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Europa se le queda pequeña a Carolina, que revalida su título pensando ya en Río
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derrotó en la final a la escocesa gilmour

Europa se le queda pequeña a Carolina, que revalida su título pensando ya en Río

Carolina Marín derrotó a la escoesa Kirsty Gilmour con gran autoridad (21-12 y 21-18) en la final del Campeonato de Europa disputada en Francia y volvió a colgarse el oro

Foto: Carolina Marín celebra su victoria ante la escosa Gilmour en la final de la Campeonato de Europa. (EFE)
Carolina Marín celebra su victoria ante la escosa Gilmour en la final de la Campeonato de Europa. (EFE)

Carolina Marín ya no es solo bicampeona del Mundo sino que también lo es de Europa. La española derrotó con gran autoridad a la escocesa Kirsty Gilmour (21-12 y 21-18) en la final disputada en la localidad francesa de La Roche sur Yon y se colgó una nueva medalla de oro. Parece evidente que después de haber llegado a ser la número 1 del mundo, el Viejo Continente se le ha quedado pequeño a la jugadora onubense. Los próximos Juegos de Río son su gran objetivo. De hecho, son su sueño desde quera era una niña, tal y como delatan los aros olímpicos que Carolina lleva tatuados en la muñeca izquierda, la buena, con la que coge la raqueta. Hasta en eso se parece a su gran ídolo Rafa Nadal.

[El bádminton español, a la sombra de Carolina y ensombrecido por su presidente]

Poco a poco, el bádminton empieza a ser un deporte popular en España gracias a las gestas de Carolina, aunque sigue estando muy lejos de paises como Indonesia, con 240 millones de habitantes, donde Marín es una auténtica estrella y, tal y como contaba hace unos días a El Confidencial, "para cualquier desplazamiento, por cercano que sea, tengo que coger un taxi". Algo parecido le ocurre en China, Malaisia, Corea del Sur, Hong Kong o la India. Sirva de ejemplo la anécdota de cuando la delegación de ministros de Indonesia estuvo de visita oficial en Madrid, lo primero que pidieron fue ver la Residencia Joaquín Blume para conocer a la joven que había sido campeona del mundo 15 años después de que una jugadora no asiática reinara en el bádminton.

Con un balance de 4 victorias y una derrota frente a la escocesa, Carolina, actual número 2 del mundo, se presentaba como favorita pero en el último choque había perdido frente a la británica, vigésima primera del ránking mundial. Sin embargo, la primera manga resultó muy cómoda para la española. A partir del 4-4, Carolina fue aumentando su ventaja hasta lograr diferencias muy confortables de seis y siete puntos para rematar con 21-12 en 16 minutos. Al intervalo ya llegó con un cómodo 11-6. En ese momento, su entrenador, Fernando Rivas, aprovechó para reafirmarle en el plan de juego que estaba llevando.

La segunda manga comenzó en la misma línea. Carolina Marín se adelantó 5-1, aunque Gilmour le perdió por un momento el respeto que le estaba demostrando y tomó la delantera con un parcial de 5-0. La onubense tuvo que concentrarse entonces para atajar la reacción de la británica, que disfrutó de ventajas nunca superiores a dos puntos hasta que Marín recuperó el dominio del juego y se puso con cinco puntos de partido. A la tercera oportunidad llegó el 21-18 y, después de 43 minutos de una lucha desigual, Carolina se alzó con la medalla de oro, el mismo metal que ya conquistó hace dos años en Kazán (Rusia), su primer gran éxito internacional, a los que siguieron dos campeonatos del Mundo.

El bádminton español ya había hecho historia en estos Europeos de Francia al clasificar a tres de sus jugadores para los cuartos de final de un torneo continental. Además de Carolina Marín, sus compatriotas Beatriz Corrales y Pablo Abián cayeron en la antepenúltima ronda.

Carolina Marín ya no es solo bicampeona del Mundo sino que también lo es de Europa. La española derrotó con gran autoridad a la escocesa Kirsty Gilmour (21-12 y 21-18) en la final disputada en la localidad francesa de La Roche sur Yon y se colgó una nueva medalla de oro. Parece evidente que después de haber llegado a ser la número 1 del mundo, el Viejo Continente se le ha quedado pequeño a la jugadora onubense. Los próximos Juegos de Río son su gran objetivo. De hecho, son su sueño desde quera era una niña, tal y como delatan los aros olímpicos que Carolina lleva tatuados en la muñeca izquierda, la buena, con la que coge la raqueta. Hasta en eso se parece a su gran ídolo Rafa Nadal.

Carolina Marín Fernando Rivas
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