Ibercaja tendrá que integrar Caja3 sin ayudas al quedarse sin Unnim

Ibercaja es la entidad que queda más tocada tras la decisión del Banco de España de adjudicar Unnim a BBVA. Ahora se abren grandes incógnitas sobre su futuro, ya que se reducen drásticamente sus opciones para una operación en la que lleve la voz cantante. Y su continuidad en solitario también queda lastrada por la falta de tamaño. Pero además, se queda sin algo con lo que contaba: el EPA de Unnim para integrar no sólo a la caja catalana, sino también a la recién adquirida Caja3, que ahora tendrá que absorber 'a pulmón'.

"Ibercaja contaba con el EPA gubernamental para acometer su reestructuración completa, integrando Unnim y Caja3", explica una fuente  cercana a la entidad. "De hecho, la entidad consideraba que el haber adquirido otra entidad sin ayudas era un plus para ganar la puja por Unnim y que le concedieran el EPA", añade. De ahí la decepción que ha sufrido la entidad aragonesa al quedarse sin la fusión de las cajas de Sabadell, Manlleu y Terrassa, ya que su victoria se daba por casi segura hace tan sólo una semana.

Pero más allá de esta decepción, ahora tendrá que integrar Caja 3 (CAI, Caja Círculo y Caja Badajoz) sin ningún tipo de ayuda exterior. Algo que tiene gran relevancia cuando el tamaño de la entidad comprada no es tan pequeño en términos relativos -tiene 20.000 millones en activos frente a los 45.000 de Ibercaja- y cuando la caja zaragozana sufre una fuerte contracción de márgenes por culpa de la situación económica y de su fuerte exposición a las hipotecas minoristas (un 48% del crédito total). 

La jugada diseñada por Amado Franco pretendía integrar a la vez a Caja3 y Unnim (30.000 millones en activos) para alcanzar los 100.000 millones, el tamaño que ahora se considera mínimo para sobrevivir en solitario. Pero además, ese tamaño le daba ventaja para abordar una operación definitiva -siempre se ha rumoreado que el objetivo era Banca Cívica- desde una posición de mayor tamaño que eliminaría cualquier discusión sobre el reparto de poder y los personalismos.

Ibercaja se queda sin opciones

Al quedarse sin Unnim, si Ibercaja quiere retomar la opción de Cívica, lo tendrá mucho más difícil para exigir a Enrique Goñi y a Antonio Pulido que abandonen el mando. Debería abordarla como una fusión entre iguales con un encaje mucho más complicado, tal como explicaba ayer S. McCoy en Cotizalia.

El problema es que tiene muy pocas opciones ya para acometer una compra de una entidad más pequeña. Le queda la subasta de Banco de Valencia, donde tendrá que volver a pelear con Popular y donde se encontrará con la dura rivalidad de Mare Nostrum, dispuesta a tirar la casa por la ventana. Además, si se supone que las dudas sobre su capacidad para integrar dos entidades a la vez fueron un factor en su contra en la puja de Unnim, ahora volverán a serlo.

Fuera de esta operación, sólo le quedarán Liberbank -donde el problema de los personalismos con Manuel Menéndez sería aún más grave- o el avispero de Bankinter -donde tendría enfrente al Gobierno, que pretende que los bancos cotizados sean los compradores, no los comprados-.

Finalmente, la opción de seguir en solitario tampoco es tan sencilla, con un tamaño inferior al que exigen los mercados y una rentabilidad cada vez más exigua.