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Lágrimas y lucha por sobrevivir hasta que el "gen" español pise un campo de rugby
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CHARLA CON EL LEÓN PABLO FEIJÓO

Lágrimas y lucha por sobrevivir hasta que el "gen" español pise un campo de rugby

La épica clasificación de la selección española de rugby Seven ha tenido en la reacción de Pablo Feijóo a su máximo exponente. No eran favoritos, pero irán a los Juegos de Río

Foto: Pablo Feijóo, emocionado al término del partido en Mónaco.
Pablo Feijóo, emocionado al término del partido en Mónaco.

Falta un poco de genes. Competimos con baloncesto y balonmano, y la gente rápida, alta y fuerte normalmente va para allá, nosotros nos quedamos el resto. Espero que, poco a poco, la gente alta, fuerte y rápida se interese por el rugby”. El medio scrum español Pablo Feijóo, uno de los tipos más felices del mundo, había explicado el domingo -entre lágrimas- que se clasificaron milagrosamente para los Juegos Olímpicos de Río “sin ser los más grandes ni los más fuertes”. En una charla con El Confidencial, un día después, el 4 de los Leones comentó que la importancia del físico en el Rugby Seven requiere de argumentos más allá de la técnica, táctica y de jugar “con el corazón”. A falta de genes, España tiró de...

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“Todo el mundo me ha dicho que acabó llorando viendo por la tele mi entrevista. Contagié a mucha gente, incluidas las chicas (el equipo femenino) que nos han recibido este lunes en Barajas”, indica Pablo. Verdaderamente el rugby español se mueve en melé, y el mejor ejemplo es esta comunión entre el equipo masculino y femenino. Alegría, éxito y sentimiento compartido.

“Ahora, poco a poco lo vas asimilando. Aterrizas los pies en el suelo y se te pasan por la cabeza muchas cosas. Ha sido un camino muy largo, con muchos años por detrás de muchas caídas, de levantarte y volver a tropezar. Problemas. Un sube y baja que al final ha salido bien… Por eso acabas llorando de emoción, alegría, no sé cómo describirlo... Siendo honestos, si miras sobre el papel, con los equipos que había nunca hubieras apostado por España. Samoa, que había ganado un torneo de las Series Mundiales, Rusia y Canadá, también en las Series Mundiales… También hay que reconocer que hemos tenido algo de suerte porque los ensayos en estas últimas jugadas ante Rusia y Samoa fueron para nosotros, pero podían haber sido para ellos... Ni antes éramos tan malos ni ahora tan buenos”.

El alambre en el que viven, ahora es más ancho

La montaña rusa que menciona el jugador de 34 años no es sólo una cuestión deportiva o de éxito profesional, también de supervivencia. “Nosotros hemos estado viviendo de las becas ADO gracias al segundo puesto del Europeo del año pasado y si no cumplíamos el objetivo no tendríamos subvención”, con el peligro que ello conlleva para la mera existencia de la sección masculina del Seven español. “Ahora quedan otros dos meses de trabajo y luego la Federación tendrá que sacar nuevos chicos... viendo el Mundial de Zimbabue (quedaron segundos del Mundial B, tras Samoa) creo que hay mimbres”.

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El alambre en el que viven permanentemente ahora se ha ensanchado un poco más, es algo más estable y seguro. “Para el rugby nacional esta clasificación importante. Ha tenido mucha repercusión en todos los medios de comunicación de cara a dar a conocer el rugby en general a todos. A cuantos más padres lleguemos, mejor. Que sepan que no es un deporte violento, sino de contacto”.

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En Fiyi lograron otra victoria más importante

Además de gestos como el de la piña entre las Leonas y Leones, también ayudan otros gestos para que los padres tengan claro los valores que aporta el rugby, como por ejemplo el que tuvo este combinado de atletas hace tres meses cuando ayudaron en labores humanitarias en Fiji a luchar contra un ciclón que atizó la isla. Habían viajado para preparar un torneo y terminaron cargando sacos de arena para intentar controlar que el mar no arruinara las casas de la población local. Por cierto, jugaron un torneo y lo ganaron, y el premio económico de 2.000 euros lo repartieron entre la población más desfavorecida. Por esta experiencia, en Brasil a Pablo le haría especial ilusión enfrentarse a “Fiyi. Hemos estado con ellos y tenemos una buena relación. Además, cuando estuvimos con ellos nos dijeron que a partir de ahora los fiyianos iban a ser de Fiyi, pero que también iban a apoyar a España”. Horas más tarde de esta conversación, el bombo deparó el siguiente grupo para España: EEUU, Argentina... y Fiyi.

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La celebración en Mónaco de este hito “estuvo bien. Tuvimos tercer tiempo con todos los equipos y luego pasamos a una discoteca también con todos. Se alargó más de la cuenta, pero lo que más me ha sorprendido de todo es la cantidad de gente que ha estado empujando desde España. Te ayuda ver que había tanta gente conectada a nuestros partidos y dándote ánimos. Te reconfortaba para seguir luchando y peleando. Siendo tan físico el Seven, las piernas cada vez pesan más y todo el ánimo contaba”, reconoce Pablo.

Hasta que llegue ese gen español al rugby para hacer “un equipo con una media de 1,80m – 1,85m de media, rápido y fuerte”, los Leones y Leonas continuarán jugando “con el corazón”, entre lágrimas y echándole algo más con una melé empujando de seguidores y compañeros.

Falta un poco de genes. Competimos con baloncesto y balonmano, y la gente rápida, alta y fuerte normalmente va para allá, nosotros nos quedamos el resto. Espero que, poco a poco, la gente alta, fuerte y rápida se interese por el rugby”. El medio scrum español Pablo Feijóo, uno de los tipos más felices del mundo, había explicado el domingo -entre lágrimas- que se clasificaron milagrosamente para los Juegos Olímpicos de Río “sin ser los más grandes ni los más fuertes”. En una charla con El Confidencial, un día después, el 4 de los Leones comentó que la importancia del físico en el Rugby Seven requiere de argumentos más allá de la técnica, táctica y de jugar “con el corazón”. A falta de genes, España tiró de...

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