Garbiñe pasa la segunda ronda de Roland Garros sin necesidad de esforzarse

En los días lúcidos de Garbiñe Muguruza reina el tenis y manda ella. En la segunda ronda de Roland Garros, a diferencia del partido previo, se vieron con claridad las cualidades de la española. Y eso, con una rival débil como es la francesa Georges, no puede terminar más que en una contundente victoria. En este caso fue un 6-2 y 6-0, casi un entrenamiento que le vendrá bien a la tenista para coger fuerzas y verse favorita. Está en el ramillete de jugadoras que tienen que competir con Serena Williams, siempre la número uno.

Decía en la previa del partido Garbiñe que no tenía controlada a su rival, que no la había visto. Tampoco necesitaba saber nada para pasar por encima de ella. Por su modo de hacer las cosas, Muguruza entra en la pista con la opción de mandar ella, de que sea su rival quien se tiene que preocupar de leer el juego que dispone la española.

Las estadísticas son elocuentes. Garbiñe ganó 57 puntos y solo dejó 23 a su rival. Ella hizo 14 ganadores, Georges solo pudo encontrar cuatro y Muguruza también recortó al máximo sus errores no forzados, una cifra que dejó solo en 13. Acertó en las pelotas de rotura, estuvo perfecta en la red, un recurso extraño en tierra pero que la caraqueña tiene, dominó en el servicio, sin necesidad de esforzarse demasiado, pues salió de la pista sin un solo saque directop. Ni falta que hacía.

A diferencia de su debut en Paríscontra la eslovaca Anna Karolina Schmiedlova, dos veces retrasado y que se jugó en medio de la amenaza de la lluvia y en condiciones de frío y humedad, Muguruza se reencontró con el sol. Georges nunca había jugado en Roland Garros. Está lejos de la élite. En la central parisina pudo ver lo que supone jugar contra una tenista que es, por pleno derecho, una de las mejores del mundo.