A la sombra del Mundial vuelve la División de Honor de rugby, abandonada a su suerte

La repercusión que tiene el Mundial de rugby en el mundo entero es enorme. Seguro que España lo notamos infinitamente menos, pero váyanse a un pub inglés durante un partido del XV de la Rosa y les costará encontrar sitio, incluso que les atienda el bartender. Aquí habrá pubs que hayan previsto una gran programación de los partidos más importantes de la primera fase y no se pierdan ningún encuentro a partir de cuartos de final. Habrá quien quede con amigos, se pidan unas pintas y disfruten del espectáculo que viviremos en Inglaterra a partir de este mismo viernes. Los más acérrimos amantes del rugby sabrán que al día siguiente empieza también la División de Honor, el resto no tendrá ni idea.

A la sombra de la competición de rugby más importante del planeta y sin una milésima parte de repercusión, la Liga Nacional de División de Honor arranca este fin de semana con la misma ilusión de siempre, si cabe más este año, porque ante las dificultades, la ambición por superarse a sí misma sigue creciendo poco a poco. En uno de los momentos económicos más complicados de la Federación, ésta presume orgullosa de haber sido capaz de mantener a buenos jugadores, recuperar a algunos que se habían marchado lejos y llamar a otros extranjeros que se sienten atraídos por la peculiar cultura rugbística que hay en nuestro país.

Uno de esos casos de grandes jugadores que regresan a España es Pablo Fontes. Su caso define bastante bien cómo es la vida de un jugador español de rugby: todavía en edad sub-21, Fontes se marchó a Francia el curso pasado para jugar en el Sector Paloise, uno de los equipos punteros de la segunda división del rugby del país vecino. Pero él, como estudiante que es aún, le daba prioridad a su carrera como ingeniero areoespacial y parecía tener un acuerdo para jugar en el Richmond, de la National League 1 inglesa por tener la oportunidad de estudiar en una prestigiosa universidad británica, pero esa opción se fue al traste y vuelve a Madrid, su casa, para jugar en el Alcobendas tras despuntar en el Atlético de Madrid. Es, probablemente, uno de los jugadores más prometedores de su generación y un fijo ya para Santi Santos, seleccionador nacional.

Se empieza con ganas, con proyectos audiovisuales muy interesantes y esperanzadores, como la digitalización casi inmediata de las actas arbitrales y la emisión de todos los partidos (que puedan) de División de Honor a través de un mismo portal, la web de la FERugby, y por streaming. Es un paso sin duda ilusionante, puesto que no sólo es un lugar que pasará a ser de referencia para los amantes del rugby, sino que también es una página muy llamativa para potenciales patrocinadores, que saben que tendrán un nicho importante de posibles seguidores.

Y es que la Federación sigue a la busca incesante de un gran patrocinio que alivie los serios problemas económicos por los que atraviesa. Hace no demasiado, la compañía de telecomunicaciones Orange cesó su patrocinio al rugby español y lo dejó en la cuneta, casi en la UVI. Como dice su presidente, Alfonso Feijóo, tienen “pequeños apoyos económicos que ayudan, pero no resuelven”. Esos pequeños apoyos dejan entre 10.000 y 15.000 euros cada uno al año, que son un alivio pasajero. Al presidente le vale que le paguen en especies, ya que conseguir material o recibir financiación para desplazamientos supone “no gasto”, y eso es bueno. En esa búsqueda incesante de una inyección de dinero importante, la FERugby ha contratado los servicios de una empresa especializada en patrocinios.

Todo esto con una Liga que comienza ya con el VRAC de Valladolid como el claro favorito a ganarlo todo de nuevo. El Quesos Entrepinares, nombre artístico del conjunto vallisoletano, se llevó la Supercopa, la Copa Ibérica, la Copa del Rey y la Liga, completando un trébol de cuatro hojas que nadie había conseguido jamás. Sin embargo, el Cisneros y la Santboiana tratarán de complicarle la existencia a los castellanos.

Un objetivo, Río 2016

La Liga de División de Honor es la punta de lanza de todo el proyecto deportivo de categorías de la FERugby, pero este año no será a esta competición a la que le presten toda su atención. El objetivo de la Federación es conseguir que al menos un equipo español, ya sea el masculino o el femenino, consiga una plaza para los Juegos Olímpicos de Río de Janeiro. Los sevens de ambos géneros tendrán un trato especial durante todo el año y, de hecho, catorce jugadores y jugadoras serán contratados directamente por la Federación y pasarán a depender de ella directamente. Es decir, su club principal será la Selección y no su equipo de cada semana.