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A Nadal no le tiemblan las piernas para sacarse a Querrey de encima
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venció 6-4 y 6-2 y ya está en cuartos de final

A Nadal no le tiemblan las piernas para sacarse a Querrey de encima

El español gana con rotunidad a un rival que empezó muy fuerte pero se fue deshinchando por la presión a la que se vio sometido. En la siguiente ronda le espera el portugués Sousa

Foto: Nadal persigue los cuartos de final (Sergio Pérez/Reuters)
Nadal persigue los cuartos de final (Sergio Pérez/Reuters)

Nadal no tuvo problemas para meterse en los cuartos de final del torneo de Madrid. Es mucho mejor jugador que Querrey en general y en tierra en particular. El americano, que en otro tiempo prometía, se convirtió pronto en un jornalero del tenis, un buen jugador sin más pretensiones y con evidentes carencias en su juego. Saca muy bien, de los mejores, pero cuando se tiene que mover por la pista empiezan los problemas.

Su movimiento lateral es lento y, por lo general, si no consigue que el punto sea corto sus opciones de ganar a un muro como Nadal son escasas. Sorprende que haya ganado torneos sobre tierra, tiene dos en Houston, aunque también tiene truco, porque es tierra verde, algo más rápida, y normalmente los mejores jugadores del circuito se abstienen de jugar en la ciudad texana.

Falla mucho, porque sus tiros siempre son a vida o muerte. O puerta grande o enfermería. Con ese estilo lo difícil es prevalecer. Y eso que empezó muy bien. Se puso 4-1 en el primer set tan solo para perder los cinco juegos siguientes, uno detrás de otro. Cuando el servicio entraba, punto para el americano, cuando no, nada que hacer.

Nadal está cómodo, está rápido, está bien. Cómo de bien es algo que aún está por testar. Porque ha ganado partidos importantes, pero la confianza en él bajó, lógicamente, después de un año de desdichas. Tiene que ganar a Djokovic, aunque él evite en la medida de lo posible ese tema de conversación. Ese es el malo final de este videojuego y, hasta que no se enfrente con él en tierra, faltarán datos para el análisis real de la situación de Nadal.

En todo caso, su evolución es positiva, inicios como el que tuvo en su partido contra Querrey, el año pasado, hubiesen sido mucho más duros. La ansiedad, un término utilizado por el tenista balear en varias ocasiones en este principio de año, hubiese sido una pesada mochila estando con el marcador en contra. No parece que ese problema haya persistido, haber ganado en Montecarlo y Barcelona ha sido un empujón para la moral de un hombre que siempre se distinguió por su fortaleza mental.

Rafa utilizó para contrarrestar el imperial servicio de Querrey una táctica que es habitual: irse muy lejos al fondo de la pista, casi tocando la publicidad y a los jueces de línea. Para detener un obús hay que darse un poco más de tiempo de reacción y, al principio, al americano le estaban entrando unos saques tremendos. “Me he tenido que ir a restar seis o siete metros detrás a ver si le causaba algún tipo de cambio visual”, contaba al final Nadal.

El inicio fue, en palabras del número 5 del mundo “muy complicado”, porque su rival salió decidido a golpear todas las bolas en la pista. Los brazos de Querrey son poderosos, de los que mandan la bola muy dura. Pero Nadal tiró de paciencia, supo aferrarse a la pista e ir cuadrándose mejor en la línea. También fue, paulatinamente, bajando el ritmo de su rival. Los jugadores tan potentes suelen tener problemas para mantener el vigor cuando pasan los minutos y, en eso, Querrey no es una excepción.

Nadal ya está en cuartos, sin novedad en el frente. No se puede decir que su competencia haya sido feroz, y seguirá sin serlo en la siguiente ronda. Joao Sousa es un portugués de 27 años y solo dos títulos menores en su carrera. Un escollo que Nadal, probablemente, hubiese firmado ver en cuartos de final. No lo dirá jamás, en eso Nadal es guardiolista, el rival que se tiene al otro lado de la red siempre es un titán. Es parte de la filosofía.

Nadal no tuvo problemas para meterse en los cuartos de final del torneo de Madrid. Es mucho mejor jugador que Querrey en general y en tierra en particular. El americano, que en otro tiempo prometía, se convirtió pronto en un jornalero del tenis, un buen jugador sin más pretensiones y con evidentes carencias en su juego. Saca muy bien, de los mejores, pero cuando se tiene que mover por la pista empiezan los problemas.

Rafa Nadal
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