Iberia cree que no habrá segundo laudo con el Sepla y rechaza a Montalvo como árbitro

Iberia considera que Jaime Montalvo está “contaminado objetivamente” para ejercer de nuevo como árbitro en el conflicto planteado por el Sepla sobre la filial Iberia Express creada para operar en el segmento de bajo coste. Esta es la conclusión principal del dictamen elaborado por Federico Durán, socio del área laboral de Garrigues y asesor externo de la antigua compañía española de bandera.

El informe preparado por el catedrático de Derecho del Trabajo considera que la sentencia dictada el pasado 5 de noviembre por la Audiencia Nacional contra el laudo de Jaime Montalvo no permite abordar ni siquiera un nuevo arbitraje en tanto en cuanto no se produzca una decisión al efecto por parte del Consejo de Ministros como máximo órgano colegiado del Gobierno. Durán establece un claro distingo para interpretar el sentido de la resolución adoptada por los tribunales. En su opinión, la Audiencia no ha anulado el fallo del árbitro, sino que lo ha declarado nulo, lo que viene a significar que el laudo “nunca ha existido”.

A partir de esta consideración de base, el dictamen pone de manifiesto que la única posibilidad de proceder a un nuevo arbitraje pasa por retrotraer el conflicto de Iberia Express a su posición de origen. El Sepla tendría, por lo tanto, que interponer una nueva denuncia contra la empresa filial forzando un proceso adicional de negociaciones que, en caso negativo, obligaría a una eventual intervención por parte del Gobierno a través del Ministerio de Fomento, que dirige Ana Pastor.

La sentencia judicial señala, no obstante, la obligación de repetir el laudo, pero para eso es necesario previamente poner en marcha un nuevo proceso administrativo desde su inicio, y con todas las consecuencias. Todo ello explica que este segundo arbitraje esté aún en el aire y que nadie en Iberia garantice que vaya a llevarse a cabo en un futuro más o menos inmediato.

El Sepla cede la iniciativa de la huelga a los otros sindicatos

El Sepla prefiere no darse por aludido y se mantiene en posición de espera vinculado al conflicto con Iberia Express, lo que le permite, por otra parte, quedar al margen de la huelga convocada por el resto de sindicatos sobre el llamado Plan de Transformación de la matriz Iberia. Los pilotos han jugado sus cartas con la habilidad que les acredita desde hace años, dejando que sean los trabajadores de tierra y los tripulantes de cabina los que lleven la iniciativa a la hora de hacer frente al proceso de metamorfosis que está impulsando International Airlines Group (IAG) en su filial española.

La multinacional hispano-británica ha puesto sobre la mesa de negociación un recorte de 4.500 trabajadores: 3.000 de tierra, 900 tripulantes de cabina y 600 pilotos. Pero más allá de la distribución de los excedentes laborales, la pirámide de edad de la plantilla de Iberia favorece el tratamiento menos traumático del personal de tierra, por lo que la batalla más dura se concentra en las discusiones con los pilotos, a los que también se exige un recorte estructural de salarios de casi un 50%.

IAG ha dado de plazo hasta el 31 de enero para cerrar un pacto que, de momento, parece harto complicado. En su defecto, la estrategia de la multinacional apunta a un ERE con un mínimo de 7.000 despidos, junto a la reducción a la mitad de las operaciones de Iberia a partir del año que viene.

El órdago ha causado estupor en medios gubernamentales, donde denuncian que la dirección de la empresa no termina de presentar un verdadero plan de futuro que permita confiar en el futuro de la aerolínea española: “Es verdad que nos encontramos en una situación límite, pero lo que no se puede hacer es abordar un ajuste de esta naturaleza a 3.000 kilómetros de distancia”, aseguran en fuentes oficiales señalando directamente a Willie Walsh como máximo ejecutivo de IAG y responsable último de la reestructuración de Iberia.