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Garbiñe Muguruza sobrevive a sí misma en la primera ronda de Roland Garros
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venció a schmiedlova en primera ronda

Garbiñe Muguruza sobrevive a sí misma en la primera ronda de Roland Garros

La tenista española volvió a demostrar que es capaz de lo mejor y lo peor. Sufrió más de lo debido en primera ronda, pero consiguió encontrar el rumbo y terminar venciendo

Foto: Garbiñe Muguruza, en su partido contra Schmiedlova (Reuters)
Garbiñe Muguruza, en su partido contra Schmiedlova (Reuters)

Garbiñe Muguruza sobrevive a sí misma en la primera ronda de Roland Garros. Enfrente tenía a Anna Karolina Schmiedlova, una jugadora del montón que no debería ser problema para una estrella como la española, pero que a la hora de la verdad puede serlo si Garbiñe no es capaz de encontrar su rumbo. En el primer parcial del partido la cosa se torció y la eslovaca que vino arriba. Ganó con facilidad a Muguruza, con un 6-3, en un encuentro que, como es costumbre, dependía más de los fallos de la española que de otra cosa.

Cuando terminó el primer set se abrió el cielo para la española. No aparcó todas sus dudas, sigó mandando incomprensibles bolas a la red, pero sí consiguió una línea más estable. Sin estar en plenitud demostró que este partido lo tenía que ganar: no valía perder en primera ronda de un Grand Slam contra una chica que no puede hacerle partido y que, además, no se encuentra cómoda sobre tierra batida.

Muguruza se desperezó y empezó a dominar desde el fondo. Su repertorio tenístico es casi imbatible. Saca muy bien, mueve bien a sus rivales, pone la bola plana y con potencia donde quiere. Cuando está es un referente, su problema es que a veces se pierde en sus murmuros y el juego se le descuadra. El segundo set lo ganó por 6-3, aunque por el camino también tuvo lagunas impropias de un talento como el suyo. Ganaba 4-1 y tenía bola de break a favor para finiquitar la manga. Se dejó por la opción sin aprovechar y en el siguiente juego perdió su servicio. Horror, nervios. Falsa alarma. Garbiñe se sacudió los nervios y demostró de nuevo que ella es mucho más. Ganó el set, por 6-3 y con eso equilibraba un partido que nunca debió de complicarse.

[Garbiñe y el coraje para superar los tropiezos]

El tercer set fue el que más se parece a la realidad tenística de las dos jugadoras. Schmiedlova perdió fuelle al verse rodeada por un asedio de Muguruza y, también, por la asunción de que sus opciones en el partido habían pasado ya. Era el momento de Garbiñe que, ahí sí, destensó los músculos y empezó a jugar con más comodidad. Se puso muy rápido con un 4-0 a favor. El torbellino apareció por la Suzanne Lenglen, una de las pistas nobles del recinto parisino, para despejar las dudas que ella misma se había dedicado a sembrar. Al final, y tras complicarse algo más de lo esperado, resolvió con un nuevo 6-3.

Garbiñe ha mostrado con el tiempo sus fortalezas y debilidades. Ya nadie en el circuito se sorprende cuando saca su mejor versión, esa que la convierte en una de las mejores jugadoras del planeta por derecho propio. Tampoco extraña cuando se la ve flojear en momentos en los que no debería tener problemas. Muguruza sobrevive a sí misma y es la mejor noticia. Cuanto más lejos llega y más difíciles son las rivales más se crece. Así que en el cuadro femenino ya saben que tienen mucho que temer.

Garbiñe Muguruza sobrevive a sí misma en la primera ronda de Roland Garros. Enfrente tenía a Anna Karolina Schmiedlova, una jugadora del montón que no debería ser problema para una estrella como la española, pero que a la hora de la verdad puede serlo si Garbiñe no es capaz de encontrar su rumbo. En el primer parcial del partido la cosa se torció y la eslovaca que vino arriba. Ganó con facilidad a Muguruza, con un 6-3, en un encuentro que, como es costumbre, dependía más de los fallos de la española que de otra cosa.

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