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Garbiñe Muguruza empieza el año con una demostración de fuerza...mental
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venció a stosur por 7-4, 6-7 y 7-5

Garbiñe Muguruza empieza el año con una demostración de fuerza...mental

La tenista hispanovenezolana se enfrentó en su debut en Brisbane a Stosur, una rocosa jugadora que la ganaba 4-2 en el último set. Se agarró a la pista y no se dejó ir para pasar a segunda ronda

Foto: Garbiñe pega una derecha en Brisbane (EFE)
Garbiñe pega una derecha en Brisbane (EFE)

Cuando Garbiñe Muguruza tiene que analizar su primer partido del año, una meritoria victoria contra Samantha Stosur, encuentra en el magín la frase que más conviene: "Mi espíritu de lucha estuvo al máximo nivel". No tiene nada de casualidad que, cuando termina el encuentro, lo que ella misma resalte es su fiereza, su competitividad, y no el arsenal casi infinito de golpes que atesora. Todos los deportistas se conocen bien, saben de sus fortalezas y debilidades. Por eso mismo son los primeros que saben valorar cuando las cosas que tradicionalmente fallan han funcionado bien.

Foto: Garbiñe Muguruza y Ana Ivanovic. (Imago)

Podría parecer que, con el número 21 del mundo, la primera rival de la temporada no era una complicación excesiva, pero más allá de los números hay que valorar la trayectoria, pues el ránking no deja de ser una fotografía temporal, no una sentencia final. Stosur no es una novata ni una jornalera, aunque su carrera haya tenido baches. Ha demostrado en multitud de ocasiones que es capaz de tener partidos brillantes, y pocas entienden eso mejor que Garbiñe, que se la cruzó el año pasado en semifinales de Roland Garros. Por aquel entonces no hubo color, porque Muguruza volaba hacia el título, pero cuando ves a alguien en semifinales de un Grand Slam tienes claro que no juegas contra una tenista vulgar.

Foto: Garbiñe Muguruza, en un partido en Roland Garros (EFE)

Empezó el torneo, y empezó fuerte. No sin dudas, porque esas tienen que resolverse por el camino, pero sí con determinación. Muguruza, que no es la tenista más dura de cabeza del mundo, fue capaz de clavar los pies en la pista y no dejarse ir. Ni siquiera cuando se vio con 4-2 en contra en el último set. El torneo, Brisbane, podía invitar a la relajación, pero la española decidió que no, que no iba a seguir con el rosario de decepciones en primera ronda. Se puso el mono de trabajo y, con su espectacular tenis, terminó con una victoria más en el historial.

"Cuando supe que jugaba contra Stosur en primera ronda sabía que tenía un partido realmente duro. Creo que ella jugó muy bien, sacó como una bestia, pero mi espíritu de lucha estuvo al máximo nivel. Me dije 'voy a dar todo lo que tengo hoy en la pista' y tuve dos horas y 45 minutos de batalla hasta el final". Y así fue, 7-5, 6-7 y 7-5 es un resultado que demuestra que no hubo un solo momento de relajación posible en el partido, todo estaba demasiado ajustado para afrontarlo de otra manera.

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PE17 BRISBANE (AUSTRALIA) 02 01 2017.- La tenista española Garbiñe Muguruza (d) saluda ta la australiana Samantha Stosur (i) tras el partido que enfrentó a amabas en la primera ronda del torneo Brisbane celebrado en Brisbane (Australia) hoy, 2 de enero de 2016. EFE Dave Hunt PROHIBIDO SU USO EN AUSTRALIA Y NUEVA ZELANDA

Un año crucial

El 2017 es un año clave para Garbiñe Muguruza, aunque cabría argumentar que para un deportista todos los son. La española ya ha demostrado sobradamente que el juego no le falta, sus rivales saben que si ella está a punto será una de las mejores tenistas del circuito, pues su derecha es limpia, su movilidad alta y domina la pista como muy pocas. Sus picos altos la convierten en una de las mejores jugadoras del mundo, pero en su caso el asterisco siempre tendrá que ver con la actitud y determinación. Si todas las mañanas, cuando se levanta, decide que va a darlo todo, estará muy arriba. Eso, con su potencial, es lo mismo que decir que competirá por ganar cualquier torneo que dispute, se plantará en las últimas rondas de Grand Slam y, en buena lógica, estará en la mezcla para ser número 1 del mundo.

Foto: Garbiñe Muguruza (Facebook)

Todo eso, el cielo, está en el potencial de Garbiñe. Nunca ha querido ayuda profesional en ese campo, rechaza tener psicólogo, algo que pasa con frecuencia en el deporte actual, lo que no deja de ser desconcertante. Los tenistas afinan la dieta al máximo, tienen varios entrenadores, alguno específico para fases de la temporada, viajan con fisioterapeuta y mantienen equipos de comunicación, pero siguen resistiéndose a contratar alguien que les ayude a focalizar de cara a la competición. Misterios tiene el deporte.

No es, en todo caso, el único modo de conseguir estabilidad y regularidad. Si se toman los últimos meses de la carrera de Garbiñe es fácil pensar que casi cualquier cosa va a redundar positivamente en su concentración. Así que igual vale con haber parado, esas vacaciones en Egipto, cambiar de aires en pretemporada, concentrarse en Los Ángeles. Garbiñe necesita consistencia, tanto en lo psíquico como en lo físico. Esto último a veces se olvida, eclipsado por sus lagunas mentales. El final de temporada del pasado año también es la observación de una tenista lejos de su mejor forma, con menos entrenamientos de los debidos y problemas en las articulaciones.

Tiene un año entero para probarse. No es cosa de decirle al mundo nada, lo más importante es el diálogo que tiene que tener con ella misma ¿hacía dónde quiere ir? ¿qué quiere que se recuerde de ella? Porque el futuro es esplendor, pero también temor. Temor a quedarse en lo que pudo ser y no fue, esa mochila pesada con la que muchos exdeportistas viajan por el mundo.

Cuando Garbiñe Muguruza tiene que analizar su primer partido del año, una meritoria victoria contra Samantha Stosur, encuentra en el magín la frase que más conviene: "Mi espíritu de lucha estuvo al máximo nivel". No tiene nada de casualidad que, cuando termina el encuentro, lo que ella misma resalte es su fiereza, su competitividad, y no el arsenal casi infinito de golpes que atesora. Todos los deportistas se conocen bien, saben de sus fortalezas y debilidades. Por eso mismo son los primeros que saben valorar cuando las cosas que tradicionalmente fallan han funcionado bien.

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