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España se prepara para el peor verano turístico desde finales de los ochenta
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DESPLOME DE LA ENTRADA DE CIUDADANOS BRITÁNICOS

España se prepara para el peor verano turístico desde finales de los ochenta

“Puede ser el peor verano turístico desde finales de los ochenta. Son situaciones muy diferentes ya que no había tanta oferta como ahora, pero aún se

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España se prepara para el peor verano turístico desde finales de los ochenta

No obstante, Gallego intentó poner al mal tiempo buena cara. “Nadie puede alegrarse de una caída del 12% y no es para celebrarla –explicó-. Sin embargo, a principios de año se hablaba de una debacle de un 30%, y ese batacazo en las entradas no se va a producir. Estimamos que a final de año el retroceso puede estabilizarse entre el 8% y el 10%. ¿La campaña veraniega?  Manejamos bajadas entre el 12% y el 13% hasta septiembre y octubre, para luego recuperar el paso a final de año”. Un escenario bastante novedoso para Frontur, que mide los movimientos turísticos en fronteras y que hasta el año pasado sólo registraba alzas desde que las visitas empezaron a anotarse en 2002. En 2008 la cifra de visitas ya bajó un 1,8% de media.  

En efecto, según recuerda Eugenio de Quesada en el libro 50 años del turismo español, publicado por el Centro de Estudios Ramón Areces, en el bienio 1987-1988 se registran tasas de crecimiento del 7% en la entrada de turistas extranjeros a España, evolución que se trunca con la Guerra del Golfo en 1989, que lleva en ese año a un crecimiento cero. En 1990 se acentúa la tendencia y se produce una caída del 3,7% en la entrada de visitantes, que pasan de 54 a 52 millones. Ése es el momento a que se refiere Gallego. Desde ahí, la recepción turística se va recuperando paulatinamente –con caídas severas pero puntuales como la de 1995, con un clima de incertidumbre internacional todavía como telón de fondo- hasta desembocar desde 1997 en un segundo boom turístico español similar al de los años setenta.

En paralelo a ese proceso, a finales de los ochenta tocaba a su fin a un modelo turístico de costa basado en explotar al máximo la entrada de turistas extranjeros y de divisas. Las cuatro devaluaciones de la peseta entre septiembre de 1992 y junio de 1993 ayudaron a mantener una divisa barata y a calentar el mercado inmobiliario para británicos, alemanes y franceses, que no sufrieron la crisis de los años 1993 y 1994 ni de una forma tan severa como España ni de una manera tan devastadora como afrontan hoy la actual recesión. Sin la divisa a mano, 20 años después aún sigue pendiente en España una reconversión de un sector con estructuras de costes muy poco flexibles para adaptarse a una caída de la demanda como la presente.

Ministerio de Industria