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¿Por qué a Sharapova se le ha perdonado tan rápido su positivo?
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la tenista sigue cumpliendo su sanción

¿Por qué a Sharapova se le ha perdonado tan rápido su positivo?

La rusa juega exhibiciones y recibe elogios del consejero delegado de la WTA. La ONU ha anunciado que volverá a ser embajadora de buena voluntad. Otros dopados cargan años con ello

Foto: Sharapova, en una foto reciente (Facebook)
Sharapova, en una foto reciente (Facebook)

En ocasiones el deporte y la ética tienen intersecciones difíciles. Muchas veces están relacionadas con la mayor lacra, el dopaje, que está tipificado y regulado para tener suspensiones, pero de algún modo el nombre del que hizo trampas nunca termina de limpiarse del todo. Pueden preguntárselo a Yulia Efimova, la nadadora rusa que vio como el público le pitaba en los Juegos Olímpicos de Río. O eso es lo que suele pasar, porque en algunos casos, por procesos difíciles de valorar, el deportista implicado consigue que su pasado quede olvidado con velocidad, que sus pecados se purguen y queden como anécdotas del pasado mientras otros, en situaciones similares, los llevan siempre como una roca atada al cuello.

Foto: Sharapova, en Chicago (Facebook)

Es el caso de María Sharapova, que aún no ha terminado su tiempo de sanción y ya empieza a ver en su vida haces de luz que indican que en no mucho tiempo su positivo por meldonio quedará en el pasado, como un recuerdo borroso. Hasta abril no podrá disputar un solo torneo oficial, pero el mundo del tenis no parece dispuesto a desterrarla sin más, es un activo demasiado valioso como para despreciarlo.

Porque al final la clave es esa. Estos días se ha celebrado en Nueva York un evento benéfico. Allí estaban los colosos John McEnroe, Billie Jean King o Martina Navratilova. Junto a ellos, en el centro de la fotografía, la aún no rehabilitada Sharapova muestra su mejor sonrisa como si fuese una más del mundillo, como si nada hubiese pasado. La rusa es, quizá, la más carismática de todas las jugadoras del circuito, siempre atrajo a las masas en mayor medida que cualquiera de sus compañeras, y eso es, en sí mismo, un valor.

También la ONU ha decidido que a ellos no les importa tener bajo su ala a una jugadora bajo la mancha del dopaje. Al menos han disimulado un poco y no reanudarán su colaboración hasta el mes de abril, cuando termine de cumplir la sanción que se le ha impuesto. Ella es embajadora de buena voluntad de la institución, ha colaborado en obras benéficas y lo seguirá haciendo una vez cumplida la pena. "Estamos contentos de saber que María Sharapova podrá volver al deporte que ama. Nosotros también levantaremos la suspensión en su rol con la ONU cuando la sanción termine", expresaba la institución internacional en un reciente comunicado.

Pero esto no es un proceso ajeno al propio tenis. En la WTA, la marca del circuito femenino, también esperan con los brazos abiertos a la rusa. Esta semana el consejero delegado anunciaba lo que pasará en solo unos meses, la reinserción completa de Sharapova. "Creo que el juego, los fans, el circuito... todo el mundo va a dar la bienvenida de vuelta a María", comentaba Steve Simon. "Estamos esperando para verla de nuevo en el tour y creo que los aficionados de todas partes están emocionados para verla de nuevo también", enfatizaba el CEO de la WTA.

placeholder Sharapova se ejercita en su casa (Facebook)
Sharapova se ejercita en su casa (Facebook)

El estatus de celebridad

Fue más allá incluso, y se permitió alabar a la estrella por lo bien que lo está haciendo durante su sanción. "Ha pasado un año difícil y creo que ha demostrado un tremendo nivel de integridad", explicaba Simon, en lo que es una contradicción, pues esa palabra no suele utilizarse con la gente que han tenido que sacar de circulación por sus prácticas antideportivas. La clave está en otra frase del propio Simon: "Maria ha recorrido todo el proceso, no ha tenido una consideración especial por su estatus de celebridad". Y eso, que es cierto si se valora solo la sanción, probablemente no lo sea cuando se trata de valorar la imagen de la tenista en todo esto ¿hubiese sido igual de buena la acogida si no estuviésemos hablando de una tenista de tanto carisma?

Lo de jugar exhibiciones mientras sirve su condena no se ha circunscrito únicamente a actos benéficos. También estaba previsto que el 2 de diciembre viajase a Madrid para retarse con Garbiñe Muguruza en un desafío tradicional en el que una mitad de la pista es de tierra y la otra de hierba. Finalmente no se disputará, no porque nadie se haya escandalizado de la aceptación de una deportista sancionada, sino porque unas molestias en el tobillo de la española han evitado el duelo.

Es cierto que su sanción por meldonio, desde el principio, ha sido vista con menos dureza que otras. Porque era una sustancia permitida hace no mucho, muy común entre los deportistas rusos y generalmente se ha considerado un dopaje menor. Así lo reconoció, de algún modo, el TAS al reducirle la sanción de dos años a 15 meses. Pero es igualmente dopaje.

Foto: La nadadora rusa Yulia Efimova. (Reuters)

Queda por saber una incógnita en esto: ¿qué harán los torneos cuando vuelva? Y la respuesta no es sencilla, ni mucho menos. Porque tras 15 meses fuera de competición tendrá en su ránking exactamente cero puntos, pues se contabilizan las victorias de los últimos 12 que en su caso no serán ninguna. Eso quiere decir que tiene que empezar de nuevo, jugar torneos satélites para subir en la lista mundial y encontrar espacio en torneos de más fuste. Eso es, al menos, lo que dice la teoría, porque los torneos que quieran tendrán la opción de invitarla a su cuadro principal con una 'wild card' que le evite fases previas y demás engorros impropios para una estrella.

Normalmente esas invitaciones se reservan a jóvenes con proyección, habitualmente del país en el que se disputa el torneo. En algunos casos, como Del Potro este año en el Abierto de Estados Unidos, se dan a alguna vieja gloria que ha perdido ránking por alguna lesión pero aún se mantiene competitiva. Con Maria Sharapova el molde es otro completamente distinto. Los que se atrevan a concedérsela saben que tendrán más minutos de televisión, que las gradas estarán llenas cuando ella aparezca por la pista. También que le estarán concediendo una medida de gracia a una tenista marcada por un pasado oscuro.

En ese dilema es probable que no se encuentre Wimbledon, que al fin y al cabo tiene las entradas vendidas desde meses antes de su disputa, pero no sería extraño que el resto de torneos, medianos o grandes, se planteen echarle una mano a Sharapova. Al fin y al cabo, si la WTA o la ONU han decidido que aquel episodio del meldonio fue un tropiezo y no un desdoro, ¿por qué van a perder la oportunidad de enseñar a una estrella?

En ocasiones el deporte y la ética tienen intersecciones difíciles. Muchas veces están relacionadas con la mayor lacra, el dopaje, que está tipificado y regulado para tener suspensiones, pero de algún modo el nombre del que hizo trampas nunca termina de limpiarse del todo. Pueden preguntárselo a Yulia Efimova, la nadadora rusa que vio como el público le pitaba en los Juegos Olímpicos de Río. O eso es lo que suele pasar, porque en algunos casos, por procesos difíciles de valorar, el deportista implicado consigue que su pasado quede olvidado con velocidad, que sus pecados se purguen y queden como anécdotas del pasado mientras otros, en situaciones similares, los llevan siempre como una roca atada al cuello.