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"Yo no estoy para derribar barreras; los prejuicios vienen del desconocimiento"
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entrevista con la medallista olímpica en río

"Yo no estoy para derribar barreras; los prejuicios vienen del desconocimiento"

La leonesa, dos veces campeona europea y medallista mundial, levantó 141 kilos en Río y consiguió esa medalla que tanto necesitaba. Recuperamos la entrevista que concedió a El Confidencial en abril

Foto: Lidia Valentín, en una imagen de archivo (EFE)
Lidia Valentín, en una imagen de archivo (EFE)

España nunca tuvo más cerca la gloria en halterofilia. Lidia Valentín es una deportista por generación espontánea, de esas que al cabo del tiempo se denominan pioneras y que suponen un antes y un después para una disciplina. La haltera piensa en Río, lo tiene en la cabeza desde hace años pues la gloria en los deportes minoritarios solo pasa cada cuatro años. Ella tiene un historial demostrable. Dos veces campeona de Europa y medallista mundial. En los últimos Juegos, los de Londres, quedó cuarta. Cuatro años antes fue quinta en Pekín. En Brasil está la clave.

"La medalla es viable, habrá una gran competencia, la mejor, estará la campeona olímpica Svetlana Podobedova, alguna rusa y alguna asiática, pero sé que es viable, porque en el pasado mundial las marcas tampoco han sido súper elevadas, y con mi preparación voy a llegar a esas marcas, será muy importante llegar en un buen momento para disputar la medalla", cuenta la haltera. Los Juegos son lo suficientemente importantes para renunciar a participar en los Europeos, al fin y al cabo esa es una casilla que Lidia ya tiene tachada.

Lo que me pasó en la preparación del Mundial en la República Dominicana es un caso paranormal, cuando llegué allí empezaron los problemas

Aquellas marcas del Mundial, esas que ve accesibles, se dieron sin ella en competición. Su preparación tenía como punto culminante acudir las semanas previas al torneo a la República Dominicana para afinar allí todo lo posible para la preparación. Fue un fiasco. "Realmente es un caso paranormal, porque yo estaba preparándome perfectamente, haciendo unas marcas increíbles en España, y cuando nos fuimos quince días antes a la República Domincana me surgieron los problemas, no sé por qué. Estuve toda la concentración sin poder entrenarme, intentando ver qué pasaba. Con la perspectiva de ahora, claro que me hubiese quedado en Madrid preparándolo. Y si hubiese tenido algún tipo de problema, habría recurrido a mis médicos de confianza, que allí no estaban. Su ausencia alargó mucho todo", cuenta Valentín.

Lidia levanta 150 kilos en dos tiempos y, teniendo en cuenta que compite en la categoría de -75kg, se ve que es capaz de levantar más de dos veces su propio peso. Un esfuerzo ímprobo en el que la condifción física y la preparación tienen tanta importancia como la técnica, necesaria para encontrar el punto dulce que permita elevar al cielo tan pesada carga. En arrancada, es decir, sin hacer pasar los pesos en las clavículas, tiene 124 kilos como mejor marca.

[Lea aquí: Los niños de la halterofilia]

Aquella lesión en el hombro supuso cambiar los planes, perder la opción de la medalla mundial y un retraso en la preparación de este año. "Terminé el año sin saber bien lo que tenía, tuve que llegar a España, me hicieron el seguimiento médico y muchas pruebas. Cuando empecé el año todavía estaba con un tratamiento para recuperarme. Pero ahora estoy recuperada, llena de confianza para disputar la temporada desde mayo. Eso ya está en el olvido", asegura confiada la deportista.

La importancia del patrocinio

Lidia Valentín cuenta todo esto después de haber terminado un acto publicitario con Bridgestone, que recientemente la ha fichado por su afán de superación junto con otros grandes del deporte como el baloncestista Sergio Rodríguez y el triatleta Javier Gómez Noya. Que una gran multinacional respalde a un deportista siempre es positivo para el atleta, pero en ocasiones puede suponer también una presión añadida. La haltera no lo ve así. "Yo hago deporte porque me gusta, no buscas un reconocimiento, que si lo tienes siempre es mucho mejor, ni la federación te está pidiendo que consigas algo que sea inmediato, tú tienes que disfrutar de lo que haces y nadie te puede estar presionando, ni tú misma. Yo hago halterofilia porque me gusta, con o sin reconocimiento, y sinceramente no me siento presionada", dice, después de mostrarse agradecida con la marca deportiva.

La leonesa tiene la experiencia suficiente para saber que el deporte ha evolucionado y que el dinero, que en otros tiempos aparecía por todas partes, hoy escasea. "Sí he notado los cambios. Cuando llegó el año olímpico de Pekín todo el mundo estaba muy involucrado, había más preparación y la gente estaba volcada en los juegos, ahora no se siente tanto", explica. Su oficio, el de deportista, no es ni mucho menos usual. "Es complicado ser deportista de élite, sobre todo en deportes con menos seguimiento como el mío", comenta.

[Lea aquí: De la calle al olimpo levantando pesas]

No es el dinero la única traba que existe en su deporte. Uno de los motivos por los que ha sido elegida por la marca de neumáticos, además del evidente éxito en lo que hace, es la capacidad para haber derribado barreras hasta llegar a donde está. Deportivas, sí, pero también sociales. No es la halterofilia, especialmente la femenina, un deporte que sea fácil de llevar por las familias cuando el atleta empieza.

La gente tiene un estereotipo, creen que para hacer halterofilia tienes que tener un cuerpo X, pero eso es un desconocimiento total

Ella, de todos modos, no se quiere reivindicar como símbolo. "Yo no estoy para quitar esa barrera, no me lo pleanteo como tal, cada persona tiene que hacer lo que quiera. Lo prejuicios vienen del desconocimiento, las personas que quieran pueden ir al CAR donde yo me entreno. Allí estoy con seis compañeras más y la más fuerte soy yo. De las demás dirías que hacen deporte, claro, pero no si es halterofilia, natación o bádminton. La gente tiene un estereotipo, creen que para hacer halterofilia tienes que tener un cuerpo X, pero eso es un desconocimiento total", comenta.

Lidia Valentin, que levanta el doble de su peso en kilos, tenía entre ceja y ceja Río de Janeiro. Allí es donde ha reivindicado su deporte y a sí misma, aunque ella le quite hierro al asunto cuando tiene que meterse en faena. "La medalla olímpica es algo que me falta. Tengo medallas europeas y mundiales, pero para que se me reconozca más necesitaría esa olímpìca. Sería, además, historia para mí y para mi deporte, porque a la halterofilia realmente le hace falta algo así para que la gente lo siga más y tenga reconocimiento. Nunca lo ha tenido, porque no ha tenido nunca la medalla olímpica", decía Valentín antes de viajar a Brasil.

España nunca tuvo más cerca la gloria en halterofilia. Lidia Valentín es una deportista por generación espontánea, de esas que al cabo del tiempo se denominan pioneras y que suponen un antes y un después para una disciplina. La haltera piensa en Río, lo tiene en la cabeza desde hace años pues la gloria en los deportes minoritarios solo pasa cada cuatro años. Ella tiene un historial demostrable. Dos veces campeona de Europa y medallista mundial. En los últimos Juegos, los de Londres, quedó cuarta. Cuatro años antes fue quinta en Pekín. En Brasil está la clave.

Lidia Valentín Halterofilia
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