A Rafa Nadal le quitan su 'habitación' favorita en Roland Garros

Si para Rafa Nadal Roland Garros es su casa, la Philippe Chatrier es como su habitación. Allí ha levantado nueve veces la Copa de los Mosqueteros y allí ha jugado 56 de sus 75 partidos individuales en el segundo Grand Slam de la temporada, el último el de este lunes contra Benoit Paire. Solo Steffi Graf ha jugado tanto en esa pista, pero en unos días el español se quedará solo.

Existe una conexión especial entre Nadal y esa pista, una simbiosis que no es solo sentimental, sino que tiene que ver también con su construcción. El mejor jugador de la historia sobre tierra batida encuentra en la pista central de Roland Garros el escenario ideal para desarrollar su juego. Además de la tierra batida, la Chatrier también tiene más espacio en los fondos que las centrales de Wimbledon y el US Open, por ejemplo. Eso a pesar de ser la central de menos capacidad de los cuatro grandes del circuito.

Esos dos aspectos, superficie y dimensiones, permiten a Nadal maximizar sus virtudes, como su derecha liftada y capacidad de llegar a cualquier bola. "Ahora, con los jugadores golpeando con tanta fuerza, el arte de la defensa se ha vuelto mucho más importante y tener un juego defensivo se ha convertido en obligatorio", opinaba hace unos días John McEnroe en 'Marca'. Puede parecer una contradicción, pero una pista más grande le da a Nadal más opciones de defenderse, un arte del juego en el que es uno de los mejores, si no el mejor.

"Es obvio que una pista grande ayuda un poco más a mi juego, y para el oponente es un poco más difícil atacar", admitía Nadal en 2015. "Parece que tiene que esforzarte el doble que en cualquier otra pista del mundo", decía también hace dos años Novak Djokovic, uno de los dos únicos tenistas que han tumbado a Nadal en la central de Roland Garros. El otro es el sueco Robin Soderling. Los otros 55 partidos los ha ganado el de Manacor.

Lo habitual es que Nadal juegue sus partidos en la Philippe Chatrier. Así ha sido sucedido desde hace más de una década, cuando comenzó su reinado. Allí también entrena cuando llega a París, un honor solo reservado a los ganadores en el Bosque de Bolonia. Pero el historial en el torneo no es el único criterio de la organización para programar los partidos. Ni siquiera tiene gran importancia. Por mucho que haya ganado nueve veces, el ránking manda. Y Nadal, que no vence desde 2014, hace tiempo que no llega a Roland Garros como número 1.

Más calor que nunca en París

Por eso le tocó este lunes debutar en la Suzanne Lenglen, la segunda pista del torneo, con capacidad para 10.000 espectadores, y donde ha jugado los 17 de los 19 partidos que no ha disputado en la central. No es la primera vez que sucede: el año pasado ya debutó allí contra el australiano Sam Groth, por ejemplo. Más extraño es que su partido se celebrara a la vez que el de Djokovic. Las dos principales raquetas del cuadro masculino, el rey del torneo y el defensor del título, se estrenaron a la vez. Mientras el español se batía con Paire en la Lenglen, el serbio hacía lo mismo contra Marcel Granollers en la Chatrier.

Ambos sufrieron las altas temperaturas de este lunes en París. "En algún momento bajará el calor, nunca hemos jugado en estas condiciones", dijo Nadal en la rueda de prensa posterior a su partido contra Paire, que venció por 6-1, 6-4, 6-1. El español afirmó que "nunca" había pasado tanto calor en Roland Garros y explicó que eso también afecta a las condiciones de juego: "La bola va más rápida y es más difícil de controlar (...) te ayuda a cometer errores".

Con más o menos calor, lo más probable es que el resto de partidos los juegue en la Chatrier. Allí lo tendrá todo a favor para luchar por décimo Roland Garros, algo que no le quita el sueño. "Este torneo es importante, voy a hacer todo lo que pueda, como hago en cada entrenamiento. Pero sin obsesión. La única obsesión es dar mi máximo y hacer las cosas lo mejor posible".