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La gimnasia busca los Juegos contra los elementos: las lesiones y la falta de dinero
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La gimnasia busca los Juegos contra los elementos: las lesiones y la falta de dinero

Jesús Carballo, presidente de la federación española de gimnasia, habla sobre las dificultades vividas en los últimos años y las expectativas de cara a a los Juegos de Río

Foto: Ray Zapata (EFE)
Ray Zapata (EFE)

Fue un gran deportista, campeón del mundo, pero la suerte siempre le esquivó cuando llegaban los Juegos Olímpicos. Jesús Carballo, miembro de la familia con más solera de la gimnasia española, hoy dirige la federación. Aún le queda el recuerdo del cuerpo que se movía con ligereza por la barra fija en la que reinó y los ojos azules que miran con inquietud al periodista. Nunca logró trasladar su talento al concurso completo, una asignatura pendiente para los españoles.

No es sencillo saber si las dificultades de la barra tienen comparación con las que se encuentra en los despachos, pero su tiempo en la presidencia ha sido cualquier cosa menos fácil. Llegó en el año 2010, cuando ya era patente que la prosperidad era una ficción y que el dinero que hubo había dejado de ser real. La crisis, que es la regla en los últimos dos ciclos olímpicos.

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Tiempos en los que la subvención se desplomaba y los presupuestos obligaban a todas las federaciones a reinventarse. Y las que no lo hicieron hoy tienen problemas graves. ¿Cómo fue ese proceso en gimnasia? “Ha habido medidas muy duras, hemos tenido que hacer un gran esfuerzo en la gestión, pero también es verdad que todo ha ido acompañando, los resultados han acompañado, los deportistas se han implicado, todo el personal de la federación… hemos sido gente, por lo menos en mi deporte, que vivimos la crisis de una manera muy constructiva entre todos y le hemos dado la vuelta a la federación”, responde Carballo, poco después de asistir a un acto de presentación de unas gafas que patrocinarán su federación.

Habla de los resultados, porque las federaciones también viven de las piernas y brazos de sus deportistas. Cualquier medalla, diploma o celebridad abre la puerta a patrocinadores, consigue que se miren mejor las cosas y que los números, temblorosos, encuentren asiento. Hoy en día no está Gervasio Deferr, el más grande de todos, triple medallista olímpico, dos veces de oro. Pero eso no quiere decir que no haya opciones de brillar. Ray Zapata es bronce mundial en suelo y un deportista que, inspirado, aspira a batir a cualquiera. “Es una apuesta muy fuerte a nivel individual”, comenta Carballo. La idea, como en todas las federaciones, es que en los Juegos sea capaz de robarle espacio en los medios a otros deportistas más asentados. Es la tiranía del resultado, de saber que tener el mejor día posible suaviza las durezas de los cuatro años posteriores.

No es la única bala que tiene el equipo español. “El equipo de rítmica también es muy fuerte”, recuerda. Tiene un bronce mundial reciente en el concurso completo, una prueba que les dio la notoriedad suficiente para terminar vestidas de burbujas de cava en el anuncio más célebre del año. A esas cosas se refiere Carballo cuando habla de la bondad de los resultados brillantes para las cuentas.

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A final de mes se disputará el preolímpico en gimnasia. La idea es que Zapata no vaya solo, sino también que sea parte del equipo. Para eso, claro, hay que clasificarse, un reto admirable en el que hay opciones. “Hay que esperar a este preolímpico, que va a ser muy duro. Son todos países muy fuertes, ha habido ocasiones en las que los hemos ganado, pero hay que llegar a ese día y hacer muy buena competición. Podemos estar ahí”, dice confiado el presidente federativo. La artística femenina no correrá la misma suerte, no se compite como equipo. Hay ocho equipos ya clasificados y cuatro plazas más que se dirimirá en la cita, que se disputa, como los Juegos, en Río de Janeiro. Los beneficios no están solo en la exposición conseguida en un evento así, sino también en la posibilidad de que chicos jóvenes tomen experiencia en la más alta competición.

La gimnasia artística femenina

Por el camino España se ha dejado el conjunto femenino y también ha perdido la que era también la mejor opción para hacer un buen papel individual: Roxana Popa. “Lo lamentamos por ella, por el trabajo que está haciendo y la lucha que ha tenido para recuperarse. Es por una cuestión de salud, la han intervenido de una artroscopia en la rodilla porque sigue teniendo problemas con el menisco, no se encuentra al 100% y siendo ya el preolímpico era inevitable que no pueda participar. En su caso Roxana es una gimnasta que está acostumbrada, como muchos deportistas, especialmente en gimnasia, a recuperarse de las lesiones, de los golpes, a ver si nos sale bien”, cuenta Carballo. “No va equipo a Río, pero ella podría haber tenido a título personal un muy buen papel. Hay gente por detrás para poder seguir creciendo y que seguro que tendrá un buen papel”.

El caso de Popa es una constante en la gimnasia. Un deporte muy duro en el que las lesiones aparecen con gran frecuencia. Están expuestos a caídas desde altura, a golpes bruscos y desaceleraciones furiosas. Carballo lo sabe bien, sufrió de las rodillas y de los hombros. No hay articulación que no sufra en este deporte.

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Popa no ha podido superar las secuelas de una lesión hecha el año pasado. Tras decidir finalmente que no acudiría a los Juegos escribió una sentida carta en la que la situación. "Esta decisión me rompe el alma, porque después de 14 años y de tener unos Juegos Olímpicos en la palma de la mano...", explicaba en su misiva, en la que, adermás, cargaba contra la prensa, porque en su opinión puso en duda su compromiso.

Se necesitan diplomas, ilusión. Si son medallas, mucho mejor, el deporte vive de los patrocinios, pues las subvenciones ya no son lo que fueron. "Parece que la situación se va animando, hay más empresas, más recursos y todo eso", responde Carballo animado. Y eso tiene recompensa, la ilusión es mayor para el olvidado: "Ayuda mucho que las marcas se fijen en deportes que no son tan mediáticos y puedan cuidar a deportistas que no son tan seguidos como es el caso de los gimnastas, ellos lo agradecen mucho", zanja.

En una semana, en Río de Janeiro, España puede conseguir meter el equipo masculino en los Juegos. Eso significa más deportistas, más trabajo y más oportunidades de salir en los noticieros. Y eso, para una federación deportiva, se traduce en dinero. Como están las cosas, es una cuestión crucial.

Fue un gran deportista, campeón del mundo, pero la suerte siempre le esquivó cuando llegaban los Juegos Olímpicos. Jesús Carballo, miembro de la familia con más solera de la gimnasia española, hoy dirige la federación. Aún le queda el recuerdo del cuerpo que se movía con ligereza por la barra fija en la que reinó y los ojos azules que miran con inquietud al periodista. Nunca logró trasladar su talento al concurso completo, una asignatura pendiente para los españoles.

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