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Gabriel Rojo rompe límites: de la quimio a correr dos triatlones en dos meses
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EL ÚLTIMO EN ANDORRA CON VALENTÍ SANJUAN

Gabriel Rojo rompe límites: de la quimio a correr dos triatlones en dos meses

Normalizar el cáncer y dejar de tratarlo como untema tabú, esa es la intención de Gabriel Rojo que lucha contra la enfermedad a través del deporte

Foto: Gabriel Rojo, Valentí Sanjuan y Marcos Bartolomé en Andorra (Foto: G.R.)
Gabriel Rojo, Valentí Sanjuan y Marcos Bartolomé en Andorra (Foto: G.R.)

Normalizar el cáncer y dejar de tratarlo como un tema tabú, esa era la intención de Gabriel Rojo (Palma de Mallorca, 1981) cuando empezó a contar a través de las redes sociales lo que le pasaba. Un linfoma, un tipo de cáncer hematológico, le fue detectado en el estómago a este enfermero mallorquín que apenas rebasaba los 30 años. A partir de ahí, empezaba una lucha que no tendría sentido sin el deporte como “terapia” adicional al tratamiento médico. El Skoda Triatlón Series de Andorra fue testigo de cómo Gabriel Rojo, acompañado por su cuñado, Marcos Bartolomé, y el periodista Valentí Sanjuan, terminaban el triatlón sprint (750 metros de natación, 20 kilómetros de bici y 5 kilómetros de carrera a pie) en una hora y 20 minutos. Era la segunda prueba de este calibre, tras disputar el de Palma de Mallorca hace un mes, que terminaba sólo ocho semanas después de su última sesión de quimioterapia.

‘Yes with cancer’ era el lema que lucían en su mono Gabriel Rojo y sus dos compañeros en esta aventura. Así se llama la fundación que ha creado desde que le detectaron el cáncer y que cada día gana más adeptos. “Todo esto nació por darle la máxima normalidad y hablar del tema en mis redes sociales. Ahí explicaba lo que me estaba pasando y contaba lo que me iba a mí bien para estar mejor. A raíz de esto surge la fundación. Cuando veo que puedo empezar a practicar deporte, me hago una camiseta con un nombre para que la gente vea que tengo esta enfermedad y soy capaz de hacer deporte. De la frase de Obama del ‘Yes we can’ pues digo ‘Yes with cancer’, o lo que es lo mismo, ‘Sí con cáncer’. Eso empieza a tener cada vez más repercusión y me doy cuenta de que es lo suficientemente grande como para crear una asociación que pueda ayudar a la gente que está en la misma situación que yo”, asegura Rojo a El Confidencial.

El deporte ha sido para Gabriel su “vía de escape” y su “verdadera terapia”. De joven había hecho sus pinitos en el ciclismo, pero debido a su enfermedad se probó en la modalidad de triatlón. “Había competido en ciclismo en la juventud hasta un nivel por debajo de profesionales, pero lo dejé por los estudios. Luego pasé unos años de vida más sedentaria y desde que me diagnosticaron la enfermedad he vuelto a engancharme. He hecho mucho yoga y pilates en las épocas malas, cuando la quimio era más fuerte. Y luego, he ido intentando meter el ejercicio progresivo hasta hacer el triatlón que corrí en Palma justo cuatro semanas después de terminar el tratamiento y ahora este de Andorra”. Hasta el momento, Gabriel explica que los médicos no le dejan hacer triatlones más largos que el sprint porque “no saben cómo va a responder el cuerpo”.

Valentí Sanjuan fue el responsable de llevar a Rojo hasta Andorra. El mallorquín ganó un concurso que el periodista y ahora también atleta había difundido a través de las redes sociales. “Gané una inscripción a través de Valentí. La manera que tiene de hacer él deporte y contarlo te hace darte cuenta de que es una persona normal que hace verdaderas locuras, como Ironman y Ultraman. Esto me daba fuerzas a mí para decir ‘si él puede porque no voy a poder yo hacer un reto chiquitito’. Como le seguía, vi el concurso y me tocó la inscripción”.

Pese a que Valentí está acostumbrado a retos mayores, la carrera la disputaron estos tres triatletas mano a mano. Gabriel Rojo explicaba cómo el apoyo recibido fue su mejor aliado en Andorra: “Me quedo con el apoyo de ver cómo una persona que no conozco y que es mediática corre con otra que está luchando contra un cáncer. Te sientes arropado ante la enfermedad. El apoyo de mi cuñado fue fundamental, siempre ha estado apoyándome. Cuando me diagnostican la enfermedad, él vino enseguida a Palma siendo de Madrid. Siempre me dice ‘de esta saldremos más fuertes’. Es una persona muy positiva. Cuando supe que íba a correr con Valentí, se lo dijimos y fuimos los tres juntos. Pudimos hacer un equipo que corrió con la equipación de ‘Yes with cancer’ y me quedé con la sensación de arropo para seguir luchando ante estos retos que me pongo”.

La rueda pinchada de Valentí Sanjuan

Valentí Sanjuan, acostumbrado a carreras de distancias mayores, vivió una experiencia nueva junto a estos dos cuñados. “El hecho de haber hecho un sprint fue duro. Estoy acostumbrado a hacer cosas más largas y de repente salir ‘a fuego’ durante ese rato se te hace distinto pero también apasionante. Hacerlo con Gabriel y su cuñado fue una experiencia magnífica, un auténtico orgullo y un placer poder participar con alguien que tira para delante a pesar de la adversidad.Me pareció muy chulo el hecho de que una familia política, alguien que no es de tu sangre, de repente se vuelque contigo y te diga: ‘Aquí lo que tu hagas yo voy contigo. A arrimar el hombro y a tirar’. Fue brutal ver a estos dos cuñados”, reconoce Sanjuan a este periódico.

Este atleta recuerda todavía emocionado cuál fue el momento más positivo de toda la experiencia en la que también hubo una anécdota donde Gabriel Rojo tuvo mucho que ver. “Al final, siempre está el momento de la entrada, es especial, porque ahí se resume un poco el ‘sufrimiento’ y el entreno que ha habido antes y en este caso, es alguien que está luchando por su vida. Luego pasó una cosa muy curiosa. En principio, iba a ser yo el que supuestamente iba a tirar y acompañarlos a ellos y resulta que, a cinco minutos de empezar,fuimos a revisar las bicis y nos dimos cuenta de que una de mis ruedas estaba reventada. La suerte es que Gabriel había sido mecánico y el tío en dos minutos y sin herramientas me cambió la rueda que si no llega a ser por él, que fue rapidísimo y le dio una caña tremenda, no habría podido competir”, asegura entre risas Valentí.

Para Valentí, correr con estos dos cuñados fue especial, no sólo por las circunstancias de Gabriel, sino también por las suyas personales. “Me metí a hacer deporte porque hace cinco años mi madre se murió de cáncer en un mes. Cuando le sucedió esto, llevaba varios meses ahorrando para comprarse un equipo de esquí nuevo, decía: ‘la primera paga que tenga de la jubilación la voy a dedicar a comprar el equipo’. Cuando le diagnosticaron el cáncer era el primer mes que iba a cobrar esa paga, con lo cual nunca llegó a comprarse este equipo. A partir de ahí, la única cosa positiva que pude sacar de esto fue el decir ‘ostras, cuando tengas ganas de hacer una cosa, que te llene por dentro, no te esperes porque igual ya no llegarás a tiempo’. Así que tenía en la cabeza hacer un Ironman, lo entrené y la cosa salió bien. Sólo que luego haces uno y es como una especie de imán para seguir. Llevo un año y medio que no he parado”, asegura.

Gabriel Rojo todavía no está curado porque, aunque sí que es verdad que el linfoma ha desaparecido,aún tiene la úlcera abierta en el estómago. Por eso, asegura que los médicos “son precavidos” y prefieren no decirle que todo está perfecto “hasta que la úlcera se cierre”. Gabriel lo asume con naturalidad y esperanzado, esa esperanza que le da el deporte y personas como Valentí y Marcos, para seguir luchando contra el cáncer.

Normalizar el cáncer y dejar de tratarlo como un tema tabú, esa era la intención de Gabriel Rojo (Palma de Mallorca, 1981) cuando empezó a contar a través de las redes sociales lo que le pasaba. Un linfoma, un tipo de cáncer hematológico, le fue detectado en el estómago a este enfermero mallorquín que apenas rebasaba los 30 años. A partir de ahí, empezaba una lucha que no tendría sentido sin el deporte como “terapia” adicional al tratamiento médico. El Skoda Triatlón Series de Andorra fue testigo de cómo Gabriel Rojo, acompañado por su cuñado, Marcos Bartolomé, y el periodista Valentí Sanjuan, terminaban el triatlón sprint (750 metros de natación, 20 kilómetros de bici y 5 kilómetros de carrera a pie) en una hora y 20 minutos. Era la segunda prueba de este calibre, tras disputar el de Palma de Mallorca hace un mes, que terminaba sólo ocho semanas después de su última sesión de quimioterapia.

Marcos Bartolomé
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