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El hombre que vive más tiempo en el aire que en tierra firme
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el parapente y la vida de horacio llorens

El hombre que vive más tiempo en el aire que en tierra firme

El piloto madrileño Horacio Llorens ha convertido su vida en la búsqueda de nuevos desafíos con el parapente. Afronta retos que nadie consiguió nunca firmar

Muy pocos pueden decir que se ganan la vida gracias a un constante combate contra el riesgo. Haciendo de su pasión, su profesión. Pasando más tiempo volando que pisando tierra firme. Horacio Llorens (Madrid, 1982) se siente un privilegiado, aunque siga escuchando a su alrededor a más de uno llamándole "loco" o algo peor. Desde hace ya muchos años se dedica al ciento por ciento al parapente como un auténtico profesional "y me va muy bien", manifiesta en conversación con El Confidencial. Con sus campeonatos internacionales y nacionales en la agenda, citas obligadas para este piloto, la realidad del madrileño ya es una constante aventura más que otra cosa. Desde hace tiempo forma parte del selecto equipo de Red Bull, que no es cuestión menor. Continúa peleando todos los títulos en juego, pero ya se considera más un viajero nómada que otra cosa.

En su excitante existencia no hay lugar para el aburrimiento. Su caminar transcurre protagonizando todo tipo de retos, preparando nuevos y arriesgados proyectos con su equipo de trabajo. Todos bajo secreto de sumario; mientras no esté todo atado, ni una palabra de la nueva pelea con la naturaleza que se avecina. "Siempre me planteo hacer cosas nuevas, afrontar retos que nadie ha hecho hasta la fecha", dice. Horacio reconoce que "ahora trato de hacer cosas que no se hayan hecho antes en parapente, todo aquello que suponga un desafío". Y siempre "donde haga buen tiempo", matiza, pues siempre hay que estar muy pendiente del parte meteorológico.

Desde surcar los cielos de Noruega ante una espectacular aurora boreal a batir el récord Guinness de Infinity Tumbling (looping). Sobrevuela lugares que nunca un piloto de parapente ha surcado. "Para este 2017 ya tengo programados proyectos muy chulos, aunque no puedo hablar de ellos", reconoce. Sí puede hablar del que abrirá su año deportivo; en febrero, en apenas unas semanas, viajará a Colombia con sus compañeros, Hernán Pitocco y Tom de Dorlodot, para sobrevolar el Nevado de Santa Marta, el pico más alto y más cercano al mar de todo el planeta. Lo mejor de todo, además de superar el nuevo reto, asegura que será "atravesar la selva, conviviendo durante unos días con tribus indígenas totalmente aisladas y que tienen que aceptar a un intruso como yo".

Horacio, reconoce, ya se siente "más trotamundos que deportista. Si hubiera nacido hace unos 300 o 400 años, me habría gustado vivir embarcado en una de esas naves que descubrían nuevos lugares". Su singular andanza en el norte de Europa −de noche ante una aurora boreal−, recuerda, "sí tuvo repercusión y apareció en medios de 50 países, con millones de visitas", aunque volar a 7.000 metros de altura, sin motor, en una inhóspita cadena montañosa paquistaní, "fue algo grandioso. Es un lugar al que me gustaría volver algún día".

Hasta la fecha, tiene la gran suerte de haber recorrido toda Africa de norte a sur, volando hasta en mas de 10 países del continente. Ha sobrevolado las aguas del Pacífico, en lugares como Tahití, las Islas Marquesas o los atolones de Tuamotu en la Polinesia Francesa. Ha sobrevolado ruinas mayas en Guatemala o las pirámides aztecas del Sol y la Luna en México, y en el 2016 se embarcó en una aventura que le llevó a recorrer la gigantesca isla de Madagascar arrastrado por su fiel trozo de tela. En total dice haber volado en más de 50 países de todo el mundo… "Pero todavía me queda mucho por descubrir desde mi parapente, esto acaba de comenzar", recuerda.

Con 12 años se estrenó volando con su tío Félix, a los 14 ya lo hacía con asiduidad, competía con 16 y ahora, con 34, no se imagina una vida diferente. Lleva 17 años disputando el circuito mundial de acrobacia en parapente, certámen en el que se ha proclamado 5 veces campeón mundial, además de llevarse la medalla de oro en los Juegos Aéreos Mundiales de Torino 2009 y Dubai 2015. Pero las competiciones, considera, ya no son suficiente, su afán de aventura le lleva a estar en todo momento en permanente pelea contra el riesgo, a demostrar su destreza contra la implacable naturaleza. Los estudios quedaron aparcados durante un tiempo, aunque con 21 años se sacó el bachillerato y años después se diplomó (Magisterio de Educación Física, 2011). "No, no me veo en un despacho detrás de una mesa. Dando clases sobre parapente, impartiendo cursos de acrobacia o cosas relacionadas, tal vez sí", apunta.

Estando en forma, entrenando de la manera adecuada, un piloto puede aguantar perfectamente en primera línea hasta los 40 años, a no ser que "el físico te deje tirado por alguna circunstancia". "A veces te metes en líos, pero la seguridad es fundamental en nuestro mundo", destaca, dejando claro que "yo he sabido dominar el miedo y nunca he tenido un accidente grave. Me dicen algunos que soy un loco, pero el piloto que hace las cosas bien puede sentirse seguro". Y Horacio es uno de ellos. "Lo más importante es tener la cabeza bien fresca, sin bloqueos, sin miedo", resalta.

"Casi nunca estoy en España, que es donde menos se conoce mi deporte, ya que en otros países, en canales de aventura, sí emiten mis desafíos", dice con un punto de pesar. "Lo de la repercusión mediática es un asunto complicado en un país en el que mandan el fútbol, el tenis o el baloncesto. Es difícil tener espacio, sobre todo porque en España tenemos clubes y deportistas realmente potentes", señala. "Es muy complicado que nuestro deporte tenga espacio en los informativos; los éxitos en competición apenas tienen repercusión y considero que podrían tener más", enfatiza. "Por suerte, los proyectos y aventuras sí que tienen más cabida en algunos medios españoles", dice Horacio.

Su vida se ha convertido en una constante lucha "por batir récords, volar en lugares donde no hay nada, sólo sol, naturaleza y montañas. Lugares impresionantes a ojos del hombre", apunta Horacio. El español, que ha sido capaz de pasar la noche en los alrededores de un volcán activo −Ol Doinyo Lengai− de Tanzania o sobrevolado las segundas cascadas más altas del planeta, las Cascadas Victoria de Zambia, no olvida cuando saltó desde un helicóptero, a 6.000 metros de altitud, para disfrutar desde las alturas de las ruinas mayas de Takalik Abaj (Guatemala). Desde hace tiempo otea el horizonte y tiene un claro objetivo metido entre ceja y ceja. "Tengo muchas ganas de volar en la Antártida por ser un lugar muy remoto y donde no se ha hecho nada relacionado con mi mundo", significa.

Siempre que puede (ya que no siempre es posible y a veces debe viajar en solitario) va acompañado de cámara, ayudante y fotógrafo. Subraya que "es muy complicado ser aventurero en España y ganarse la vida con ello. Es muy difícil convencer a las marcas y muchas veces te estrellas contra una muralla. En una palabra, no es nada sencillo vender nuestro producto, que tenga visibilidad. En España tenemos muy poca. Yo, por suerte, cuento con Red Bull, que me da alas; es mi 'partner' principal, aunque otras firmas me equipan para mis viajes".

Tiene el récord mundial con 568 loopings −acrobacia aérea consistente en realizar un círculo vertical− consecutivos que está registrado en el libro Guinness. La gran especialidad de Horacio es la acrobacia y está desde hace tiempo en los primeros puestos del ránking. Mientras el cuerpo aguante, afrontará todos los campeonatos internacionales que se celebren. Un gran afortunado que hace de su pasión su sustento, lo que no todos los que hacen cosas parecidas consiguen. "Me gano la vida con lo que más me gusta, que es volar", pero reconoce que "por supuesto también hay que cuidar las relaciones con la familia y los amigos". Aunque quiera vivir mucho más tiempo flotando en el aire...

Muy pocos pueden decir que se ganan la vida gracias a un constante combate contra el riesgo. Haciendo de su pasión, su profesión. Pasando más tiempo volando que pisando tierra firme. Horacio Llorens (Madrid, 1982) se siente un privilegiado, aunque siga escuchando a su alrededor a más de uno llamándole "loco" o algo peor. Desde hace ya muchos años se dedica al ciento por ciento al parapente como un auténtico profesional "y me va muy bien", manifiesta en conversación con El Confidencial. Con sus campeonatos internacionales y nacionales en la agenda, citas obligadas para este piloto, la realidad del madrileño ya es una constante aventura más que otra cosa. Desde hace tiempo forma parte del selecto equipo de Red Bull, que no es cuestión menor. Continúa peleando todos los títulos en juego, pero ya se considera más un viajero nómada que otra cosa.

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