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La gran rival de Garbiñe está en su cabeza
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La tenista ha perdido los nervios en la pista

La gran rival de Garbiñe está en su cabeza

Psicólogos deportivos analizan la importancia de la mente en el éxito en un deporte individual como el tenis. La motivación o el estrés, figuras clave para entender el bache

El llanto de Garbiñe es una representación de impotencia, la prueba de que el mundo del tenis tiene mucho de montaña rusa, un deporte que, en ocasiones, puede ser cruel. Es un tema delicado, pues es la mayor esperanza española en el tenis femenino y en su entorno saben que la psicología puede ser uno de los puntos débiles de Muguruza. Los que más la conocen no se sorprenden por verla llorar o gritar en la pista. Es una deportista muy emocional.

Su entrenador hasta el pasado agosto, Alejo Mancisidor, no quiere comentar su caso específico. Aunque es alguien con quien pasó años trabajando, no tiene relación con ella ahora y no quiere comentar nada que se pueda malinterpretar en un momento en el que Garbiñe parece más débil.

Su caso es propio de la psicología deportiva, aunque los terapeutas no suelen comentar específicos de personas a las que no tratan. Sí que conocen las pautas generales que pueden llevar a una tenista a perder los estribos, pues en la historia del deporte de la raqueta cuestiones como la de Garbiñe son constantes.

El problema no es de juego, pues los golpes están ahí y no le falta físico para competir, aunque haya tenido algún problema en ese aspecto a principios de año. Sus gritos y sus llantos reflejan la dificultad de sobresalir en un deporte como el tenis.

“En los deportes colectivos, un compañero puede paliar un error tuyo, la labor de equipo compensa los errores. No quiere decir que no se puedan cometer errores, pero el problema es que subsanarlos no es posible”, cuenta Eneko Larumbe, doctor en psicología que actualmente trabaja en el Health Sciences Center de la Universidad de Texas Tech.

El estrés de perder cuando se es favorito

La derrota es un fenómeno con el que tienen que aprender a tratar los deportistas, una cuestión presente siempre para quien compite. “Los jugadores, desde que se inicia su historia como tenistas, saben que pueden perder contra jugadores peores y eso genera mucho estrés. Entre los 200 del mundo, hay que pensar que todos son muy buenos”, explica Larumbe, que ha trabajado con tenistas de élite.

Perder la atención es algo común cuando la cabeza no está funcionando a tope. “Si anímicamente no estás bien, todo te afecta. Tiene que ver con la autoestima y la autoconfianza de una persona. Si no estás bien, tu atención no está en plenitud, se pierde atención y eso afecta al rendimiento”, explica Jonathan García-Allen, también psicólogo deportivo.

Las derrotas de Garbiñe llegan, sobre todo, con jugadoras poco conocidas y que no deberían suponer un desafío tan grande para la tenista. Le ha pasado siempre en su carrera, grandes días contra tenistas de élite echados a perder cuando tiene delante alguien de menor talento. “En muchas ocasiones a un deportista le resulta más fácil motivarse con un tenista mejor que él. Nadal era un tormento cuando era un crío, porque generaba mucha presión al rival. Es mucho más fácil motivarse contra alguien que es superior a ti, porque puedes perder. Es lo que se supone que debes hacer. El de abajo juega sin presión”, dice Larumbe, que concede que una tenista de primera línea tiene también que aprender a combatir en estos partidos que se dan por hecho. Y perderlos, por el contrario, genera situaciones que son difíciles de gestionar porque, como dice el doctor de Texas Tech, “la pérdida de autocontrol suele estar relacionada con un estrés que uno no sabe manejar”.

El caso de Nadal es curioso, durante su carrera no ha tenido atención psicológica, aunque durante mucho tiempo pareció mentalmente imbatible. “El hecho de que no tenga psicólogo no quiere decir que no aprenda estrategias psicológicas”, justifica Larumbe. “Ahora es posible que le viniese bien trabajar con psicólogos, porque él era más intuitivo y sin embargo ahora no consigue salir de la situación en la que está. Como igual le vendría muy bien a Garbiñe trabajar en este tema”, cree el psicólogo de Texas Tech.

La importancia del entrenador

Otro de los problemas que se han manifestado en Garbiñe en las últimas semanas es la difícil relación con su técnico, el francés Sam Sumyk. Él fue el receptor de los gritos de Muguruza, también el que vio más de cerca sus lágrimas cuando ella no quería salir a la pista. “El entorno es muy importante, cuando uno tiene una relación difícil con el técnico, aparece la desmotivación y el estrés se incrementa. Es algo determinante”, dice García-Allen.

Los técnicos, figuras trascendentales en todo tenista, tienen también que saber modular la cabeza de sus pupilos. “Es importante que el entrenador sepa de psicología, pero hay que recordar que no es el psicólogo. Tiene que tener conceptos y saber aplicarlos, aunque su ayuda es diferente, hay un trabajo específico, individual, con el deportista en que el técnico no puede entrar”, asegura Larumbe sobre el tema y remata diciendo que hay temas que no pueden pasar por él, entre otras cosas porque a veces lo que tienen que mejorar es la propia visión que el jugador tiene de su relación con el entrenador.

Mancisidor, entrenador de enorme experiencia, no es psicólogo, pero sí un gran creyente en que la fortaleza mental es clave para triunfar en el deporte. “Soy un loco del tema mental, me parece que en el tenis el 80% está en el físico y la mente. Sobre todo en el 'top 100', lo que marca las diferencias es la cabeza mucho más que los golpes”, cuenta el extecnico de Garbiñe que ahora entrena a Tita Torró.

Esto, claro, es más fácil de decir que de llevar a cabo. “Lo veo superclaro, pero una cosa es verlo y otra cosa es trabajarlo. Ese no es un debate, claro que tiene una parte mental, en eso no hay debate, pero ¿todo el mundo lo trabaja como debe?”, se pregunta Mancisidor.

No habla de la jugadora a la que convirtió en una estrella pero, en un comentario general, de algún modo la justifica: “Muchas veces las jóvenes que han llegado no tienen fácil asentarse, el circuito está dominado por gente que tiene más de 30 años, jugadoras como Serena, Radwanska o Kvitova. Tienen mucha más experiencia y es lógico que estén más asentadas”.

Garbiñe Muguruza es la gran esperanza del tenis español, una jugadora que con su juventud ya ha ganado torneos importantes como el de Pekín y ha logrado llegar a la final en la catedral de Wimbledon. Una referencia que tiene días malos, que grita y llora, que necesita metabolizar todo para volver a ser la que fue.

El llanto de Garbiñe es una representación de impotencia, la prueba de que el mundo del tenis tiene mucho de montaña rusa, un deporte que, en ocasiones, puede ser cruel. Es un tema delicado, pues es la mayor esperanza española en el tenis femenino y en su entorno saben que la psicología puede ser uno de los puntos débiles de Muguruza. Los que más la conocen no se sorprenden por verla llorar o gritar en la pista. Es una deportista muy emocional.

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