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Nadal también gana nueve en Barcelona
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venció a Nishikori por 6-4 y 7-5

Nadal también gana nueve en Barcelona

El español consiguió ganar de nuevo en su club. Jugó un partido muy constante contra Nishikori y demostró que este año ha vuelto a la mejor senda en la tierra batida

Foto: Rafael nadal, con el Godó (EFE)
Rafael nadal, con el Godó (EFE)

Por si no había quedado claro en Montecarlo: Nadal ha vuelto. La demostración del principado ha tenido continuidad en Barcelona y en ambos sitios ha conseguido el extrañísimo hito de ganar nueve campeonatos de un mismo torneo. Eso, que también le ocurre en Roland Garros, es algo que ningún otro jugador ha conseguido en ningún torneo del mundo. La tierra es en Nadal un territorio de certezas.

Su juego está perfectamente adaptado a la superficie aunque en las últimas dos temporadas no haya estado tan afinado como siempre. No era una cuestión de edad, pues al filo de los 30 ha vuelto a demostrar el poderío que tiene, sino de físico. No se necesita ir al detalle para darse cuenta de que hoy Nadal llega a bolas que antes no cogía, y eso es fundamental. Nadal no es un fantasista, juega tanto con las manos como con las piernas y si estas no llegan es mucho peor jugador. Contra Nishikori tuvo en muchas ocasiones que correr arriba y abajo, pues el japonés es muy bueno abriendo el juego, pero no le importó, por lejos que fuese el envío él siempre estaba allí, en el momento justo para devolverlo.

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"Es un jugador muy incómodo, acorta muy rápido la pista, crees que estás en situación de control y pasas a la defensa total. He sacado bien, sabía que tenía que ser valiente con mi servicio" , contaba el español sobre el esfuerzo de su rival, que había sido campeón allí en las dos últimas temporadas. La de Nishikori es una victoria de mérito, pues en los últimos años ha tenido algunos problemas para deshacerse de los mejores del circuito. En dos semanas Murray y Nishikori muestran una buena tendencia.

En un tenis defensivo eso es crucial. No es Nadal el jugador que busca las líneas y los aces sino la gota malaya que poco a poco va desesperando al rival. Un muro de carga, menos vistoso en los golpes pero que desprende pasión en el desplazamiento. Nishikori, que también es muy rápido, no pudo igualar el derroche físico que demostró Rafa. El japonés ha ganado dos veces el torneo de Barcelona aprovechándose de que su rival ayer, el dominador absoluto de la arcilla, estaba en un momento bajo. En el duelo definitivo, el día que tenía que pelearse con la roca, no pudo hacer nada.

Uno de los problemas del asiático fueron los nervios. Nadal estuvo excelso en las bolas de break a su favor. De las primeras ocho que tuvo el japonés solo supo aprovehcar una, escaso margen si lo que se busca es ganar a un jugador así. El balear, por su parte, se hacía inmenso cada vez que ponía a su rival contra las cuerdas. En esos pequeños detalles, en los de saber sacar puntos cuando el partido se pone en contra, estuvo el quid de la cuestión.

Supera a Guillermo Vilas

Los golpes están ahí. Nadal no tiene el merjor servicio, pero tampoco lo necesitó nunca para hacer daños a sus rivales, la derecha sigue siendo profunda y alta, la mueve bien tanto en paralelo como en cruzado. El revés también es contundente, haciendo daño al rival y permitiéndole ganar pista. Una de las claves nunca apreciadas del español es que tácticamente es un genio. Puede dar cientos de veces el mismo golpe si considera que esa es la mejor manera de hacer daño a un rival, nunca se pone nervioso y aguanta la presión. No busca el punto rápido si no lo tiene claro. "Es difícil leer su derecha porque la guarda hasta el final, sobre todo cuando está a derecha natural, cambia las direcciones con mucha facilidad. Pero tenía que variarle, tiene el revés muy bueno en las dos direcciones", analizaba tras el encuentro Rafa, que lee a sus rivales con especial esmero.

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Con esa capacidad de esperar, de llevar el partido a su terreno, ha labrado su leyenda. La de Barcelona fue su final número 101 y consiguió, por fin, igualar a Guillermo Vilas con 49 títulos sobre tierra batida. El argentino siempre ha mascullado que él era el más grande sobre la tierra, se enfadó cuando Nadal le superó el récord de partidos seguidos ganados sobre una misma superficie -él aseguraba que tenía más- y hasta le han reconocido dos títulos más estos últimos años. Pero era cuestión de tiempo que Rafa, el más grande sobre la arcilla, se comiese también esta marca. Hay que recordar que en la época de Vilas el tenis estaba menos reglado y había muchos más torneos de tierra. Además, los jugadores solían evitar las competencias más duras, solo se las encontraban en los Grand Slam. Ni se imaginaban que algún día iban a existir los Masters 1.000.

No hay nadie como él sobre la tierra y en este 2016, a diferencia de los dos últimos años, su candidatura a ganar todo es más fuerte aún. Ya tiene descontados Montecarloy Barcelona. Le quedan Madrid, Roma y, por supuesto, Roland Garros.

Por si no había quedado claro en Montecarlo: Nadal ha vuelto. La demostración del principado ha tenido continuidad en Barcelona y en ambos sitios ha conseguido el extrañísimo hito de ganar nueve campeonatos de un mismo torneo. Eso, que también le ocurre en Roland Garros, es algo que ningún otro jugador ha conseguido en ningún torneo del mundo. La tierra es en Nadal un territorio de certezas.

Rafa Nadal
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