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Marc Márquez, el preciso samurái que se quedó sin palabras
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CONFESÓ QUE NO LOGRABA REACCIONAR

Marc Márquez, el preciso samurái que se quedó sin palabras

“No sé qué decirte”, contestaba Márquez en el 'parc fermé'. Acababa de convertirse en el bicampeón del mundo más joven de la historia y seguía sin reaccionar

Foto: Marc Márquez posa con el casco dorado en honor a su segundo título mundial (Repsol Media).
Marc Márquez posa con el casco dorado en honor a su segundo título mundial (Repsol Media).

Ha batido a los mejores sobre el asfalto. Ha retado y superado a los míticos. Ha recibido un aluvión de alabanzas cada vez que se subía a la Honda y era él el encargado de marcar el ritmo. Ha cuadrado los números a su antojo. Y, sobre todo, ha hecho historia dentro del motociclismo nacional e internacional. No es algo fácil de digerir y por ello, en el ‘parc fermé’, todo un campeón se quedó sin palabras. “No sé qué decirte”, contestaba Marc Márquez a los micrófonos de Movistar Televisión. Acababa de convertirse en el bicampeón del mundo más joven de la historia y la precisión del samurái que minutos antes había festejado el título dejó paso a la sonrisa de un niño de 21 años que aún no había podido reaccionar.

Era la cuarta vez que veía cómo se abrían las puertas del Olimpo. Una en cada categoría, dos en la máxima. Y cada vez es diferente aunque hay algunas cosas que no cambian como, por ejemplo, la emoción al recibir el abrazo de su hermano Àlex o de su padre Julià que apenas podía contener las lágrimas. Las mismas que surcaron la cara de su hijo mayor, al que su madre Roser pensaba que vería ser bicampeón en Australia y no en Japón, la casa de Honda. En semejante escenario, la aparición de un samurái era normal aunque el que le entregó la katana a Marc era un tanto peculiar: se trataba de Guille Carrillo, uno de los miembros del equipo de Àlex. “En Aragón mi hermano y Héctor Martín me dieron la idea, pero yo les dije que no quería saber nada en ese momento. Ha sido bonito porque los samuráis son muy precisos y me encantan”, confesaba en declaraciones recogidas por AS.

Eran momentos de emociones fuertes, aquellas que no experimenta cuando va sobre su Honda rebasando la barrera de los 300 km/h. Y en medio del éxtasis, parte de sus primeras palabras como bicampeón fueron en dirección a su tierra natal: “¡Un saludo a la gente de Cervera!”. Lo hizo después de acordarse de los que no fallan nunca: “Quiero dedicar este Mundial a toda la gente que me ha ayudado, ellos saben quién son. Y especialmente a mi familia y equipo que son la base de todo esto”. A pesar de los números firmados hasta ahora -once victorias, un cuarto puesto, un decimotercero y un decimoquinto- el bicampeón confesó que se trataba de un título “más difícil que el del año pasado, quizás pareció fácil para la gente. Intenté manejar la presión e hice una primera parte de la temporada perfecta, pero en la segunda quizás la ventaja me dio la oportunidad de tomar más riesgos”.

Su objetivo es ganar y seguir luchando

Con una temporada para enmarcar, una colección de elogios y un palmarés dignos de un piloto veterano todos se preguntan cuáles son los cimientos sobre los que se asienta el imperio de Marc Márquez: “No hay un secreto, son muchas cosas: el equipo, el entorno, la personalidad… No existe una sola clave”. El de Cervera se encargó de remarcar que “mantenerse así es duro. El número de títulos que gane es indiferente porque ya he cumplido mi sueño”, Y éste no es otro que ganar un mundial en cada una de las categorías. Lo que no se esperaba es hacerlo escribiendo páginas y más páginas de los libros de historia sobre el motociclismo. Algo a lo que el piloto de Repsol Honda resta importancia pues sólo piensa “en ganar y seguir luchando” en las tres carreras que le restan al calendario: Australia, Malasia y Valencia. Por muchos títulos que coleccione, Márquez “sigue siendo como cuando tenía doce años” comentaba un orgulloso Emilio Alzamora.

Y es que el bicampeón más joven de la historia no se cansa “de las buenas noticias” mientras confiesa, con la humildad que le caracteriza, que se le pone “la piel de gallina cuando escucho los elogios de Valentino y Jorge. Yo he aprendido de ellos y de Dani. Y lo seguiré haciendo”. La temporada pasada fue consciente de lo que había conseguido en Navidad, cuando las aguas volvieron a su cauce. En Japón las cosas no fueron distintas: “Aún no he conseguido reaccionar. Me iré dando cuenta luego”. Quizás fue consciente mientras celebraba el título en uno de los típicos karaokes de Japón. Marc Márquez y su equipo tenías razones de sobra para ‘dar el cante’.

Ha batido a los mejores sobre el asfalto. Ha retado y superado a los míticos. Ha recibido un aluvión de alabanzas cada vez que se subía a la Honda y era él el encargado de marcar el ritmo. Ha cuadrado los números a su antojo. Y, sobre todo, ha hecho historia dentro del motociclismo nacional e internacional. No es algo fácil de digerir y por ello, en el ‘parc fermé’, todo un campeón se quedó sin palabras. “No sé qué decirte”, contestaba Marc Márquez a los micrófonos de Movistar Televisión. Acababa de convertirse en el bicampeón del mundo más joven de la historia y la precisión del samurái que minutos antes había festejado el título dejó paso a la sonrisa de un niño de 21 años que aún no había podido reaccionar.

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