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La pequeña 'mentirijilla' del campeón Carlsen
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el uso de la psicología en los dos jugadores

La pequeña 'mentirijilla' del campeón Carlsen

El presidente del Comité de monitores y entrenadores de la Federación Española de Ajedrez y licenciado en psicología, Pep Suárez, analiza a Carlsen y Karjakin tras la final del Mundial

Foto: "Todo está en la mente" (Mark Kauzlarich/Reuters).
"Todo está en la mente" (Mark Kauzlarich/Reuters).

Un día, Pep Suárez y Magnus Carlsen coincidieron en Bilbao, una de las muchas veces que lo han hecho, en un partido de fútbol entre jugadores, técnicos y entrenadores de ajedrez. Entre los participantes se encontraba el gran maestro español Paco Vallejo. Nada más acabar el partido, Magnus se acercó a Pep y le hizo una pregunta. "¿Cuántos goles ha marcado Paco?". Pep le respondió: "Tres". "Ah, vale, yo he marcado cuatro", dijo el de nuevo campeón del mundo de ajedrez. "Daba la sensación de querer ganar en todo", cuenta a El Confidencial Pep Suárez, presidente del Comité de monitores y entrenadores de la Federación Española de Ajedrez y licenciado en psicología, que sobre todo destaca una cualidad en el noruego: "Ha mejorado muchísimo su capacidad para rehacerse en los momentos duros".

Foto: Dama a H6, una jugada hermosa para soplar velas (Chess24).

Si algo precisamente se destacaría de Carlsen es justo lo contrario. Quizá más famoso incluso (para el pueblo llano, al menos) de esta final fue la espantada de Magnus en la rueda de prensa después de la octava partida, la que perdió contra Sergey Karjakin. Visiblemente consternado por el resultado, se levantó y se marchó, a sabiendas de la sanción que ello le costaría. La clave está en la segunda partida rápida de desempate.

"Cualquier otro jugador del mundo que hubiera dejado pasar una victoria técnica, como la de la segunda partida (porque para el considerado mejor finalizador de la historia, no ganar esa partida parecía un juego de niño pequeño), se habría desmoronado. Karjakin se sacó de la chistera una idea que conocemos desde el siglo XVIII, que es regalar dos peones y dejar al contrario en ventaja de dos peones y alfil, lo cual es una de las grandes paradojas del ajedrez: no puedes ganar, porque el álfil es de casilla diferente al rey y peón contrarios. Lo único que se le vino a la cabeza a Carlsen es que no había perdido, que había hecho tablas y que, por lo tanto, tenía que ir a ganar. Fue esto lo que cambió el 'match'. La fuerza mental de Carlsen tras la segunda partida fue espectacular", comenta Suárez.

Cuando Carlsen dice que no necesita psicólogo está mandando un mensaje: 'Por fortaleza mental os derribaré', pero él sabe que no es así"

Pero, ¿cómo se explica esto? Teniendo en cuenta, además, que Carlsen reconoce una y otra vez que no tiene psicólogo. "Cuando Carlsen dice eso, nos dice una pequeña 'mentirijilla'. No tiene psicólogo, pero está trabajando con gente que conoce muy bien los procesos de toma de decisiones y procesos mentales en situaciones de estrés", asegura Suárez, que añade: "A la vez está mandando un mensaje: 'Podéis poneros todos los psicólogos que queráis, que yo por fortaleza mental os derribaré', pero él sabe que no es así". Es más, "uno de sus entrenadores es ruso, y eso es muy significativo, ya que los rusos le dan una importancia fundamental a la psicología. Siempre que he hablado con los grandes entrenadores rusos me decían: 'Todo está en la cabeza'".

No son pocos seguidores del ajedrez, incluso los que más saben sobre el juego del tablero, los que comparten la idea de que ha sido un Mundial incomprensible y aburrido. "Pero realmente ha sido una final entre uno de los considerados mejores de la historia y otro que ha demostrado que se había preparado muy bien para este 'match'. Lo que ocurre, como dice el gran maestro Vallejo, es que a este ámbito, el espacio para hacer fuegos de artificio es muy difícil", añade Suárez. Los dos se conocían muy bien y ni uno ni otro se ha podido permitir el lujo de la valentía. Había demasiado en juego en un duelo extremadamente igualado.

Y no era así desde un principio. De hecho, se consideraba que "Magnus Carlsen podía ganar de prácticamente cualquier manera, porque parecía muy superior", no ha sido así hasta el punto de llegar tener que llegar a la cuarta partida rápida del desempate para saber quién se llevaría la copa. "Kariakin dijo una frase que era premonitoria: 'Si Carlsen me tiene que ganar, tendrá que mostrar su mejor ajedrez'. Y curiosamente, Carlsen no ha podido mostrar su mejor ajedrez, pero eso ha sido un gran éxito de Karjakin, porque la estrategia del ruso en las partidas clásicas ha sido la de crear una superfortaleza. Esto, desde un punto de vista psicológico, viene a decir: 'Estoy preparado para aguantar posiciones donde estoy mal, pero nunca me voy a desfondar'.

Foto: El noruego Magnus Carlsen celebra el título. (EFE)

Para Pep Suárez, esta defensa a muerte de Karjakin tiene un punto de épica patriótica. "La resistencia de Karjakin ha sido la resistencia histórica del pueblo ruso ante Napoleón y ante Hitler: 'Lo quemaremos todo antes de que puedas conquistarnos'", dice, pero sabe que esto se ha producido por un motivo obvio e innegable. "Ha sido consciente durante todo el campeonato que estaba un paso atrás. Él dijo después de perder: 'Me voy a preparar para el siguiente, porque entonces tendré alguna opción'", frase determinante esta. Y, sin embargo, aun con todo el peso de un país de infinita tradición ajedrecista como Rusia, con lo que ello supone, no se puede marchar con la cabeza baja.

Aunque no ha podido jugar su mejor ajedrez, Carlsen nos ha dejado la jugada más bella de la historia del ajedrez: Dama H6 haciendo mate"

No lo hizo ni tras la última jugada del Mundial, "después de que le hicieran mate con Dxh6!, cuando el mate se dice en el mundillo que es como el complejo de Edipo, nadie te deja dar mate, es como una humillación", sino que apareció en la rueda de prensa "felicitando al campeón con una sonrisa y con una frase que ha llegado al corazón: 'Mi mujer me ha dicho que mi niño empieza a dar sus primeros pasos'".

Sin embargo, es importante analizar una de las posibles causas por las que Karjakin ha estado tan cerca y a la vez tan lejos de ganar el Mundial. Él mismo dijo tras caer que quizá "había entrenado demasiado". "Botvinnik decía que antes de jugar un torneo, había que dejar de jugar. No sé si Karjakin ha jugado demasiado o no, pero lo que está claro es que su estrategia en las partidas clásicas ha sido plenamente acertada. Pasó las doce partidas intentando no perder, luego quiso pasar las cuatro rápidas sin perder y, si llego al 'armageddon', pedir negras (en esa última ronda, las blancas están obligadas a ganar)", dice Pep Suárez.

La última jugada del Mundial.

Pero volvamos un momento a esa gran jugada última. "Aunque no ha podido jugar su mejor ajedrez, nos ha dejado la jugada más bella de la historia del ajedrez: Dama H6. No creo que ningún campeonato del mundo haya acabado con una posición tan bella, dando mate. Como dijo el gran maestro Jacob Aagaard, 'después de esto podemos perdonarle todo a ambos', resume Suárez. Esa jugada, añade el psicólogo y ajedrecista, "ha hecho más por la expansión del ajedrez en el mundo que las doce partidas anteriores porque todo el mundo lo entendió, y eso nos lleva a una reflexión: ¿qué ajedrez queremos?".

Un día, Pep Suárez y Magnus Carlsen coincidieron en Bilbao, una de las muchas veces que lo han hecho, en un partido de fútbol entre jugadores, técnicos y entrenadores de ajedrez. Entre los participantes se encontraba el gran maestro español Paco Vallejo. Nada más acabar el partido, Magnus se acercó a Pep y le hizo una pregunta. "¿Cuántos goles ha marcado Paco?". Pep le respondió: "Tres". "Ah, vale, yo he marcado cuatro", dijo el de nuevo campeón del mundo de ajedrez. "Daba la sensación de querer ganar en todo", cuenta a El Confidencial Pep Suárez, presidente del Comité de monitores y entrenadores de la Federación Española de Ajedrez y licenciado en psicología, que sobre todo destaca una cualidad en el noruego: "Ha mejorado muchísimo su capacidad para rehacerse en los momentos duros".

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