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Nishikori, el niño que jugaba en Florida sin hablar inglés, da lustre al tenis asiático
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primer jugador de asia que se juega un grande

Nishikori, el niño que jugaba en Florida sin hablar inglés, da lustre al tenis asiático

El japonés venció a Novak Djokovic en la semifinal del US Open y alcanza una final de un gran torneo, algo nunca hecho por un tenista de ese continente

Foto: Kei Nishikori estaba eufórico en la pista Arthur Ashe (Reuters).
Kei Nishikori estaba eufórico en la pista Arthur Ashe (Reuters).

Un niño con los ojos rasgados llegaba nervioso a su primer día en un país que no sólo no conocía, que le era extraño a lo que él estaba acostumbrado, además, tampoco podía entender nada de lo que le decían, ni siquiera aquello que veía escrito en los carteles en las carreteras, lo que leía en los cómics que hojeaba en las tiendas de libros, ni lo que le contaban en la televisión viendo el fútbol. Pero el chaval, Nishikori, era muy bueno jugando al tenis, que era lo que realmente importante.

Kei Nishikori se hizo mayor y salió ‘contestón’ con los grandes de este deporte. Con 24 años decidió que había que alcanzar la cima, y de camino se cargó a tres top ‘10’ para poner a Japón en el mapa del tenis mundial. Por fin, Asia juega una final de un Grand Slam: el US Open. Este domingo, tendrá ante sí la oportunidad de ser aún más grande. Podrá convertirse en eterno, más de lo que ya es para Asia, si consigue ganar en la final a Marin Čilić, que completó una de las finales más sorprendentes de los últimos años en los grandes torneos, tras vapulear a Roger Federer en la otra semifinal.

El tenis se viene jugando de toda la vida, desde hace siglos. Es históricamente famoso que Enrique VIII jugaba pachangas en la corte de los Tudor y hay una leyenda que cuenta que así, jugando un partido, conoció a María Bolena. Pero en todas estas decenas y centenares de años, nunca un japonés llamó la atención en esta materia. Manejan bastante mejor la raqueta de bádminton y la pala del tenis de mesa, donde son unos auténticos maestros de tal arte.

Ha tenido que llegar siglos después un chaval de la ciudad japonesa de Shimane para colocar a uno de los suyos en los puestos más altos del tenis planetario. Kei Nishikori empezó en esto a los cinco años, cuando la raqueta era poco más pequeña que él. Cuando se mudó a Florida sin hablar inglés, empezó a entrenar en la IMG Bollettieri Academy. Todo ello, gracias a que fue becado por la Morita Foundation, una de las fundaciones que más apuestan por el tenis en Japón.

Ahora, siete años después de aquella llegada a Estados Unidos, en ese mismo país tiene la opción de ganar no sólo su primer Grand Slam, sino también su primer gran torneo. No ha levantado un torneo Master 1.000, pudiendo sólo llevarse tres títulos del circuito 500 y uno del 250. Su salto sería tremendamente grande, por lo tanto. Nunca estuvo tan cerca de ganar un título de Master 1.000 como cuando este 2014, su gran año, se midió a Rafa Nadal en la final del Mutua Madrid Open. El manacorí dijo entonces que no se mereció ganar el título, que Nishikori debió ganar. Pero unas molestias le impidieron terminar aquella final que tuvo tan cerca.

Como no podía ser de otra forma, su última víctima (y no es cualquier otra, es el número uno del mundo), se tuvo que ‘arrodillar’ ante su superioridad en la pista para agasajarle. "Le felicito por el esfuerzo. Fue el mejor jugador hoy", dijo Djokovic, que destacó el progreso de Nishikori en los últimos tiempos: "Creo que ahora es un jugador completo. Su revés es muy sólido. Uno de los mejores reveses a dos manos desde toda la pista. Muy agresivo. Es muy rápido, así que devuelve muchas bolas", alabó al japonés.

Un niño con los ojos rasgados llegaba nervioso a su primer día en un país que no sólo no conocía, que le era extraño a lo que él estaba acostumbrado, además, tampoco podía entender nada de lo que le decían, ni siquiera aquello que veía escrito en los carteles en las carreteras, lo que leía en los cómics que hojeaba en las tiendas de libros, ni lo que le contaban en la televisión viendo el fútbol. Pero el chaval, Nishikori, era muy bueno jugando al tenis, que era lo que realmente importante.

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