Starbucks llama a la rebelión contra la clase política

Las formas de expresar el descontento con la clase política se muestran de diversas maneras según el área geográfica. Si en España los 'indignados' son los que portan el estandarte de la reforma democrática y en el mundo árabe el referente se encuentra en la Plaza del Tahrir, en Estados Unidos el fenómeno podría  resurgir a partir de un simple email.

Todo comenzó hace un par de semanas cuando Howard Schultz, fundador y presidente de la conocida multinacional Starbucks, envió un correo electrónico titulado “Liderando en tiempos de incertidumbre” a todos sus empleados. En él se marcaban las directrices que debe seguir la compañía en tiempos de turbulencias financieras, enfatizando en la necesidad de “mantener la confianza de los clientes, sean como sean” y garantizando los puestos de trabajo de los empleados, así como sus paquetes de beneficios. Sin embargo Schultz, que nunca había destacado por su posicionamiento político, sorprendió a todos mostrándose muy crítico con el papel de los políticos norteamericanos con respecto a la crisis del techo de deuda: “Es frustrante comprobar  la falta de cooperación y la irresponsabilidad de nuestros políticos electos, que han antepuesto sus agendas partidistas a los intereses del pueblo”.

La respuesta positiva fue abrumadora, no solo por parte de los trabajadores de Starbucks, sino también de una lista de correo de cincuenta consejeros delegados de compañías que estaban incluidas en la comunicación. Los apoyos recibidos terminaron por madurar un fruto que Schultz llevaba meses germinando: una huelga contra los políticos. “Howard lleva tiempo queriendo  forzar a los representantes disfuncionales a actuar como los líderes que se supone que son”, relata Jon Nocera en The New York Times. “Ahora no solo está preparado para dar a conocer su idea, sino que está dispuesto a ser la punta de lanza de un nuevo movimiento crítico”, prosigue el periodista.

Boicot a las donaciones de campaña

Schultz está convencido de lo necesario de su iniciativa y asegura haber encontrado el punto débil de los funcionarios de Washington: el dinero. “En 2000, el total de contribuciones a las campañas electorales ascendió a 3.000 millones de dólares. En 2004 fueron 4.000 y en 2008, 5.000 millones. Es evidente qué necesitamos hacer los empresarios para que nos escuchen en la capital. Es triste asumirlo, pero lo único que les va a afectar es el dinero”, concluye.

Así las cosas, el director de Starbucks ha enviado un texto -“Boycott campaign donations!”- a los principales medios de comunicación de Estados Unidos en el que pide a los empresarios que cesen sus contribuciones a las dos principales formaciones políticas, el Partido Republicano y el Partido Demócrata. El boicot, de salir adelante, solo se levantaría si los miembros del Congreso alcanzasen inmediatamente un nuevo acuerdo válido para el largo plazo sobre el techo de deuda que "restaurase la confianza de inversores y consumidores” y, lo más importante para Schultz, se centrasen “obsesivamente” en la creación de empleo por medio de la inversión en pequeñas y medianas empresas.

Algunos medios, como The Huffington Post, ya han reaccionado tildando de "populista" la iniciativa y recordando que el propio Schultz ha gastado más de 80.000 dólares en donaciones al Partido Demócrata desde 1996. La medida también ha recibido elogios, como los del decano de la comunidad de Washington Fred Wertheimer, que ha puesto su lobby ciudadano Democracia 21 al servicio de Schultz: "Él nos pidió ayuda y estamos encantados de dársela. La parálisis política y el bipartidismo han llegado a un punto tal que se necesita un cambio, y este nos parece un paso valiente".

Por el momento de desconoce cuántas empresas están dispuestas a secundar a Starbucks en su cruzada contra la clase política, si bien el carácter transversal de la propuesta podría conseguir que, por una vez, empresarios de izquierdas y derechas aúnen esfuerzos en pos de una democracia mejor.