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Garazi Sánchez, la surfista española que aspira a la élite
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Garazi Sánchez, la surfista española que aspira a la élite

La surfista de Algorta (Vizcaya) pelea por alcanzar la élite de su deporte y sueña con los Juegos de Tokio 2020, los primeros en los que el surf será olímpico

Foto: Garazi Sánchez celebra su victoria en el Seat Pro Netanya de Israel el pasado 26 de enero (Baz Ratner/Reuters)
Garazi Sánchez celebra su victoria en el Seat Pro Netanya de Israel el pasado 26 de enero (Baz Ratner/Reuters)

Escuchando a Garazi Sánchez (Algorta, 1992), vizcaína que compite en la World Surf League (WSL), uno puede llegar a la conclusión de que tiene un problema de adicción por las veces que repite el verbo 'enganchar'. Y seguramente no sea una conclusión equivocada. No rechaza ningún tópico sobre el surf, incluso admite que sus connotaciones divertidas pueden provocar que no sea tan respetado como otros deportes, pero intenta ir un paso más allá. ¿Por qué atrae tanto el surf? ¿Por qué esa necesidad de coger olas sin parar? Responde con una referencia sorprendente: el yoga. "Tienes que controlar muchísimas partes de tu cuerpo y tienes que estar muy presente. Desgraciadamente hay muy pocos momentos en la vida en los que conseguimos tener esa presencia. El surf te obliga a ello, porque el mar se mueve y necesitas ese control sobre tu cuerpo. Por eso la comparación con el yoga, por esa sensación de estar presente y ser consciente de tu respiración, de tus brazos... O estás o te caes. Es algo que engancha".

"Cualquier día es distinto, es algo que te saca también de tu rutina. Por mucho que vaya siempre a la misma playa, las olas nunca van a ser iguales, aunque sean del estilo. Hay una búsqueda constante, lo encuentras, pero siempre quieres más. Creo que eso es lo que mantiene loco a tanta gente", reflexiona Sánchez, que advierte de que hay que tenerle "un respeto muy grande" al mar. "Nadie, ni el mejor surfista del mundo, domina las olas".

Como todo el que ha hecho de coger olas su profesión, Garazi Sánchez ha convertido su pasión en una forma de ganarse la vida. Ese paso es quizá más traumático en el surf que en la mayoría de los deportes. La imagen que se tiene del surfista es casi la de un nómada que va de playa en playa persiguiendo la mejor ola, pero al máximo nivel, el romanticismo queda en un segundo plano y deja paso a la competición, que exige una preparación que no se consigue solo yendo a surfear con los amigos. "Lo que vende es la playa desierta con olas, el bikini y el moreno, pero yo he visto de cerca a muchos surfistas profesionales y creo que son grandes deportistas", dice.

El surf tiene una parte de intuición

"Es un poco raro", reconoce Sánchez. "En cierto modo pierde un poco la magia, el ideal por el que todos nos hemos enganchado. Pero a la vez, a todos los que hemos decidido competir, y los que ya hemos avanzado un poco en esto, la adrenalina que da ganar te lleva un poco a estar enganchado a esto. Al principio cuando das el salto de joven a competir a nivel internacional te puede costar esa rutina y ese orden. El surf tiene una parte de intuición, pero también más matemática de lo que puede aparentar desde fuera. Cuando entras en el agua vas viendo que la suerte cada vez tiene menos poder y tú puedes controlar más cosas", explica.

"Hay que compaginar las dos partes para no perder la esencia", continúa. "Hay una connotación de diversión que quizá no hay en otros deportes y que puede hacer que haya gente que no respete tanto el surf, pero a día de hoy todo el que está aquí (en la WSL) tiene que ser un gran deportista. Yo me siento una deportista que a veces sale frustrada del agua. Y otra veces me voy con mis amigos a surfear, pero ahí estoy disfrutando del surf, no como deporte, sino como un estilo de vida".

Ese estilo de vida lo mamó en casa. "Mis padres eran montañeros. Desde muy pequeña en los fines de semana de invierno cogíamos la furgoneta y nos íbamos al monte. O a la mejor bajábamos un río con los amisgos de mis padres o hacíamos 'puenting'. Yo he dormido en playas desiertas en un saco de dormir desde que soy muy pequeña. Y en verano íbamos a la playa de Laga (Ibarrangelu, Vizcaya), donde mi padre hacía kayak surf. Mi hermana y yo nos pasábamos horas y horas en la orilla. Yo tenía un 'buggy' y me tiraba. Ahí empezó todo", explica la surfista.

Con el paso de los años, la afición fue convirtiéndose en profesión. Sin dejar de lado la parte recreativa –dice que casi todo lo que tiene se lo gasta en viajes para surfear–, cada vez ha ido centrándose más en la competición. Este año será el primero en el que dedicará por completo al circuito: el tiempo que pase en casa entre prueba y prueba será para entrenarse, aunque también da clases de vez en cuando en una academia y tiene aparcados sus estudios de empresariales. Todo con un objetivo: alcanzar el nivel más alto del surf mundial.

En busca de ser como Aritz Aranburu

Garazi Sánchez compite en la WSL, pero no el 'Championship Tour', que es donde están las estrellas de este deporte, sino en las 'Qualifying Series', el segundo nivel. Para subir debe acabar entre las seis primeras. Si lo consigue, sería la segunda española en conseguirlo, tras Aritz Aranburu. La presencia de europeos es escasa en un deporte dominado por estadounidenses y australianos: solos 6 de los 51 surfistas del 'Championship Tour' son del Viejo Continente. De momento, Sánchez es la primera en la clasificación europea y 16ª en la internacional, pero solo ha participado en dos pruebas. El calendario tiene 39 (no hay que participar en todas) y puntúan solo las cinco mejores.

"Yo voy a haciendo la temporada por bloques, sobre todo por lo económico –calcula que este año tendrá que gastarse 20.000 euros–. En función de tu ránking, tus necesidaes y de tu dinero te vas planificando. Ahora tengo el plan hecho hasta junio, y según cómo vaya evolucionando planteo el resto", explica Sánchez desde Sídney (Asutralia), donde esta semana compite en el 'Girls Make Your Move Women's Pro'. Antes lo hizo en Newcastle, también en Australia, y Netanya (Israel), donde ganó.

Pensando más a largo plazo, Sánchez tiene otro objetivo: los Juegos Olímpicos de Tokio 2020, en los que debutará el surf. En su caso, reconoce, no era una ilusión añeja. "No soy muy de deporte de televisión. Era algo que veía muy lejano. Pero cuando saltó la noticia, una chica de mi pueblo que estuvo luchando por ir en judo, Yahaira Aguirre, y mi propio entrenador, Gorka Alegría, que ha trabajado en el rugby, me hablaron de los Juegos. Y me ido informando y sería un sueño muy bonito ir a Tokio 2020", dice Sánchez, que tiene claro que la elección del Comité Olímpico Internacional (COI) puede ser muy beneficiosa para el surf.

"Va a entrar más gente de otros deportes, habrá más apoyo de los gobiernos y se le exigirá a las federaciones tener un mayor control. Eso nos va a venir bien a todos, va a ser positivo. Si hay más medios, tu nivel sube. Muchas veces cuando quieres profesionalizarte te cuesta porque no tienes los medios: entrenador, fisio... Una persona no puede asumir esos gastos a no ser que esté en la elite. Ese tipo de estructura deberán ir saliendo adelante, para que haya un equipo nacional. Habrá gente que esté en contra, pero yo solo veo cosas positivas a nivel de competición. Estoy muy motivada, pero también a la espera, porque está bastante verde todo".

Escuchando a Garazi Sánchez (Algorta, 1992), vizcaína que compite en la World Surf League (WSL), uno puede llegar a la conclusión de que tiene un problema de adicción por las veces que repite el verbo 'enganchar'. Y seguramente no sea una conclusión equivocada. No rechaza ningún tópico sobre el surf, incluso admite que sus connotaciones divertidas pueden provocar que no sea tan respetado como otros deportes, pero intenta ir un paso más allá. ¿Por qué atrae tanto el surf? ¿Por qué esa necesidad de coger olas sin parar? Responde con una referencia sorprendente: el yoga. "Tienes que controlar muchísimas partes de tu cuerpo y tienes que estar muy presente. Desgraciadamente hay muy pocos momentos en la vida en los que conseguimos tener esa presencia. El surf te obliga a ello, porque el mar se mueve y necesitas ese control sobre tu cuerpo. Por eso la comparación con el yoga, por esa sensación de estar presente y ser consciente de tu respiración, de tus brazos... O estás o te caes. Es algo que engancha".

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