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El euro salva su primera gran crisis marcada por la deuda soberana
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El euro salva su primera gran crisis marcada por la deuda soberana

Los mercados de divisas han vivido un año de fuerte volatilidad, marcado por el sufrimiento del euro como consecuencia de la crisis de deuda soberana, por

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El euro salva su primera gran crisis marcada por la deuda soberana

Los mercados de divisas han vivido un año de fuerte volatilidad, marcado por el sufrimiento del euro como consecuencia de la crisis de deuda soberana, por la guerra de divisas y por las presiones sobre el dólar como consecuencia de las políticas de expansión monetaria de la Reserva Federal.

Los problemas de los países periféricos y la desconfianza que han generado en los mercados han puesto en jaque a la moneda única, que se ha enfrentado a su primera gran crisis desde que entró en funcionamiento. El papel del euro ha sido puesto en entredicho y las autoridades europeas han llegado a mostrar verdadera preocupación por su moneda.

Pese a los temores y a las críticas, el euro ha conseguido salvar el año. Sin embargo, la crisis ha servido para poner en evidencia las debilidades de la unión monetaria y que el euro todavía no está preparado para reemplazar al dólar como moneda de reserva. La divisa europea ha sido un paraguas eficaz frente a las dificultades generadas por la crisis financiera de 2008, pero necesita que se mejoren los mecanismos de coordinación macroeconómica.

Por su parte, el dólar ha tenido también un año de altibajos. Por un lado, en algunos momentos se ha fortalecido apoyado en los buenos datos macroeconómicos que se han ido publicando al otro lado del Atlántico, pero la primera economía del mundo no ha terminado de despegar y ha mantenido ciertas sombras, como un bajo consumo determinado por el alto desempleo.

Esto generó dudas sobre la recuperación y desataron las especulaciones sobre una segunda ronda de medidas de expansión cuantitativa –la primera fue en 2008- por parte de la Reserva Federal, la conocida como ‘QE2’. Finalmente la Fed anunció una inyección de liquidez de 600.000 millones de dólares mediante la recompra de activos en otoño.

Guerra de divisas

Otro de los asuntos que ha marcado el año ha sido la guerra de divisas que se hizo evidente a partir de septiembre, cuando el ministro de Finanzas brasileño, Guido Mantega, aseguró: “Hay una guerra de divisas mundial”.

El país sudamericano anunció a finales de septiembre que autorizaba la compra “sin límites” de dólares para evitar una revalorización excesiva del real y advirtió que se mantendría “atento” a los movimientos para desvalorizar las divisas que estaban haciendo algunos países emergentes asiáticos.

Y Japón intervino en el mercado de divisas en septiembre por primera vez desde 2004 para frenar el alza del yen, que podía convertirse en un lastre para las grandes compañías niponas y restar crecimiento económico.

Los gobiernos de los países occidentales y de las potencias emergentes han mantenido enfrentamientos por la fortaleza o debilidad de las divisas de los demás en esta nueva fase de la crisis en la que el tipo de cambio se está utilizando, en algunos casos, como herramienta para ayudar a las exportaciones y contribuir al crecimiento económico.

Durante todo el año diversos países y expertos han insistido a China, con Estados Unidos a la cabeza, para que flexibilizase su política monetaria y permitiera que el yuan se apreciara frente al resto de monedas.

El rechazo de China a revaluar el yuan le ha creado tensiones con Estados Unidos y varios países occidentales, que consideran que esa decisión distorsiona el comercio y el crecimiento global al hacer más baratas las mercancías chinas.

El euro pierde un 9% de su valor en 2010

Gráfico de la evolución del euro frente al dólar (Bloomberg)

El euro marcó máximos frente al dólar en enero, al superar los 1,45 dólares y desde entonces hasta junio cayó con fuerza, hasta un 18% y llegó a cambiarse por debajo de $1,2. Desde entonces ha recuperado parte de su valor, pero todavía está un 9% más barato que a comienzos de año y se paga a 1,31 dólares.

Frente al yen, la moneda única también ha salido perjudicada este año. Esta semana cotizaba en torno a los 110 yenes, un 17,5% menos que en enero, cuando alcanzó máximos en 133,64 yenes. Por su parte, el dólar ha perdido un 11% respecto a la divisa nipona desde los máximos de abril, cuando se pagaba a 94,61.

Los mercados de divisas han vivido un año de fuerte volatilidad, marcado por el sufrimiento del euro como consecuencia de la crisis de deuda soberana, por la guerra de divisas y por las presiones sobre el dólar como consecuencia de las políticas de expansión monetaria de la Reserva Federal.

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