Sólo una extraterrestre de apellido Ledecky puede con Mireia Belmonte: plata en 1.500

Mireia Belmonte ha vuelto a demostrar laclase de nadadora que es. Una sensacional, una bestia competitiva, pero además, a sus 26 años una madura e inteligente. Su carrera fue tácticamente impecable y ha logrado así su primera medalla en el Mundial de Budapest: la plata en los 1.500 metros libre por detrás solo de la extraterrestre Katie Ledecky. Es la primera vez en un Mundial que la nadadora de Sabadell consigue una medalla en esta distancia y lo ha hecho además destrozando por nada menos que siete segundos su récord de España del año 2014, cuando fue oro en el Europeo de Berlín. Sensacional es el calificativo que más se ajusta a la carrera de Mireia.

Con Ledecky sacando ya dos segundos de ventaja en los primeros 100 metros, el reto estaba entre la española, la china de 19 años Yawen Hou -que podía dar la sorpresa-, la veterana húngara Boglarka Kapás -que ya fue bronce en los anteriores mundiales de Kazan- y la italiana Simona Quadarella. A falta de 500 metros para que se concluyera la prueba Quadarella decidió cambiar el ritmo y Yawen Hou y la húngara se quedaron. La plata y el bronce se lo iban a disputar entre Mireia y Quadarella. En ese momento la española empezó a batir piernas y, poco a poco, metro a metro, le fue comiendo territorio a la italiana, a la que ya le fue imposible alcanzarla. En los últimos 100 metros ya se sabía que, salvo desfallecimiento, Mireia Belmonte iba a conseguir su primera medalla en Budapest. Su cara cuando tocó la pared y miró su marca, 1:50:89 fue de sorpresa; se llevó la mano a la boca mientras Ledecky a su lado asentía con la cabeza como diciéndole, ‘creételo’.

Mireia, a una distancia sideal en España

Casi siete segundos menos que su mejor registro en la prueba más larga de la piscina, que por fin será distancia olímpica para las mujeres en Tokyo 2020, donde Fred Vergnoux está convencido de que su pupila puede llegar en perfectas condiciones a pesar de que por entonces ya tendrá 30 años. Belmonte es, sencillamente, la mejor nadadora que se ha visto jamás en España y está a una distancia sideral del resto. Es como comparar a Ledecky con las demás mortales.

Con la decepción de la primera jornada, donde no pudo acceder a las finales de 200 estilos y 400 libre y la espina clavada del Mundial de Kazan, en el que no pudo participar por una lesión en ambos hombros, el gran objetivo de la catalana es conseguir su primer oro en un Mundial. Los 200 metros mariposa son su mejor baza y tiene opciones de medalla en los 400 estilos, donde ya consiguió oro y bronce en los Juegos de Río, pero los 1.500 (su mejor registro en un Mundial fue la cuarta plaza en Barcelona) era territorio inexplorado para ella. Ya puede decir, alto y claro, que después de la extraterrestre Katie Ledecky ella es la segunda mejor del mundo en la distancia. Casi nada.

Récords que dejan con la boca abierta

Y si Ledecky asombra, el británico Adam Peaty deja con la boca abierta. A las nueve y media de la mañana, en las series de los 50 braza ya batió su propio récord del mundo. Por la tarde volvió a hacerlo en semifinales con un tiempo extraordinario de 25.95 siendo así el primer nadador del mundo en romper la barrera de los 26 segundos en la distancia. ¡Y aún queda la final! Peaty, que ya había ganado el lunes el oro en 100 braza, en el que no pudo con su propio récord, ya avisó que llegaba a Budapest con la intención de “atacar mis plusmarcas, no defenderlas”. Su cambio físico ha sido evidente, más voluminoso y fuerte, ha ganado en explosividad sin perder velocidad. El león que lleva tatuado en su bíceps izquierdo no va con la aparente personalidad del británico, un chico tímido pelirrojo que afirmaba en sus comienzos que se dedicó a la natación “porque no sabía hacer nada más”. Pues desde luego lo que sabe, lo hace de maravilla.

El segundo récord de la jornada fue el de la canadiense Kylie Masse, que batió por dos centésimas en los 100 espalda la marca de Gemma Spoffoorth, logrado en el Mundial del 2009 en pleno apogeo del poliuterano. Es decir, que tiene mérito que se vayan enterrando los registros que se consiguieron con los bañadores ‘tramposos’ cuando las marcas caían como churros.

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El tercer y último récord fue en la última prueba: los 100 metros braza. Se presumía que en la final iban a saltar chispas y así fue. La rusa Efimova y la norteamericana Lily King se la tienen jurada desde los Juegos de Río, cuando King declaró que Efimova no debía estar compitiendo después de que la pillaran dos veces dando positivo. A la rusa la abuchearon en Río y el resto de nadadoras la hicieron el vacío. El lunes en las semifinales fue la mejor y se quedó a una centésima del récord del mundo de Ruta Meylutite. En la final, sin embargo, Lily King la destrozó con 1:04.13, nueva plusmarca mundial con tan solo 20 años, siendo su compatriota Katie Meili plata y teniéndose que conformar Efimova con el bronce. Las dos americanas se abrazaron, se besaron, se felicitaron… y dieron la espalda a la rusa, que se quedó con cara de póker cuando la ignoraban completamente. Mientras, la española Jessica Vall, que se había clasificado con gran mérito para la final, terminó en séptima posición y se prepara para su prueba: los 200 braza.