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¿Dónde están los jóvenes? La generación de Nadal no deja espacio a los nuevos
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no hay relevo de edad en el tenis masculino

¿Dónde están los jóvenes? La generación de Nadal no deja espacio a los nuevos

Nadie en el top-10 tiene más de 25 años cuando antes, a esas edades, se ganaban Grand Slam. Djokovic es el jugador más joven en haber ganado un Master 1.000 y tiene casi 29

Foto: Federer y Nadal llevan más de una década entre las primeras posiciones (Reuters)
Federer y Nadal llevan más de una década entre las primeras posiciones (Reuters)

La juventud en el tenis es un término relativo. Antes a los 30 el tenista ya enfilaba irremesiblemente su retirada, ahora calcula el tiempo que le queda y no ve el final tan facilmente. Federer, cumplirá 35 en agosto y con su edad no solo será, probablemente, el mejor jugador de tenis de todos los tiempos, sino también uno de los de más longevo éxito que se recuerdan.

Berdych, que tiene 30, explicaba estos días los motivos de este aguante, esa extensión novedosa de una carrera. "Hay chicos que son mayores que yo y siguen haciéndolo bien. Es una tendencia, somos más capaces de estirar un poco la carrera y de competir más. Ahora mismo los requerimientos para los jugadores son mayores, todos los jugadores van con sus fisios, con preparadores físicos propios, los equipos están aumentando y los jugadores siguen mejor las dietas. Son muchos pequeños detalles que hacen que los jugadores puedan competir más tiempo".

De hecho el jugador más joven en ganar un Master 1.000, categoría en la que se encuentra el Madrid Open, es Novak Djokovic que este año cumplirá 29. Solo hay que mirar a los diez primeros y ver que los más jóvenes son Raonic (cumplirá 26) y Nishikori (camino de los 27). Muy lejos de los chicos con poco más de 20 que antes poblaban el circuito masculino. Los noventa no han llegado prácticamente al escalafón.

El japonés, de hecho, ya no se considera joven a sí mismo. Lo contaba también estos días en Madrid: "No me siento joven, ya no. Hasta los 24 o 25 aún sí, pero con 26 me siento ya más cerca de los 30". Nishikori, pese a lo que dice, sigue siendo visto como uno de los niños del circuito. Quizá porque los que vienen por detrás, jugadores como Kyrgios o Tomic, están teniendo diversos problemas para asentarse.

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El tenis, de algún modo, necesita que lleguen esas jovenes promesas, que haya una regeneración de nombres y no sean siempre los mismos. Lo perfecto es una mezcla, que los buenos sean muy buenos pero que también haya sorpresas, historias de crecimiento, nuevos nombres que memorizar y conocer para el aficionado. Que gente como Coric, que perdió en la Caja Mágica con Djokovic, pase de los 19 años a la realidad.

La propia ATP, en otros tiempos, ha llevado a cabo campañas de publicidad en las que se hablaban de generaciones nuevas que rompían moldes. Es el caso del New Balls please, una campaña de publicidad que tenía a Roddick (campeón de un Grand Slam con 21 años), Ferrero (con 23), Hewitt (21), Federer (22) o Safin (20). Cuando ellos ganaron su primer grande y entraron en el top ten acababan de entrar en la segunda década de su vida. Hoy se consideraría joven a Raonic si se hiciese con un Grand Slam, que va para los 26. Peor aún es si se compara con los ídolos de otros tiempos. McEnroe, por ejemplo, ganó su último grande, el US Open del 84, con 25 años.

La alimentación, el mayor cuidado, una reducción del circuito -juegan menos, aunque en duelos de mayor rango, ya no hay giras en las que no se ven a rivales de verdad como pasaba en los 80-, los entrenamientos más lógicos, un avance general en la medicina... muchos son los motivos posibles para esta pequeña revolución en la que las canas, antes imposibles en el tenis, hayan tomado el mando.

Nadal ¿menos longevo?

Nadal está en el quicio de los 30 años. Dentro de unas semanas cambiará de década y, en buena lógica, tendrá años por delante para seguir trabajando y compitiendo. Su caso, de todos modos, tiene algún matiz importante que hace que haya dudas de que él pueda replicar el tiempo que ha tenido sobre la pista Federer. En primer lugar, y esto es algo que en su juventud repetía con frecuencia, él empezó antes que nadie. Rafa fue un boom, un niño prodigio que con 19 años ya reinaba en París y competía contra cualquiera. Es profesional desde hace 15 años, la mitad de su vida la ha pasado viajando por el mundo dando raquetazos a una pelota amarilla. Federer no fue profesional hasta los 17.

Rafa ha defendido en algunas entrevistas de hace años que no hay que fijarse en el tiempo que se lleva competido sino en el kilometraje que lleva la máquina. Haber empezado antes, según esa teoría, obliga a salir también un poco antes del circuito. Con Nadal, además, está el factor de las lesiones. No es desconocido para nadie que en su caso ha habido problemas físicos importantes, lesiones largas y fastidiosas, de esas que complican todo. Algunas, como una tendiditis en la rodilla, compañeras de viajes eternas a las que uno puede acostumbrarse, pero no sanar.

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De algún modo, el balear ya ha empezado a pensar en su futuro. Tiene una fundación en la que coloca muchos esfuerzos y que no hace más que crecer, un proyecto que mima su madre y él sigue con cariño, tanto que es bien capaz de contar los proyectos y extenderse con ellos. También, en otra línea, ha pensado abrir una academia en su isla. Podría haber puesto su cara en cualquier proyecto de cualquier lugar del mundo ¿quién no querría enseñar tenis y estar ligado a Nadal? pero él ha decidido hacer algo propio, un centro en el que tiene sus ilusiones puestas y que quizá algún día servirá para forjar leyendas.

Ese puede ser su vínculo de futuro con el tenis, el deporte que le ha dado fama mundial y ha asegurado su futuro -y, para que mentir, también el de alguna generación más que podría vivir de los éxitos del campeón- enseñar a otros lo que él controla como pocos en la historia. Pensar en el futuro, saber que a ciertas edades hay más carrera en la espalda que delante de los ojos. Pero mientras tanto, seguir jugando, demostrar a todo el mundo que el DNI ya no importa. Hoy se puede ser treintañero y campeón de tenis.

La juventud en el tenis es un término relativo. Antes a los 30 el tenista ya enfilaba irremesiblemente su retirada, ahora calcula el tiempo que le queda y no ve el final tan facilmente. Federer, cumplirá 35 en agosto y con su edad no solo será, probablemente, el mejor jugador de tenis de todos los tiempos, sino también uno de los de más longevo éxito que se recuerdan.

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