El nuevo Rafa Nadal ya está para aniquilar rivales y "divertirse" en el intento

No hubo montañas rusas, altibajos o remontadas. El partido de este miércoles en el Masters 1000 de París ante Lukas Rosol ha sido el más brillante desde que Rafa Nadal vuelve a estar “cerca de llegar donde él quiere”. El checo, quien hace una semana le puso contra las cuerdas en Basilea, aguantó una hora en pista para caer derrotado por 6-2 y 6-2 ante el número 6 del mundo. El español transformó en sencillo lo que hace poco fue complejo y sigue sacando partido a su nuevo estado de ánimo con una raqueta en la mano.

Hace unos meses “no me divertía en la pista, no me sentía competitivo”. Ahora “poco importa si gano o pierdo, porque me divierto en la pista, en los entrenamientos...”. Es un Nadal diferente, sin “los nervios” que le han acompañado durante gran parte de 2015. Su mayor motivación está ligada a un aumento en su fortaleza mental que le ha llevado a alcanzar su mejor nivel en este tramo final del año y que se ha podido apreciar en los torneos de Pekín, Shanghai y Basilea. En estos dos últimos, ante cañoneros y tenistas con características de pista dura, ha debido superar tramos complicados con obligadas remontadas para avanzar. Este miércoles, sin embargo, no ha dado opción al enemigo y su firmeza ha liderado el partido frente a Rosol, ya de vacaciones.

Rafa tardó más de dos horas en superar a Rosol hace una semana -por 1-6, 7-5 y 7-6 (4)- y este miércoles ha necesitado menos de la mitad -61 minutos- y sin vivir ningún sobresalto ni conceder opciones mientras el de Manacor servía. Quizás, el llevar picando piedra durante el pasado mes para lograr sus victorias haya tenido consecuencias en la contundencia de esta victoria. También el hecho de que mientras la mayoría está pensando en desconectar pronto de la raqueta -fin de temporada- el cerebro de Nadal está comenzando a funcionar, preparándose para su verdadero objetivo: 2016.

Y pensar que pudo tirar la toalla

Mientras la próxima temporada llega, Rafa dispone del torneo de Bercy, -en octavos le espera el sudafricano Kevin Anderson- y el Masters de Londres para continuar en esa progresión de la que ha hecho gala desde que concluyó el verano.

Por cierto, Nadal admitió esta semana haber podido arrojar la toalla y rechazar su posible presencia en el mencionado torneo de Maestros… “No me divertía en la pista, no me sentía competitivo y Londres es el torneo más difícil del año para mí, por lo que puede que no me sintiera con ganas de disputarlo, de jugar por jugar. Prefiero jugar para ser competitivo, para estar al 100%”. Como en la pista, Nadal también luchó por llevarse este 'punto' y logró levantar el ánimo para estar presente en una cita que nunca ha ganado, como la que estos días -felizmente- disputa en la capital francesa.