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Gonzalo Pérez de Vargas, portero sin pensarlo
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Gonzalo Pérez de Vargas, portero sin pensarlo

El portero de los Hispanos atiende a El Confidencial antes del partido de octavos de final del Mundial que España juega este sábado contra Brasil en Montpellier

Foto: Gonzalo Pérez de Vargas debutó con la selección española en 2012 (Guillaume Horcajuelo/EFE)
Gonzalo Pérez de Vargas debutó con la selección española en 2012 (Guillaume Horcajuelo/EFE)

¿Portero se nace o se hace? En el caso de Gonzalo Pérez de Vargas (Toledo, 1991), lo único que está claro es que se elige, aunque no tenga clara la razón. Un día, un profesor de su colegio preguntó quién quería jugar de portero y él levantó la mano. Y aún hoy no tiene ni idea de por qué lo hizo. "No tengo antecedentes familiares. Y cuando había jugado al fútbol de pequeño, ponerme portero no era una cosa que me llamase excesivamente la atención", recuerda. "Pero desde el primer momento lo empecé y eso me ayudó a continuar".

Así comenzó una carrera que le llevó al FC Barcelona siendo un adolescente, en la que tuvo que salir cedido al Granollers y al Toulouse para terminar de formarse y en la que siempre ha cargado con el cartel de portero español del futuro, una etiqueta que ya ha dejado atrás. A sus 26 años recién cumplidos, con más de cuatro en la selección española y ya dueño de la portería azulgrana, Pérez de Vargas es uno de los pilares del equipo nacional, que este sábado juega contra Brasil (20:45 horas, 'Teledeporte') en los octavos de final del Mundial de Francia.

"Este año, con la marcha de Saric del Barça estoy teniendo más minutos y responsabilidad, y lo estoy llevando bien. Eso hace que en partidos importantes se note más mi trabajo. La gente nos ve, tanto a mí como a Rodrigo (Corrales), como el presente y no como una esperanza para el futuro", dice en una conversación telefónica con El Confidencial desde la concentración del equipo nacional en Montpellier.

Si hay un puesto bien cubierto en el balonmano español para la próxima década, ese es el de portero, y no solo por Pérez de Vargas. Rodrigo Corrales, al que la ausencia de Arpad Sterbik en el Mundial ha permitido debutar en un gran torneo con la selección, tiene la misma edad que su compañero. Uno es el portero del Barça y el otro del Wisla Plock, aunque a partir de la próxima temporada jugará en el poderoso PSG. Ambos llevan jugando juntos diez años, primero en las categorías inferiores de la selección, luego en el equipo azulgrana, a donde el gallego llegó con 18 años, y ahora en la absoluta. Incluso compartieron piso en Barcelona.

"Es una gozada trabajar con él", afirma Pérez de Vargas. "Nos conocemos muchísimo. Tenemos mucha confianza y podemos decirnos durante el partido qué es lo que pensamos. Y a veces no hace falta ni que hablemos, con un gesto o una indicación ya nos entendemos. Esa complicidad creo que es algo positivo", dice. Hasta el momento, Jordi Ribera ha repartido los minutos entre ambos, y el resultado es muy bueno: Pérez de Vargas tiene una efecividad del 35% (31/88) y Corrales, del 34% (30/87). "Es una buena señal para la portería y para el equipo", apunta el toledano.

"Mi juego se basa más en el instinto"

En cierta manera, aquella inconsciencia que le llevó a colocarse en la portería por primera vez en su vida sigue presente en su juego. Pérez de Vargas dice que estudia a los rivales, pero que no se come la cabeza. "Me gusta analizar muchas veces inconscientemente, solo mirando los vídeos, no suelo apuntar muchas cosas. Lo que se me queda grabado suele ser porque es algo remarcable, que sucede a menudo. Con eso y con la confianza y la exigencia que me impongo intento ir a los partidos tranquilamente", explica.

Para él, en un portero pesa más el instinto que la técnica. "Al final es más importante saber adónde va a ir el balón que cómo pararlo. Hay veces que lo paras con una técnica mala, pero lo importante es pararlo", asegura el portero, que no pretende quitarle peso a la otra parte. "Si tienes una buena técnica, provocas que lo rivales, sobre todo en los lanzamientos cercanos, tiren más dónde tú quieres que no donde quieren ellos".

—Y en Gonzalo Pérez de Vargas, ¿hay más técnica o instinto?

—Creo que instinto. Mi técnica no es de ninguna escuela, como la nórdica o la yugoslava. Yo he ido aprendiendo técnicas diferentes con Pasqui (Xavi Pascual, entrenador del Barcelona), con Perico en Granollers (Perico García es el entrenador de porteros del equipo catalán), en Francia y con compañeros que me han ayudado. Pero muchas veces me baso más en la intuición y en lo que creo y no tanto en mi físico, porque no soy tan grande (1,89 metros).

De todos los porteros con los que ha jugado, dice, el bosnio Danijel Saric (internacional con Qatar desde hace unos años) es el que más le ha marcado, hasta el punto de definirlo como "un padre deportivo". "Me hizo ver el potencial que tengo y me dio el mejor consejo: confiar en mí mismo, saber qué tenía muchas posibilidades", afirma.

Si Ribera continúa con las rotaciones, a Gonzalo Pérez de Vargas le tocará defender la portería española este sábado en los octavos de final contra Brasil. Tras una primera fase de menos a más, España afronta el primer cruce sin querer pensar en lo que podría llegar si gana. "Sería un error. Obviamente tenemos claro cuáles serían nuestros rivales en caso de victoria, pero en una eliminatoria no te puedes fiar de nadie y Brasil tiene los medios para ponernos en problemas", avisa Gonzalo. Su trabajo será minimizar la efectividad de los sudamericanos.

¿Portero se nace o se hace? En el caso de Gonzalo Pérez de Vargas (Toledo, 1991), lo único que está claro es que se elige, aunque no tenga clara la razón. Un día, un profesor de su colegio preguntó quién quería jugar de portero y él levantó la mano. Y aún hoy no tiene ni idea de por qué lo hizo. "No tengo antecedentes familiares. Y cuando había jugado al fútbol de pequeño, ponerme portero no era una cosa que me llamase excesivamente la atención", recuerda. "Pero desde el primer momento lo empecé y eso me ayudó a continuar".

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