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La importancia de la estrategia
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UNO DE LOS PUNTOS FUERTES DE MÁRQUEZ

La importancia de la estrategia

Márquez se ha revelado como un perfecto estratega. No ha dudado a la hora de innovar en las clasificaciones o en parrilla, minutos antes de que empezase la carrera

Foto: Marc Márquez junto a Santi Hernández, su jefe de mecánicos (Repsol Media).
Marc Márquez junto a Santi Hernández, su jefe de mecánicos (Repsol Media).

La versión mejorada de Marc Márquez no sólo ha dejado numerosos ejemplos de la inteligencia de un piloto campeón, también ha revelado al catalán como un perfecto estratega. Ayudado por su equipo y de la mano de su fiel escudero, Santi Hernández, no ha dudado a la hora de innovar en las sesiones de clasificación optando por cambiar la moto en lugar de los neumáticos o haciendo dos paradas. No le ha temblado la mano a la hora de cambiar las ruedas mientras las motos aguardan formadas en la parrilla de salida y ha ensayado hasta la saciedad aquellos puntos en los que flaqueaba. Y es que la carrera de Australia de la temporada pasada marcó un antes y un después que, en el caso del Márquez estratega, ha servido para mejorar.

Faltaban tres carreras para que el Mundial de Motociclismo bajase el telón que señala el final de la función. El título estaba en juego y las cotas de emoción, en lo más alto. La carrera de Phillip Island no iba a ser como las demás, eso era algo que todos sabían. Lo que pocos se imaginaban era el error que iba a cometer Marc Márquez. Las órdenes eran claras: todos los pilotos estaban obligados a cambiar de moto antes de la vuelta número diez. Las cuentas fallaron, Marc entró un giro después y fue descalificado. La lucha se equilibraba. El piloto fue el primero en levantar el ánimo a todos los que formaban parte de su equipo y aunque aquel error no impidió que Márquez se proclamase campeón en Valencia, dejó huella y una lección en el box de Repsol Honda.

Con un equipo renovado gracias a la entrada de aquellos que le acompañaron en su camino hasta el título de Moto2, el campeón del mundo ha trabajado para desvelar su faceta de estratega y para limpiar el honor que quedó manchado aquel domingo de octubre en Australia. Las primeras sorpresas llegaron en las sesiones de los sábados. A lo largo de la temporada, en la pelea por hacerse con la pole, Marc cambiaba de moto en lugar de cambiar de neumáticos para ganar una vuelta. En Jerez fue un paso más allá y paró dos veces en boxes cuando lo normal es realizar una parada desde que la duración de la clasificación se estableció en quince minutos. Santi tenía todo calculado: daba tiempo a pasar un par de veces para cambiar de moto y usar tres neumáticos traseros blandos. La última entrada la hizo cuando apenas faltaba un minuto: rebajó en 69 milésimas de segundo la marca establecida por Lorenzo hace seis años.

Un salto ensayado hasta el anochecer

El trazado andaluz fue testigo de la entrega de Márquez y de su equipo. Vieron anochecer desde el box, allí donde el piloto entrenó una y otra vez el salto que le permite cambiar de moto en dos segundos y medio. Marc no toca el suelo por dos razones: ahorra tiempo y es la forma más cómoda que ha encontrado para cambiar de moto. Lo demostró en la clasificación de Jerez y en la carrera de Assen. Holanda fue el escenario en el que dio una nueva lección de estrategia. Con el recuerdo de Phillip Island mitigado, pero latente, tomó bajo su control todas las posibilidades que podrían darse a lo largo de la carrera. Y es que dicen que no hay mejor improvisación que la que se prepara. Después de seis vueltas y con una vía lo suficientemente seca, Márquez fue el primero en entrar al box para cambiar de moto. Ésta estaba situada en un lugar en concreto, señalado con cinta en el asfalto. Era la única marca que había en todo el pit lane.

Lo cierto es que Márquez no esperó para sorprender. En Qatar, la primera cita de la temporada, la arriesgada decisión que tomó cinco minutos antes de la carrera levantó primero suspicacias que luego se transformaron en admiración. Ningún piloto había rodado a las diez de la noche y no sabían cómo iban a reaccionar los neumáticos. Marc descartó experimentos e hizo la misma apuesta que el resto: compuestos blandos para su Honda. Junto a su equipo, fraguó la estrategia hasta bien entrada la madrugada del sábado y aunque hubo acuerdo común, había algo que no terminada de cuadrar en la meticulosa cabeza del campeón. Siguió dando vueltas al plan hasta que tomó una decisión con tan poco sentido que resultó vital para ganar. Le dijo a Santi, su mecánico, que quería probar el neumático duro en el ‘warm up’ para ver qué tal se sentía. Eligió montarlo provocando las miradas de sorpresa de sus compañeros; fue el único que salió con compuesto duro… y ganó. Un cambio que, en 2013, también quiso hacer y su equipo le desaconsejó.

Los errores de Misano y Aragón

Ese don que tiene para saber qué es lo mejor en cada cita, para estudiar y analizar cada circuito dando con las claves para ser el mejor de la parrilla le ha fallado pocas veces. En concreto, dos: Misano y Aragón. Un par de errores que se podía permitir gracias a una primera parte de la temporada perfecta. Aquellas diez victorias consecutivas le dieron un colchón de puntos en el que caer cuando las cosas no fueran tan bien, pero la presión de lo sucedido en las dos últimas carreras estaba ahí, como una losa invisible sobre los hombros del ya campeón: “No me podía permitir un tercer error consecutivo y quizás por eso en la primera curva tuve demasiado miedo y me pasaron varios pilotos; creo que es normal ya que corrí pensando en ganar el campeonato”.

Con todos los ojos puestos en su primera bola de partido, Marc Márquez aplicó las lecciones aprendidas en Aragón e Italia. Las mismas que desgranó después de cruzar la línea de meta de Japón en segunda posición: “El error de Misano fue provocado por Valentino, que es el que iba liderando la carrera, y por el exceso de confianza y el margen que tenía de puntos. Me permitía cometer algún error y allí les dije a los mecánicos que lo iba a probar y no salió”. Reconoció el fallo y el riesgo asumido antes de confesar que lo visto en Motorland la semana pasada no entraba dentro de sus planes: “En Aragón sí que no me lo esperaba, pero fue una situación muy diferente y para el futuro ya sé lo que se tiene que hacer o eso espero. Es importante que la gente vea que no todo es perfecto y que tengo margen para mejorar”. El campeón avisa: su techo está lejos de ser alcanzado.

La versión mejorada de Marc Márquez no sólo ha dejado numerosos ejemplos de la inteligencia de un piloto campeón, también ha revelado al catalán como un perfecto estratega. Ayudado por su equipo y de la mano de su fiel escudero, Santi Hernández, no ha dudado a la hora de innovar en las sesiones de clasificación optando por cambiar la moto en lugar de los neumáticos o haciendo dos paradas. No le ha temblado la mano a la hora de cambiar las ruedas mientras las motos aguardan formadas en la parrilla de salida y ha ensayado hasta la saciedad aquellos puntos en los que flaqueaba. Y es que la carrera de Australia de la temporada pasada marcó un antes y un después que, en el caso del Márquez estratega, ha servido para mejorar.

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