Rafa Nadal quiere volver a escuchar el eco de la Centre Court de Wimbledon

Rafa Nadal debutará sobre la hierba de Wimbledon este lunes y lo hará ante Thomaz Bellucci. El manacorí lleva ya varios días instalado en Londres, cerca de las pistas, como lleva haciendo desde que debutó en este torneo: alquila un apartamento que comparte con su equipo y establecen su campamento base. Allí fue donde se enteró de una de las mejores noticias del año: será el abanderado español en los Juegos Olímpicos de Londres. Rafa lleva varios días entrenando porque su objetivo es volver a escuchar el eco de la Centre Court, eso querrá decir que habrá llegado a la final igual que hizo el año pasado, en 2010, 2008, 2007 y 2006. A Nadal se le da mucho mejor Roland Garros, no en vano es el único tenista de la historia que ha ganado allí siete veces, pero como él mismo reconoce en su biografía escrita por John Carlin: “Wimbledon es la competición más importante de todas”.

Tres derrotas y dos victorias. Este es el balance de Nadal en el torneo londinense. En 2008 protagonizó la final más larga de la cita frente a Federer en un partido considerado por mucho como el mejor de la historia y hace dos años pasó por encima de Thomas Berdych. En 2011 fue Djokovic el que le derrotó siguiendo con la línea marcada la temporada pasada en la que el serbio ganaba al español en cada final en la que se encontraban; en 2006 y 2007, su verdugo fue Roger Federer. Rafa ha reconocido que la segunda derrota fue la más dolorosa y que rompió a llorar en el vestuario porque sabía que podía haberlo hecho mejor. Este momento es relatado por el tenista en el libro de Carlin en el que también descubre al lector y al aficionado la magia y la mística que envuelve al torneo.

Wimbledon es una cita especial. Distinta al resto de campeonatos presentes en el circuito ATP. La biografía de Nadal arranca con el relato en primera persona de la final disputada en 2008, un partido con el que el autor confiesa que se volvió a enamorar del tenis. Rafa va desmenuzando poco a poco sus impresiones y sentimientos sobre el que era su sueño cuando empezó a golpear la pelota de tenis bajo las órdenes de su tío Toni. El tenista destaca el silencio que invade la Centre Court, la hierba verde brillante y perfectamente cortada, ni un milímetro más ni un milímetro menos. La historia y la solera de las instalaciones donde la publicidad no tiene cabida. Limpieza pura y extrema. La elegancia de los tenistas que, vestidos de un blanco impoluto, reciben el respeto de una afición con un paladar exquisito que sabe cuando aplaudir un buen punto rompiendo el silencio que impera. Y esto es lo que cautiva a Rafa Nadal, la ausencia de sonidos que le permite escuchar el bote de la pelota sobre la hierba, el eco del saque, de una derecha, de un revés, de una volea… Confiesa el mallorquín que la combinación de todos estos elementos le ayuda a aislarse y a encerrarse para alcanzar el estado que le permite desarrollar su tenis.

Rafa quiero volver a escuchar el eco en la Cente Court el próximo 8 de julio, fecha fijada para la final masculina de Wimbledon. Su temporada ha ido de menos a más. Tras las dudas generadas en Australia y Madrid, Nadal emitió buenas señales en Montecarlo y en Barcelona y confirmó que estaba de vuelta en Roma y Roland Garros derrotando en las dos finales a su bestia negra, Novak Djokovic. Está en su mejor momento y quiere cumplir por tercera vez la fantasía que tuvo a los 14 años cuando soañaba, junto a su amigos, con ganar en Wimbledon. El cuadro le ha dado la ventaja de ir por el lado contrario al serbio y a Federer por lo que muchos ya sueñan una final con la presencia de Rafa y del número uno o tres del mundo. Tenis puro en la cuna moderna de este deporte.