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El patriarca de Eulen blinda el núcleo duro para zanjar su lío hereditario 'Gran Reserva'
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PASA EL 60% DEL CAPITAL A UNA SOCIEDAD COMPARTIDA CON UNA HIJA

El patriarca de Eulen blinda el núcleo duro para zanjar su lío hereditario 'Gran Reserva'

El culebrón real que protagoniza la familia Álvarez por el control de Eulen cobra nueva vida, como si de la ficción televisiva ‘Gran Reserva’ se tratara.

Foto: El patriarca de Eulen blinda el núcleo duro para zanjar su lío hereditario 'Gran Reserva'
El patriarca de Eulen blinda el núcleo duro para zanjar su lío hereditario 'Gran Reserva'

El culebrón real que protagoniza la familia Álvarez por el control de Eulen cobra nueva vida, como si de la ficción televisiva ‘Gran Reserva’ se tratara. El pasado 28 de diciembre, en la junta general de accionistas extraordinaria celebrada a petición de varios hijos disconformes con la sucesión dispuesta por su progenitor, el patriarca del clan, el empresario y fundador David Álvarez, procedió a formalizar el blindaje del 60% del capital de la compañía, una participación que le garantiza el mando, junto a su hija María José Álvarez, frente al bando encabezado por el grupo de cinco hijos que le disputa el cetro.

A partir de ahora, la mayoría accionarial de Eulen descansa en la firma instrumental Daval Control, cuyo propio nombre, con las iniciales del progenitor, deja bien a las claras cuál es el fin para el que se constituyó esta sociedad en septiembre de 2012. De acuerdo a su objeto social, está destinada a la tenencia, adquisición enajenación y administración de acciones y participaciones sociales, tanto nacionales como extranjeras, y sus administradores solidarios son el propio David Álvarez y su hija María José Álvarez, que han traspasado el 51% y el 7% que poseen, respectivamente.

De esta forma, a sus 85 años, el patriarca de la familia pretende asegurarse de que el futuro de la compañía dependa de su voluntad, en cuyos planes podría estar ceder el testigo a su hija, actual vicepresidenta de Eulen y el único de sus siete herederos al que ha incorporado a la sociedad instrumental de control, aunque también cuenta con el apoyo a sus tesis de su hijo Jesús David. El resto de los vástagos sigue excluidos de los órganos de poder a pesar de ostentar cerca del 35%, ya que la compañía matriz disolvió su consejo de administración y está regida por dos administradores solidarios.

Precisamente, esta situación ha provocado también una decisión controvertida en el seno familiar, como ocurre con el clan Cortázar en la ficción televisiva, que ha dado pie a una nueva serie de reproches. Esta vez también es por dinero, aunque en cantidades menores, ya que se corresponde a las retribuciones que David Álvarez y su hija María José Álvarez se han puesto (1,7 y 0,4 millones de euros, respectivamente) en condición de administradores solidarios de Eulen, cantidades que suman a los sueldos que ya cobran como presidente (0,8 millones)  y vicepresidenta (0,6 millones).

De acuerdo con a la versión oficial, el cambio en el sistema de retribución a los administradores no supone ninguna modificación del montante total de las cantidades que ya percibían de las distintas filiales de Eulen, simplemente se ha procedido a una simplificación. Aunque así fuera, sin embargo, el resto de hermanos está molesto al ver cómo la parte minoritaria de la familia, pero con mayoría accionarial, consigue asignarse retribuciones con cargo a la compañía que ellos ya no perciben, ni como consejeros, porque dejaron de serlo, aunque sí como accionistas, ya que hay pago de dividendos.

La saga de los Álvarez Mezquíriz, propietarios además de importantes negocios vitivinícolas (Vega Sicilia, Bodegas y Viñedos Alión, Bodegas Pintia) y agropecuarios (Valles del Esla), actividades agrupadas en la sociedad patrimonial El Enebro, vive enfrentada desde que hace tres años cinco de los hijos, con mayoría en el consejo de administración de Eulen, trataran de remover a su padre de la presidencia. El premeditado golpe quedó abortado y devino en un monumental lío judicial que ha dividido a la familia, enfangada  ahora en los tribunales por disputarse un negocio de 1.300 millones.

El culebrón real que protagoniza la familia Álvarez por el control de Eulen cobra nueva vida, como si de la ficción televisiva ‘Gran Reserva’ se tratara. El pasado 28 de diciembre, en la junta general de accionistas extraordinaria celebrada a petición de varios hijos disconformes con la sucesión dispuesta por su progenitor, el patriarca del clan, el empresario y fundador David Álvarez, procedió a formalizar el blindaje del 60% del capital de la compañía, una participación que le garantiza el mando, junto a su hija María José Álvarez, frente al bando encabezado por el grupo de cinco hijos que le disputa el cetro.