen, como máximo, 1.000 horas, aprovechando además las restricciones técnicas del sistema. 

Otro claro objeto del deseo y necesidad de ajuste apunta a la subvención multimillonaria que recibe la producción de carbón nacional. España se ha gastado 24.000 millones de euros desde 1990 en esta fuente energética que las eléctricas utilizan con mayor profusión desde que, en 2010, se habilitó un sistema de bonificación que, además de ampliar la factura para el Gobierno, no ha hecho más que incrementar un 29% las emisiones de CO2 en 2011 y un 11% adicional en 2012.

El dislate de la estructura de costes eléctricos se nutre además con el panículo adiposo de las tarifas de acceso, los desvíos, las restricciones y demás grasa que obligan al consumidor a pagar tres veces el precio real en el mercado mayorista, estimado ahora en 54 euros por MW/hora. De ahí que los sastres encargados del corte y confección de la reforma energética estén pensando en dar un nuevo viaje a la retribución del transporte y distribución aprovechando la mayor influencia política que el Ministerio de Industria tiene con Red Eléctrica y Enagás.

El desafío de las grandes eléctricas y la TUR

Las primeras tomas de la nueva corriente eléctrica se han lanzado sobre el mercado extrapeninsular de Canarias y Baleares. Endesa está a punto de perder su secular monopolio en las islas en una decisión que ha hecho tentarse la ropa también a Iberdrola por lo que pueda pasar después en la península. El Gobierno no va a consentir ni media fisura a las dos grandes eléctricas del Ibex que deberán reorientar en las próximas semanas su estrategia beligerante con el Ministerio de Industria y atenerse a las consecuencias de una reforma que necesariamente va destinada hacia un plan de liberalización efectiva dentro del sector.

El Gobierno se plantea rebajar de 10 a 5 kilovatios de potencia el listón de la TUR que ahora cobija a 20 millones de hogares. El objetivo final es asegurar un precio político exclusivamente para los llamados clientes vulnerables

La tarifa protegida, eso que se ha dado en llamar la TUR (Tarifa de Último Recurso), tendrá que ser modificada tarde o temprano, dependiendo de la mayor o menor colaboración que adopten los operadores del sistema para establecer una oferta equitativa y ajustada a la nueva demanda. El Gobierno se plantea rebajar de 10 a 5 kilovatios de potencia el listón de este refugio que ahora cobija a 20 millones de hogares en España. El objetivo final es asegurar un precio político exclusivamente para los llamados clientes vulnerables por lo que el resto de consumidores tendrán que buscarse la vida en negociaciones a cara de perro con las comercializadoras.

La desregulación es un elemento esencial de cualquier reforma que se precie pero antes de modificar comme il faut las relaciones entre los diferentes sujetos del sistema, el Gobierno quiere poner a prueba la disposición del sector. El recibo de la luz es una pieza costumbrista dentro del paisaje social en España y en momentos de clara fragmentación económica puede dar todavía muchos calambres a poco que al electricista se le crucen los cables.

El Gobierno no se casa con nadie y, en algunos casos, ni siquiera parece dispuesto a cogerse de la manita. Los bancos, las cadenas televisivas, los sindicatos, los trabajadores y también los jubilados, e incluso los colegios profesionales cubren de muescas la culata de ese vengador justiciero con toda la barba, implacable en la conquista de un interés general que la crisis ha convertido en incompatible con los derechos particulares de los agentes económicos. El sheriff Rajoy apunta ahora al mercado energético para recortar 4.000 millones en ámbitos como las renovables, el carbón, la distribución y el transporte. Y lo hace sin pelos en la lengua, aprovechando la inocencia novata del flamante secretario de Estado, Alberto Nadal, el hombre encargado de ponerle el cascabel a un sector de armas tomar que trata infructuosamente de defender sus privilegios como gato panza arriba.