Pol Espargaró, ese piloto de sangre caliente que cosecha éxitos silenciosamente

Muchos futbolistas tienen la mala suerte de haber coincidido en tiempo y lugar con Leo Messi y Cristiano Ronaldo, dos jugadores que acaparan todos los focos estén o no en su mejor momento. Trasladado este escenario al paddock del Mundial de Motociclismo, uno de los pilotos que mejor sabe qué es vivir a la sombra del apellido Márquez es Pol Espargaró. Marc deslumbraba tanto que no había sitio para el brillo propio que tiene el actual piloto de Tech 3. No en vanohace una semana conquistó y puso a sus pies Japón al hacerse con el triunfo en las 8 Horas de Suzuka junto a Nakasuga y Smith. Un requisito que, al parecer, Yamaha le exigió para poner en marcha una renovación que de momento está pausada.

Todo el prestigio del que goza en el país del Sol Naciente y a nivel internacional se diluye dentro de nuestras fronteras. El Mundial de Motociclismo está de vacaciones y la gran mayoría de los pilotos dedican estos días de asueto a descansar antes de atacar la segunda parte de la competición. Otros no. Es el caso de Pol Espargaró, que hace una semana se embarcó en la aventura de las 8 Horas de Suzuka, una cita con poco seguimiento en España. El piloto de Yamaha se convirtió en el segundo español que participa en la prueba, ya que fue Carlos Checa el encargado de abrir la veda en 2008. En su debut, el pequeño de los Espargaró firmó una victoria que ha supuesto un bálsamo para su situación dentro del Tech 3. La victoria en el trazado japonés sirvió para demostrar, una vez más, que su nivelle permite protagonizar gestas históricas. Gracias a él, Yamaha destronó a Honda (llevaba cinco victorias) y regresóa la senda de la victoria, la misma que abandonó en 1996.

Las 8 Horas de Suzuka pueden ser la llave que desbloquee la renovación de Espargaró con Yamaha. Todo apunta a que la marca del diapasón puso el triunfo en dicha competición como requisito clave, pero también existe una renovación automática que, de momento, no se ha llevado a cabo. Lo cierto es que ninguna de las partes termina de estar satisfecha. Pol esperaba dar el salto al equipo oficial en 2017 como tarde, el problema es que depende de la salida de Lorenzo y Rossi,algo que, de momento, no parece que vaya a producirse. Tech 3, por su parte, daba por hecho que verían al pequeño de los Espargaró en el podio de forma frecuente. Aunque los rumores sitúen a Zarco en el Tech 3, en Alemania llegó la primera oferta que ambas partes esperan seguir estudiando en Indianápolis. Pol, por su parte, aseguró en Suzuka que Yamaha no le debe nada. "Yo he hecho mi trabajo, sólo eso”.

Lo cierto es que es lo que lleva haciendo desde que en 1994 se subió a una moto por primera vez. Por aquel entonces tenía tres años y a los seis participó en su primera competición de enduro; en ese momento ya había decidido entre el fútbol -jugaba de portero- y las motos,y su hermano mayor Aleix tuvo parte de responsabilidad. No le pesará al mayor de los Espargaró, pues Pol no tardó en proclamarse campeón de supermotard y velocidad en Cataluña, ya los 15 años ya había conquistado el Campeonato de España de Velocidad (CEV) en la categoría de 125cc. Un año después, debido a una serie de problemas con su representante, tomóun rumbo errático de un par de temporadas en las que el propio piloto reconoce que estuvo perdido y no logró evolucionar.

Superado aquel bache, regresó ese piloto con pronto fuerte, mucho genio y sangre caliente; el mismo al que le gusta tan poco perder que no paraba hasta que lograba la victoria, sólo entonces se le pasaba el enfado. Ese espíritu luchador contrasta con el derrotismo que, en ocasiones, se apodera de él. Más calmado que Aleix, pero más despistado, los que le rodean destacan de Pol su picardía, su eterna sonrisa y su faceta dormilona y cariñosa que le lleva a cuidar a su gente. Al pequeño de los Espargaró hay pocas cosas que le gusten más que el paddock, pero cuando sale de este rumbo a la pista da paso al piloto que habita en su interior: agresivo al manillar, implacable en las últimas vueltas, poderoso en el cuerpo a cuerpo y capaz de compensar lo que le falta a la moto dándolo todo. Pol Espargaró no se rinde nunca. Ni en Suzuka ni en el resto de circuitos del Mundial. Es el lema que lleva tatuado en su muñeca: “Never give up” (No te rindas nunca). Y el que la sigue, la consigue.