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La crisis frena en seco la globalización, que retrocede a niveles de 2005
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ESPAÑA, EN EL PUESTO 25 EN EL ÍNDICE DE CONECTIVIDAD GLOBAL DE DHL

La crisis frena en seco la globalización, que retrocede a niveles de 2005

La globalización se ha frenado en seco y ha retrocedido a los niveles de 2005, tras alcanzar su máximo justo antes del estallido de la crisis,

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La crisis frena en seco la globalización, que retrocede a niveles de 2005

La globalización se ha frenado en seco y ha retrocedido a los niveles de 2005, tras alcanzar su máximo justo antes del estallido de la crisis, según el índice de conectividad global de DHL que incluye a 140 países. Detrás del dato hay mucho más y los números y el incremento del proteccionismo que ha provocado la crisis supone un lastre para la mejora económica y el desarrollo social, destacan los expertos.

El índice de conectividad global se basa en cuatro pilares: las exportaciones de bienes, los flujos de capital, de personas y de información, que a nivel global y de forma general han caído.  Se entiende la conectividad global como la profundidad y la amplitud de la integración de un país con el resto del mundo de acuerdo con su participación en los flujos internacionales de productos y servicios, capital, información y personas.

"Estamos mucho menos globalizados de lo que la gente se imagina", explica Pankaj Ghemawat, profesor del IESE Business School y autor del informe de conectividad global 2012 de DHL. Sólo el 2% de las llamadas del mundo son internacionales, porcentaje que no pasa del 3-4% si se incluyen las llamadas a través de Internet. Según los datos recogidos en el informe, la inversión directa en el conjunto del mundo representa solo el 10% y las exportaciones, el 20%.

El estudio concluye que hemos retrocedido siete años en este sentido y a pesar de los avances -a nivel global- que ha habido en 2009. Eso es ya una tendencia, según Ghemawat. "Es algo preocupante", asegura. Además, añade: "Si en 2008 me hubieran dicho que la globalización se iba a frenar durante cinco, seis o quién sabe cuántos años, me habría sorprendido mucho".

El estudio reconoce que en las exportaciones sí ha habido una mejoría, algo que se explica, según Rafael Pampillón, profesor del IE Business School, porque, pese al incremento de las políticas proteccionistas en épocas de crisis, para empresas como las españolas, con un mercado interno caído, la única salida es vender en el exterior e internacionalizarse.

La falta de conexión global es una amenaza para el desarrollo, en opinión de Ghemawat. "Hay miles de millones de dólares de ganancia potencial si se consigue una integración más profunda", afirma. "Reforzar las conexiones entre los países ofrece una gran ayuda para la recuperación económica", señala. Todos los países se beneficiarían de un mayor nivel de integración, destaca el informe.

La globalización, un fenómeno que surgió en la década de 1990 ha contado con muchos detractores y en la década pasada estalló el movimiento antiglobalización, que abarcaba un amplio conjunto de organizaciones y activistas, realizó protestas de forma continua con cada reunión del Banco Mundial o del Fondo Monetario Internacional. Los antiglobalización consideran que este proceso beneficia a las grandes multinacionales y a los países ricos.

Frente a los que dicen que la globalización es mala, el profesor del IESE señala: "El miedo a la globalización se basa en exageraciones y es algo histórico, es el miedo a lo desconocido. "Los beneficios superan con creces los inconvenientes", destaca Ghemawat.  

Ghemawat pone como ejemplo el campo educativo: una mayor interconexión entre todos los países y actores globales favorece las oportunidades de acceso a la educación de los "niños olvidados por el sistema". Por su parte, Frank Apple, consejero delegado de DHL enfatiza que un mejor nivel de conexión implica una mayor transparencia y es la mejor arma contra la corrupción en algunos países.

Europa es la más globalizada; España, en el puesto 25

Europa sigue siendo la región más conectada globalmente en los cuatro aspectos que se miden en el estudio -flujos de capital, de información, de bienes y servicios y de personas-. Nueve de los diez primeros países -de los 140 de los que se tienen datos- son del Viejo Continente. Holanda lidera el índice, seguida por Singapur, Luxemburgo, Irlanda y Suiza. Los últimos de la lista, Burundi, la República Centroafricana y Ruanda.

España se queda un poco atrás. Ocupa el puesto 25 en el índice de conectividad, por detrás de países asiáticos como Hong Kong, Corea del Sur, Tailandia y Malasia y de los principales socios comunitarios. Eso sí, ha avanzado dos puestos respecto al año pasado. Dentro de los países europeos, es el número 16. La conectividad de España ha fluctuado desde 2005, señala el informe: subió hasta 2005, pero después ha caído, pese a que se recuperó parcialmente entre 2010 y 2011 no ha vuelto a los niveles de hace siete años. La mejoría ha sido, como en el resto de países desarrollados, en el área del comercio.

En el caso de España, como le sucede a otras economías desarrolladas, destaca más por la amplitud de sus conexiones al exterior que por la profundidad de las mismas. Es decir, en lo que se refiere a cómo de lejos llegan los bienes y servicios que exporta o las inversiones que realiza, ocupa el puesto decimosegundo del mundo. Mientras que en la cantidad de productos, personas e información cruzan las fronteras se sitúa más abajo en el ranking, en el puesto 64.   

La globalización se ha frenado en seco y ha retrocedido a los niveles de 2005, tras alcanzar su máximo justo antes del estallido de la crisis, según el índice de conectividad global de DHL que incluye a 140 países. Detrás del dato hay mucho más y los números y el incremento del proteccionismo que ha provocado la crisis supone un lastre para la mejora económica y el desarrollo social, destacan los expertos.

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