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Carolina Marín y el maldito aire acondicionado
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Carolina Marín y el maldito aire acondicionado

La española cayó en cuartos de final del Abierto de Malasia ante la china Yihan Wang por 13-21 y 15-21 en un partido que duró apenas 37 minutos y al que nunca se 'acondicionó'

Foto: Carolina Marín, durante su partido contra la china Yihan Wang. (EFE)
Carolina Marín, durante su partido contra la china Yihan Wang. (EFE)

No es una excusa y Carolina Marín es la primera que nunca echaría la culpa al empedrado. Su condición de doble campeona del mundo y número 1 de ranking mundial, obligan a la jugadora española a partir como favorita en todos los partidos, aunque hay aspectos del bádminton que van más allá de las cualidades, en su caso las mejores, tal y como ha demostrado.

El caso es que Carolina cayó en cuartos de final del Abierto de Malasia en el que defendía título. La española perdió contra pronóstico ante la china Yihan Wang por 13-21 y 15-21 en apenas 37 minutos de partido. En ausencia de su entrenador, Fernando Rivas, fue el seleccionador español, Ernesto García, quien estuvo a su lado. En el Malawati Stadium, el pabellón donde se disputa el torneo, lo cierto es que Carolina no ofreció su mejor versión, aunque hubo un factor que pudo influir, si no en la derrota, sí en su juego: el aire acondicionado, tan necesario para respirar como maldito para jugar.

Aunque tener encendido el aire debería estar prohibido durante los partidos -y realmente lo está- , el hecho de que las competiciones de bádminton duren en sus primeras rondas clasificatorias de nueve de la mañana a diez de la noche obliga que, sobre todo en los países asiáticos como es el caso de Malasia, tengan que encenderse dada la insoportable acumulación de humedad y calor que se respira en los pabellones y que hace imposible dejar de sudar. .

Y esto es lo que le ha ocurrido a Carolina Marín en el Abierto de Malasia. Aunque para los ajenos al bádminton lo parezca, no es una novedad, sino algo que puede ocurrir y que por ello hay que tener previsto. En ese sentido, y en su obsesión por no dejar nada a la improvisación, Fernando Rivas, además de entrenador de Carolina, primer entrenador del CARD de Madrid y director de alta competición de la Federación Española de Bádminton (FESBA), ordenó instalar unos ventiladores en la Blume para realizar algunos entrenamientos con aire. Por intentarlo, que no quede, aunque sabido es que la competición es otra historia y más en el caso de Carolina Marín, que lo es al máximo nivel.

La española y Wang ya se habían enfrentado en cinco ocasiones anteriormente, con ventaja de 3-2 para la onubense, que había ganado en las últimas tres ocasiones. Un 8-1 de salida para la jugadora china marcó el primer set, en el que Carolina lo intentó, pero no encontró las sensaciones necesarias para dar la vuelta al marcador. En la segunda manga todo fue más parejo, hasta que de un 10-8 favorable a Wang se pasó a un 17-8, que dejó el partido prácticamente sentenciado.

Carolina Marín, vencedora del Abierto de Malasia el año pasado y número 1 del mundo, no tuvo su día en el Malawati Stadium, aunque tampoco el aire le permitió 'acondicionarse' al partido como a ella le hubiera gustado y que, en condiciones normales, debería haber ganado. No es una excusa, pero sí algo a tener en cuenta en un deporte como el bádminton, en el que, aunque no lo parezca, la precisión es muy importante. El exceso de aire impide serlo, hasta el punto de poder obligarte a cambiar tu forma de juego al irte continuamente de la línea. Lógicamente, el aire que había en el pabellón donde se disputa el Open de Malasia también pudo perjudicar a la china Wang, aunque, después de ver el marcador, parece claro que menos que a Carolina.

No es una excusa y Carolina Marín es la primera que nunca echaría la culpa al empedrado. Su condición de doble campeona del mundo y número 1 de ranking mundial, obligan a la jugadora española a partir como favorita en todos los partidos, aunque hay aspectos del bádminton que van más allá de las cualidades, en su caso las mejores, tal y como ha demostrado.

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