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Garbiñe Muguruza contra los peores enemigos del tenista: la lluvia y pensar
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la española valora su victoria en primera ronda

Garbiñe Muguruza contra los peores enemigos del tenista: la lluvia y pensar

La tenista se enteró tarde de que entraba a jugar y por eso llegó fría y perdió el primer set. A pesar de todo fue capaz de reponerse y ganar una victoria "mejor que la de los Oscars"

Foto: Garbiñe, en su partido contra Schmiedlova (Reuters)
Garbiñe, en su partido contra Schmiedlova (Reuters)

El cielo de París quiere entrar en juego en Roland Garros y no tiene mejor forma para hacerlo que mandando lluvia y descolocando los horarios. El mayor miedo de los organizadores del torneo es que haya chubascos que ralenticen las jornadas y obliguen a cambiar el paso. También es un disloque para los artistas, que pierden sus rutinas por la incertidumbre de saber cuándo juegan. Los tiempos de espera son duros y traen sorpresas.

El interés por no perder la concentración lleva a errores como el de Garbiñe Muguruza, que antes de su partido contra Schmiedlova estaba escuchando música y se le pasaron dos avisos de que tenía entrar en la pista. Cuando se quiso dar cuenta ya no tenía tiempo para calentar convenientemente. Eso, claro, la hizo entrar fría al partido, motivo probable por el que en el primer set pareciese perdida en la pista. No fue suficiente para derrotarla, pues la española terminó remontando.

Y ¿qué hace un tenista cuando tiene un partido pero no se puede jugar? Pues cualquier cosa menos darle vueltas al encuentro. "No puedes pensar en el partido seis horas, piensas un rato y luego tratas de desconectar, escuchas música, hablas con la familia, con el entrenador, jugar a cartas. Trato de distraerme porque la espera es mala antes del partido, te aparecen esos fantasmas. Pensar es a veces un enemigo cuando juegas un partido. Es mejor desconectar y cuando te toca jugar conectas otra vez", dice la tenista. Los fantasmas de los que habla son comunes en ella y llegan en forma de nervios y descontrol de emociones. Está domándolos, pero contra Schmiedlova mostró que no están del todo desterrados.

[El reto de Garbiñe: asentar sus emociones]

No era un partido difícil, pero sí era un partido importante. Fundamentalmente porque Garbiñe acostumbra a repartir tantas de cal como de arena, a partidos perfectos en en ocasiones estelares y fiascos importantes contra jugadoras menores. Ella es la primera consciente de su irregularidad, por lo que entiende que estos partidos para ella son clave. "Saber ganar estos partidos tiene más valor que jugar para los Óscars", comentaba en la rueda de prensa posterior al partido.

Contra Schmieldova necesitaba recursos que no suele utilizar. El tiempo era pesado y la bola no corría, no podía desplegar sus potentes y certeros golpes con la soltura habitual. "La clave era la paciencia. Si no ganas el punto te aguantas y esperas tu oportunidad. Y así durante dos horas (...) Hay que intentarlo más veces, esa es la solución", explicaba la hispanovenezolana tras ganar el partido.

No pensó en perder

Garbiñe Muguruza no es normalmente paciente, porque tampoco lo necesita. Ella aprendió a ganar los puntos rápidos, con golpes como zarpazos. Pero si el día es plomizo hay que aguantar. "Ella buscaba alargar los puntos, las condiciones le eran propicias y yo he tenido que luchar. Hacer golpes ganadores era muy difícil", describe la hispanovenezolana.

El tenis español está pendiente de la cabeza de Garbiñe Muguruza. En su carrera profesional, aún corta y muy prometedora, ha demostrado sobradamente que es capaz de ganar a las mejores y, también, que hay días en los que tiene lagunas contra rivales débiles y que es eso, la fuerza mental, lo que tiene que mejorar para ser una jugadora fiable. El tenis hará el resto. El primer set no dio buenas sensaciones en ese sentido, una derrota clara contra una rival menor, pero Garbiñe dice que no dudó, que ese no fue el problema. "No se me ha pasado por la cabeza que podía perder. Era un partido que sientes que es largo, que hay tiempo. Los primeros juegos suelen marcar el set, pero estaba tranquila, me he dicho: 'haz lo que puedas, un set es larguísimo para darle la vuelta'", explicaba la tenista.

El primer paso es en muchas ocasiones el más difícil para Garbiñe, aunque es probable que en la siguiente ronda se encuentre un menú parecido al de la primera: una jugadora desconocida a la que, en principio, no debe tener problemas para vencer. El típico perfil de jugadora que da problemas a Garbiñe. La rival es Myrtille Georges y la propia jugadora no tiene muchas referencias de ella. E igual sería mejor decir que no tiene ninguna. "No la conozco, sé que es francesa, puede que la haya visto, voy a investigar, voy a verla jugar, pero creo que lo importante es que me mantenga concentrada en mi juego sin pensar demasiado en la adversaria". Tiene un par de días para entrar en youtube y preguntar a alguna compañera por Georges, a ver si así le puede encontrar los puntos débiles y simplificar su pase a la siguiente ronda.

El cielo de París quiere entrar en juego en Roland Garros y no tiene mejor forma para hacerlo que mandando lluvia y descolocando los horarios. El mayor miedo de los organizadores del torneo es que haya chubascos que ralenticen las jornadas y obliguen a cambiar el paso. También es un disloque para los artistas, que pierden sus rutinas por la incertidumbre de saber cuándo juegan. Los tiempos de espera son duros y traen sorpresas.

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