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Shorts y camisetas ajustadas: así seduce el fútbol australiano al público femenino
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LA VESTIMENTA TAMBIÉN ES OBJETO DE BURLA

Shorts y camisetas ajustadas: así seduce el fútbol australiano al público femenino

Pantalones cortísimos y camisetas de tirantes ceñidas. Así es como los jugadores de fútbol australiano han seducido al público femenino y han convertido este deporte en el más popular

Pantalones cortísimos y camisetas de tirantes tan ceñidas que revelan con precisión cada uno de los abdominales de unos cuerpos de vértigo. Así es como los jugadores de fútbol australiano han seducido al público femenino y han convertido el extravagante deporte en el más popular de las antípodas.

El Australian Football League (AFL), footie o, simplemente, fútbol australiano, enfrenta a dos equipos de 18 jugadores en un campo de unos 150 metros de largo similar al de cricket. El objetivo es marcar en unas porterías parecidas a las del rugby y situadas a ambos extremos del campo. Los jugadores pasan el balón, también similar al oval, golpeándolo con el antebrazo al estilo del voleibol y deben botarlo al tiempo que corren por el campo.

Se trata de uno de los deportes más exigentes del mundo: se corre una media de 25 kilómetros por partido y durante los enfrentamientos, que pueden alargarse durante tres horas, vale todo. Uno de sus mayores atractivos son los placajes así como los llamados marks o catches, donde dos rivales saltan y se disputan el balón en el aire. Hablamos del deporte más popular entre los australianos: centenares de miles de personas acuden cada temporada a los partidos del Melbourne Cricket Ground que, con capacidad para más de 100.000 espectadores, es el décimo estadio más grande del mundo.

Una equipación para atraer a las chicas

A medida que ha aumentado la popularidad del deporte, se ha reducido el tamaño de la vestimenta. “Lo hacen porque así es más difícil que te cojan y porque son cómodos para correr mucho y muy rápido”, explica el aficionado al deporte y seguidor de los Adelaide Crows, Benjamin Moriarty. “Durante los últimos años, los equipos han cambiado varias veces la ropa que llevan y siempre han cambiado algo que hace más difícil el trabajo del otro equipo para cogerles”, añade. Sin embargo, admite, entre risas, que “al mismo tiempo, tengo muchas amigas a quienes les parece bien el uniforme”.

El analista deportivo y autor del blog 'Thoughts for sports', Julian Clarkstone lo corrobora: “A muchas mujeres les gustan los jugadores de la AFL porque su físico es alto y musculoso sin ser enorme como en el rugby. Tienen que estar en forma porque necesitan correr mucho. Entiendo que la vestimenta guste a las chicas porque es lo más apretada y lo más corta que vas a encontrar en deporte, con la excepción del voley playa”. Si bien la vestimenta es a menudo motivo de mofa entre los seguidores de otros deportes -“la gente lo utiliza para reírse del footie”, explica Clarkstone-, los contratos de la liga AFL por publicidad y derechos televisivos van en aumento.

Contratos millonarios y límite salarial

En agosto, la liga renovó los derechos de emisión para los próximos seis años con algunas de las principales cadenas del país por 2.500 millones de dólares australianos (1.600 millones de euros). “Junto con el rugby league, es el deporte más visto del país y el que recauda más dinero en derechos televisivos”, según Clarkstone. Pese a los econtratos millonarios que rodean el deporte, los clubes tienen un límite a la hora de establecer el salario de sus estrellas. En la temporada 2014-2015, podían destinar un máximo de 10 millones de dólares australianos (unos 6,4 millones de euros) para fichar.

El límite salarial ha equilibrado las opciones de todos los equipos de la liga AFL de llegar a la final. Desde que se estableció en 1987, 14 de los 16 equipos han llegado a la final y 11 la han ganado. Sin embargo, los grandes del 'footie' cuestionan esta medida que empuja a algunas de las mejores estrellas a abandonar la liga AFL por deportes más lucrativos como el fútbol, el baloncesto o el rugby. “El tope salarial y el sistema de selección de jugadores limitan las oportunidades de los clubes. Se creó para equilibrar la competición, pero a nosotros nos hace retroceder”, lamenta el presidente del Carlton Football Club, Marck LoGiudice.

Algo más que ídolos de masas

Las protestas de los grandes clubes no impiden que las estrellas del fútbol australiano se conviertan en ídolos de masas capaces de exaltar y dividir el país más allá del deporte. Adam Goodes, que hasta finales de 2015 vestía la camiseta de los Sydney Swans, estuvo en el epicentro de uno de los debates más encendidos que el país ha vivido en los últimos años. El jugador había sido galardonado con el título de Australiano del Año, el reconocimiento más alto que otorga el gobierno del país. Fue premiado por su labor como deportista y por su lucha contra la discriminación de los aborígenes australianos, que sufrió durante toda su carrera deportiva.

El último de estos episodios, una oleada de abucheos a Goodes que se prolongó durante toda la temporada de 2015, forzó su retirada a final de año. “El racismo es una de las razones. Obviamente, mi posición es que es inaceptable y que siempre deberíamos enfrentarnos a él”, declaró poco después de retirarse. “Los abucheos fueron otra pieza del puzzle e hicieron mi decisión bastante fácil”, subrayó. La polémica se extendió a todos los niveles del debate público en Australia e hizo resurgir una pregunta traumática pero central a la hora de definir la identidad del país: ¿Es Australia una nación racista? “Este debate es una mancha para nuestra nación. El 'vía crucis' de Goodes con los abucheos es una prueba para definir quiénes somos”, escribía uno de los analistas políticos más respetados del país, el editor político de 'The Age', Michael Gordon.

Pantalones cortísimos y camisetas de tirantes tan ceñidas que revelan con precisión cada uno de los abdominales de unos cuerpos de vértigo. Así es como los jugadores de fútbol australiano han seducido al público femenino y han convertido el extravagante deporte en el más popular de las antípodas.