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Federer y Wawrinka apartan los "lloriqueos" y firman la paz por el bien de Suiza
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FINAL DE LA COPA DAVIS ANTE FRANCIA

Federer y Wawrinka apartan los "lloriqueos" y firman la paz por el bien de Suiza

Tras el incidente de Londres en el que la mujer de Federer, supuestamente, llamó "llorica" a Wawrinka, los dos entierran el hacha de guerra en la final de la Davis

Foto: Roger Federer y Stanislas Wawrinka durante el sorteo del cuadro de la final de la Copa Davis (GTres).
Roger Federer y Stanislas Wawrinka durante el sorteo del cuadro de la final de la Copa Davis (GTres).

“¡Llorica!”. Todo apunta que esta fue la palabra con la que la mujer de Roger Federer intentó desconcentrar a Stanislas Wawrinka durante el partido de semifinales de la Copa de Maestros que ambos disputaron en Londres. Un incidente que, según informó en su momento ESPN, desencadenó una discusión entre los dos suizos posterior al encuentro que hizo retumbar los muros del O2 Arena y se alargó demasiado en el tiempo. El problema es que la Copa Davis les ha privado del tiempo necesario para olvidar este tipo de encontronazos y les ha obligado a firmar la paz por el bien de un país conocido, entre otras cosas, por su neutralidad. Desde este viernes, Suiza se verá las caras con Francia en la final de la Copa Davis. La tierra batida de Lille les espera.

Londres ha supuesto la gota que ha colmado el vaso. Tal y como apuntaron varios medios, Mirka Federer empleó la treta antes citada para intentar sacar del partido al rival de su marido durante el tercer set, el mismo en el que se decidían las semifinales. Las informaciones de los periódicos suizos van un paso más allá y apuntan a que Wawrinka le pidió que no lo hiciera cuando fuera su turno de saque. Mientras, otros afirman que en las protestas del suizo al juez de silla se le escuchó decir que no era la primera vez que sucedía sino que se estaba repitiendo lo vivido en Wimbledon, un torneo que marcó un antes y un después. Sea como sea, la discusión entre Federer y Wawrinka llegó en el peor momento para una Suiza que, básicamente, es un equipo de dos.

Antes de la final de la Copa Davis, conviene entender cómo se ha llegado a esta situación. En el circuito tenístico, Federer ha sido el máximo y único exponente de Suiza… hasta que apareció Stanislas Wawrinka y consiguió dar un paso al frente. Tanto que el actual número cuatro de la clasificación ATP superó a Roger en dicho ranking a lo largo de siete meses en los que, además, le arrebató la final del Masters 1.000 de Montecarlo. El orden de los factores, en este caso, sí alteró el producto final y Federer se propuso restablecerlo. El escenario no podía ser otro, el verde césped de Wimbledon. En ‘su’ torneo, el actual número dos se la devolvió y recuperó el mando.

Partido a partido la rivalidad iba a creciendo, pero cuando se trataba de defender los colores de su país todo quedaba a un lado. De hecho, de manera individual o en dobles, Wawrinka y Federer unieron fuerzas para que Suiza dejase en el camino a Serbia, Kazajistán e Italia. Juntos dan forma a una pareja infalible que ha enderezado el camino de Suiza; el problema es que ahora Severin Luthi, el capitán del equipo, debe trabajar duro para evitar que cada uno coja un desvío diferente. De momento, parece que tanto Federer como Wawrinka han sacado la bandera blanca pues el primero publicó en su cuenta personal de Twitter una foto del equipo al completo en el que el segundo le gastaba una broma.

It's great being with the boys again .. And #captain #lüthi pic.twitter.com/iMWJUVKd0T

Severin Luthi es consciente de que Roger y Stanislas son la principal, y casi la única, baza de Suiza frente a Francia, país que tiene una colección de nueve ‘Ensaladeras’. La experiencia gala contrasta con las dos veces que el país de Federer y Wawrinka han alcanzado la final de la Copa Davis: dos teniendo en cuenta la que empieza este viernes y sin olvidar la que perdieron en 1992 contra Estados Unidos. No es el único frente que tiene abierto. La espalda de Federer, la misma que le impidió jugar la final de la Copa de Maestros, se ha convertido en un quebradero de cabeza aunque este jueves aseguró que no corre “un riesgo enorme si juego el viernes. Confío en mi cuerpo, soy optimista”. El número dos de la ATP se entrenó suavemente estos días en la sede de la final para lograr su gran objetivo: levantar, por primera vez en su carrera, la Ensaladera.

Suiza tendrá delante a los galos y a las 27.000 gargantas que prometen convertir en un infierno el Estadio Pierre-Mauroy y que abren todavía más el pronóstico de la final. Jo-Wilfried Tsonga abrirá fuego este viernes frente a Wawrinka en un partido de imposible pronóstico y de antecedentes muy igualados (3-2 para el francés). A continuación debería debutar Federer contra Gael Monfils, a quien ha batido en aunque en su último encuentro, en el US Open, el francés le llevó al límite en cinco sets.

El sorteo ha concedido una pequeña ventaja adicional a Suiza ya que si Wawrinka gana el primer duelo del viernes y Federer no está plenamente recuperado, este podría descartarse en su debut y reservarse para la jornada del domingo contra Tsonga. Hasta una hora antes del partido, Suiza librará presumiblemente una guerra de nervios contra Francia que estará pendiente sobre la alineación del jugador leyenda. El sábado, las parejas Benneteau-Gasquet y Chiudinelli-Lammer librarán la batalla de dobles aunque los capitanes también podrán variar en este caso las formaciones hasta una hora antes del encuentro. Para la última jornada quedarían los enfrentamientos directos entre los números uno, Federer y Tsonga, y dos, Wawrinka y Monfils, de cada equipo, si es que la final todavía no se ha decantado de ningún lado.

“¡Llorica!”. Todo apunta que esta fue la palabra con la que la mujer de Roger Federer intentó desconcentrar a Stanislas Wawrinka durante el partido de semifinales de la Copa de Maestros que ambos disputaron en Londres. Un incidente que, según informó en su momento ESPN, desencadenó una discusión entre los dos suizos posterior al encuentro que hizo retumbar los muros del O2 Arena y se alargó demasiado en el tiempo. El problema es que la Copa Davis les ha privado del tiempo necesario para olvidar este tipo de encontronazos y les ha obligado a firmar la paz por el bien de un país conocido, entre otras cosas, por su neutralidad. Desde este viernes, Suiza se verá las caras con Francia en la final de la Copa Davis. La tierra batida de Lille les espera.

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