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Joan Cañellas, por fin, no llegó tarde a su cita con el título de Champions
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campeón de europa en su sexta 'final four'

Joan Cañellas, por fin, no llegó tarde a su cita con el título de Champions

El jugador español, que logró este domingo su primer título de campeón de Europa de balonmano, atiende a El Confidencial antes de volver a Macedonia para celebrar el título

Foto: Joan Cañellas celebró así su ansiado título de campeón de Europa. (Imago)
Joan Cañellas celebró así su ansiado título de campeón de Europa. (Imago)

"En ese momento no sabía muy bien si llorar o reír. Estaba emocionado. Es la primera y única vez que me ha pasado eso en el balonmano". Así describe Joan Cañellas (Santa Maria de Palautordera, 1986) el instante posterior al final del partido contra el PSG, al que el Vardar venció con un gol en el último segundo para ganar por primera vez la Champions League. Es la imagen que encabeza este texto: el jugador español se apartó del grupo y se arrodilló, solo, mientras lloraba de alegría. Fue con ese pequeño gesto de pública intimidad, en medio de un pabellón repleto con más 19.000 espectadores, como le salió celebrar su primer título de campeón de Europa.

Fue una reacción provocada por un cúmulo de cirscuntancias: el apoyo de su familia y amigos en la grada; el recuerdo de los anteriores cinco viajes a Colonia (Alemania), sede la Final Four, de donde siempre se había marchado con las manos vacías; y sobre todo las ganas de ganar por fin una competición que le había golpeado en demasiadas ocasiones.

"Este título para mí era muy importante porque muchas veces he estado cerca y muchas veces se me ha escapado", relata Cañellas en conversación telefónica con El Confidencial aún desde Colonia. El Vardar regresa este martes a Skopje, capital de Macedonia, donde será recibido por miles de aficionados que el domingo por la noche ya se echaron a las calles para celebrar su victoria.

"Muchos compañeros de equipo con los que he estado la habían ganado y muchos equipos en los que he estado, también. Todo el mundo pensaba que yo la había ganado alguna vez. Por eso no me preguntaban si la había ganado, sino cuántas tenía", relata Cañellas, que reconoce que la Champions era una espina que tenía "muy, muy clavada". "Incluso en muchos momentos pensaba que se iba a quedar ahí para siempre. No me obsesionaba en el sentido de estar jugando y pensar en eso, pero iban pasando los años y era el título (enfatiza lo de 'el'). Un poco fastidiado sí que estaba", admite.

Equipos campeones que dejaban de ganar

Cañellas, uno de los mejores jugadores del mundo, define su carrera como "bastante movida". "El único contrato que terminé fue el del Barça", apunta, y de eso hace ya nueve años. Del club azulgrana se marchó siendo todavía muy joven. Pasó por el Granollers, de donde había salido, y luego dio el salto al Ciudad Real, por entonces casi una selección mundial. De ahí salió antes de tiempo cuando el proyecto, ya renombrado Atlético de Madrid, se hundió. Fichó por el Hamburgo, pero tras una temporada el final fue similar. Entonces apareció el Kiel, donde nunca se sintió a gusto, y el verano pasado decidió irse al Vardar.

Salvo el Granollers, todos esos equipos han ganado la Champions en los últimos 15 años, pero ninguno con Cañellas en el equipo. El Barça la ganó en 2005, meses antes de su llegada al Palau. El Ciudad Real lo hizo en 2009, justo antes de su aterrizaje en el Quijote Arena. El Hamburgo la había ganado en 2013 cuando lo fichó. Y el Kiel la conquistó en 2012. "He tenido la sensación de haber llegado tarde a algunos sitios en los que he estado. Han sido tres clubes en los que jugado y que han ganado la Champions el año anterior", señala Cañellas.

placeholder En las semifinales de la Final Four, el Vardar eliminó al Barcelona con otro gol en los últimos segundos. (EFE)
En las semifinales de la Final Four, el Vardar eliminó al Barcelona con otro gol en los últimos segundos. (EFE)

La colonia española de Skopje

Con el Vardar ha roto la racha. El equipo macedonio es un proyecto sustentado por el millonario ruso Sergei Samsonenko, desde luego sin el potencial económico del PSG, pero sí diseñado para luchar para entrar en la Final Four. "Poca gente se lo esperaba, pero nosotros en el fondo sí creíamos", dice Cañellas. Ese nosotros incluye a varios españoles: los jugadores Jorge Maqueda, Álex Dujshebaev y Arpad Sterbik, además de Cañellas, el entrenador Raúl González y su ayudante David Davis. Eso ha ayudado a la química del equipo y a la adaptación de Cañellas, el último en llegar. "Ha sido muy importante. Cuando llegas a un sitio y de entrada tienes amigos, es más fácil", explica.

Pero fuera del equipo Cañellas también ha encontrado un buen lugar para vivir. El catalán, después de tres años en el norte de Alemania, echaba de menos un ambiente más mediterráneo, con posibilidad de hacer vida en la calle. Eso se lo da Skopje, donde vive junto a su pareja y su hija. "He tenido la suerte, casi siempre, de poder elegir mi destino. Y tras las últimas experiencias tenía clara algunas prioridades. Quería un sitio con un clima más parecido al español. Macedonia es un país pequeño y tan desconocido que parece que está lejos. Pero estamos a dos horas y media de Barcelona en vuelo directo. Estoy contento y satisfecho de la difícil decisión que tomé en su momento de dejar el Kiel", cuenta.

"Esperemos que este sea el sitio", dice el internacional español. Salvo problemas económicos como los que le tocó sufrir en Madrid y Hamburgo, parece difícil que abandone el Vardar antes de que acabe su contrato, dentro de dos años. Para entonces es muy probable que tenga ya casi terminados sus estudios de márketing, de los que se tiene que examinar este mes de junio. "Empiezo las vacaciones estudiando", dice. Y con un título de campeón de Europa.

"En ese momento no sabía muy bien si llorar o reír. Estaba emocionado. Es la primera y única vez que me ha pasado eso en el balonmano". Así describe Joan Cañellas (Santa Maria de Palautordera, 1986) el instante posterior al final del partido contra el PSG, al que el Vardar venció con un gol en el último segundo para ganar por primera vez la Champions League. Es la imagen que encabeza este texto: el jugador español se apartó del grupo y se arrodilló, solo, mientras lloraba de alegría. Fue con ese pequeño gesto de pública intimidad, en medio de un pabellón repleto con más 19.000 espectadores, como le salió celebrar su primer título de campeón de Europa.

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