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Djokovic busca 'retirar' a Federer once años después del inicio de la gran leyenda suiza
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se enfrentan en la final de wimbledon

Djokovic busca 'retirar' a Federer once años después del inicio de la gran leyenda suiza

Tras tres finales de Grand Slam perdidas de forma consecutiva, 'Nole' quiere acabar con la leyenda del suizo, ante su oportunidad de ganar su octavo título

Foto: Djokovic busca el número uno y Federer, su octavo Wimbledon (EFE).
Djokovic busca el número uno y Federer, su octavo Wimbledon (EFE).

Con el beneplácito de Stanislas Wawrinka (e incluso sin él), si no estaba Rafa Nadal ya sobre el césped de Londres, no podía haber mejor final para este domingo que la que jugarán Novak Djokovic y Roger Federer. No hay opción a que alguien reniegue de un espectáculo semejante como colofón al tercer Grand Slam del año, Wimbledon, aquel que Roger sigue negándose a olvidar, a dejar que su ciclo vestido de blanco acabe a pesar de sus casi 33 años. Siete copas doradas tiene ya en su casa presidiendo la inmensa sala de trofeos, que muchos querrían ver más repartida. El serbio quiere el número uno, el suizo, el octavo título.

Precisamente a su compatriota Wawrinka desbancará, pase lo que pase, Federer en el número tres de la lista de ATP. El tercer puesto, para alguien que lo ha sido todo en el tenis, parece algo triste y enormemente insuficiente. Pero Federer sabe que su mejor época ya ha pasado, que con los dos colosos que están por delante es muy complicado que vuelva a ocupar el puesto más elevado del tenis planetario, pero esa dejó de ser hace tiempo la meta de Roger. Ahora, su deseo es seguir ampliando su palmarés, hacer que su record de torneos profesionales sea cada vez más inalcanzable para los demás tenistas mortales. Y si puede hacerlo en ‘su casa’ Wimbledon, mejor.

Con Federer, a su edad, uno nunca sabe cuál será el último grande que se apuntará a su currículo. Podría ser éste, el de 2014. O podría ocurrir dentro de tres años, o más, o menos. Durante semanas, nadie se acuerda de él. Su megalítica figura se difumina ante Djokovic y Nadal, pero siempre se las apaña para volver al primer plano, a recordar al resto de jugadores quién es el tenista más grande jamás nacido hasta la fecha. Y por ello, cada vez que alcanza una final de esta índole es especial, casi emotivo y romántico. Porque Wimbledon durante la última década ha sido sinónimo de Federer, y aunque no ganase nunca más, lo seguiría siendo durante años.

Y toda esa relación de amor entre Londres y Federer comenzó hace justo once años. Fue entonces cuando ese chaval espigado de 21 años y con mucha más pinta de oficinista que de tenista, se colaba en su primera final de un Grand Slam. Y qué mejor para empezar con buen pie que ganar a las primeras de cambio. Mark Philippoussis no se vio venir el huracán que se convertiría en el mayor ‘tirano’ de la hierba británica hasta nuestros días. Desde entonces, siete títulos ganados y entre medias, unas lágrimas derramadas tras perder con Nadal que conmovieron a medio planeta.

Pero claro, a todas estas, su rival en la final es el que tiene todas las papeletas para ser ese número de uno al que ya renunció Federer. Djokovic será líder de la lista de ATP si gana Wimbledon, e incluso si lo pierde podrá ser primero en la gira norteamericana. Pero recuperar el cetro mundial no es la única aspiración que tiene Nole en Wimbledon. Hace año y medio que Djokovic no gana un grande, y eso para el jugador que ha sido durante muchos meses número uno es cuanto menos extraño. Pero la cosa no es que se haya atascado y ya no luche por ellos. Al contrario, siempre está ahí, en la pomada, a un pasito del título que no acaba de dar. Tres finales ha jugado, y tres ha perdido desde que ganara el Abierto de Australia de 2013.

Es decir, para Djokovic, este Wimbledon puede ser el de su redención, la expiación de los últimos pecados que lo han alejado de la felicidad que da un título de los grandes. Hacerlo contra Federer, el mito viviente de la hierba inglesa, convierte esa liberación del serbio en algo muy especial, casi místico. Ni siquiera ganándole a Rafa Nadal sería más bonito para Djokovic que superar a Federer en su propio terreno, haciendo que ese triunfo en Wimbledon fuera la ‘retirada’ del suizo. Y claro, esa hipotética victoria vendría acompañado de superar a Nadal, premio doble y muy dulce, sin duda.

Con el beneplácito de Stanislas Wawrinka (e incluso sin él), si no estaba Rafa Nadal ya sobre el césped de Londres, no podía haber mejor final para este domingo que la que jugarán Novak Djokovic y Roger Federer. No hay opción a que alguien reniegue de un espectáculo semejante como colofón al tercer Grand Slam del año, Wimbledon, aquel que Roger sigue negándose a olvidar, a dejar que su ciclo vestido de blanco acabe a pesar de sus casi 33 años. Siete copas doradas tiene ya en su casa presidiendo la inmensa sala de trofeos, que muchos querrían ver más repartida. El serbio quiere el número uno, el suizo, el octavo título.

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