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Djokovic se come la hierba de Wimbledon tras desconectar en Cádiz con Aldana
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ASÍ CELEBRÓ SU TERCER TÍTULO EN LONDRES

Djokovic se come la hierba de Wimbledon tras desconectar en Cádiz con Aldana

Para ganar su tercer Wimbledopn primero tuvo que morder el polvo de Roland Garros; el golpe que le asestó Wawrinka ha sido una de las claves para que el serbio haya terminado comiéndose la hierba

Foto: Novak Djokovic comiéndose la hierba de Wimbledon (Reuters).
Novak Djokovic comiéndose la hierba de Wimbledon (Reuters).

Cerró los puños, los alzó al gris cielo de Londres y dio una vuelta ante la mirada de los 15.000 aficionados que llenaban las gradas de la pista centra del All England Club. Novak Djokovic acababa de revalidar su título de Wimbledon, el tercero de su palmarés, en contra de los deseos de los espectadores que hubieran preferido aplaudir la victoria de Roger Federer. Ni ellos disimularon sus preferencias ni Djokovic que había vuelto a cumplir el sueño que tenía desde que era “muy pequeño”. Y para lograrlo primero tuvo que morder el polvo de Roland Garros; el golpe que le asestó Wawrinka hace un par de meses ha sido una de las claves para que el serbio haya terminado comiéndose la hierba de Wimbledon. Literalmente.

La de este domingo era la cuarta final que Novak jugaba en Londres en los últimos cinco años y el tercer título que besa en el 'major' británico. Un trío con el que iguala a su entrenador: Boris Becker. El alemán es el gran culpable, entendido este adjetivo como algo positivo, de que la eficacia del juego de Djokovic se haya disparado. Por ello, el serbio no dudó a la hora de dedicarle el título que acababa de añadir a su ya excelso palmarés: “Este trofeo no es solo mío, también es suyo y de todo mi equipo”. Como tampoco se pensó dos veces a la hora de confesar que los inicios no fueron fáciles: “Nos costó un poco entendernos, ya que él es alemán y yo soy serbio. Sin embargo, logramos encontrar la química y trabajar juntos. Boris ha estado ahí en los buenos y en los malos momentos, apoyándome siempre. Esta unidad que tenemos nos permite seguir adelante y disfrutar cuando llegan los títulos”. El éxito salta a la vista.

Cambia Marbella por Cádiz

Wimbledon es, hasta el momento, la última batalla que ha terminado con victoria, pero hubo otras con el resultado opuesto. En su empeño por conquistar todos los 'Grand Slam' en una misma temporada, Djokovic se plantó en la final de Roland Garros. Al otro lado de la red, Stanislas Wawrinka. El suizo se convirtió en una pesadilla para el serbio; pasó por la final como una tormenta de la que Djokovic no supo cómo refugiarse. Igual que había sucedido un año antes con Rafa Nadal como verdugo. El mismo golpe dolía más que nunca, pero el serbio sabía exactamente qué hacer para que su herida cicatrizara: desconectar. Y para ello, tal y como informó en su momento Marca, puso rumbo al sur de España. Cambio sus habituales estancias en Marbella por Cádiz rodeándose de su familia y amigos.

La localidad malagueña se convirtió en la base de Djokovic desde que Becker cogió las riendas de su dirección técnico. Es más, su hermano Marko vive a caballo entre Madrid y Marbella, pero esta vez cambiaron su destino. Sin salir de Andalucía, se fueron hasta Cádiz y más concretamente, a Sotogrande. Y es que en este enclave vive Adolfo Aldana, el que fuera jugador de Real Madrid y Deportivo entre otros. Mientras el resto de jugadores se preparaban para competir en Wimbledon participando en los distintos torneos sobre la hierba que preceden a la cita londinense, Djokovic entrenó a lo largo de siete días con su hermano Marko como sparring y con la pista de hierba de Aldana como escenario.

Su particular desconexión gaditana no podría haber salido mejor. Tanto que este domingo Novak repetía su particular y peculiar ritual tras ganar Wimbledon: comer hierba de la pista central. El serbio, ya coronado como campeón, comentó que es “normal hacer algo loco cuando se gana y este año sabe muy pero que muy bien. No sé qué han hecho los jardineros, pero desde luego es un gran trabajo”. Djokovic ha pasado de morder el polvo de París para poder comerse la hierba del 'major' británico: “El deporte hace que te recuperes pronto. Toca recuperarse deprisa y seguir adelante. Cuando llegas a Wimbledon no puedes pararte a pensar qué pasó en París, debes mirar hacia el frente”. Y ahí es donde figura el US Open. Djokovic ya vela armas para su próxima batalla.

Cerró los puños, los alzó al gris cielo de Londres y dio una vuelta ante la mirada de los 15.000 aficionados que llenaban las gradas de la pista centra del All England Club. Novak Djokovic acababa de revalidar su título de Wimbledon, el tercero de su palmarés, en contra de los deseos de los espectadores que hubieran preferido aplaudir la victoria de Roger Federer. Ni ellos disimularon sus preferencias ni Djokovic que había vuelto a cumplir el sueño que tenía desde que era “muy pequeño”. Y para lograrlo primero tuvo que morder el polvo de Roland Garros; el golpe que le asestó Wawrinka hace un par de meses ha sido una de las claves para que el serbio haya terminado comiéndose la hierba de Wimbledon. Literalmente.

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